Retos del socialismo chileno según Alfonso Guerra, sociólogo y militante
Por Héctor Vera V, periodista, doctor en Comunicación Social
No poco se ha escrito del rol, de la identidad, de la historia del Partido Socialista de Chile (PSCH). Fue fundado el 19 de abril de 1933 en plena crisis del capitalismo mundial. Poco se sabe si este Partido en la actualidad continuará su alianza con el PPD, el PR, o si entrará a una nueva alianza política con Apruebo Dignidad o con el Frente Amplio. El nuevo Congreso del Partido Socialista que se realizará en el primer semestre de este año, debería pronunciarse sobre este asunto.
Hay enfoques académicos, históricos, de mirada social y filosófica con sesgos políticos diversos sobre el PSCH. Hoy, su orgánica integra el gobierno de Gabriel Boric con complicadas negociaciones con la coalición Apruebo Dignidad y sus viejos aliados.
De la variada y densa producción de versiones sobre la identidad y el rol de este Partido, deseo destacar la visión del sociólogo y emblemático militante Alfonso Guerra Muñoz, de 85 lúcidos años.(1) Su tesis central es que el Partido Socialista de Chile nace de la demanda de las luchas de los trabajadores organizados de la minería y la ganadería y su sello es latinoamericanista, es una organización revolucionaria y democrática al mismo tiempo, buscando construir un tipo de socialismo distinto al de la Unión Soviética y a la socialdemocracia europea. Critica a los que se autodenominan “socialistas democráticos” porque esto es una total redundancia. No existe para el PSCH un socialismo que no sea democrático. Solo la profundización democrática es el camino de igualdad y libertad social.
Por ello el tema de los modelos y de las formas de lucha violenta no han estado en la esencia de su desarrollo. Su línea de acción política debe estar adecuada a las demandas sociales concretas de la sociedad chilena. En ellas ha dominado la lucha por el poder político, siendo ajena la lucha militar o el uso de la violencia organizada. El campo de lucha del PSCH es el mundo político y el apoyo a las demandas sociales de los trabajadores.
Los padres de Alfonso Guerra Muñoz, vivieron, como trabajadores de la pampa salitrera, la gran matanza de la Escuela Santa María de Iquique de 1907 hecha por el Ejército chileno en el Gobierno de Pedro Montt. El impacto histórico de este momento disparó la herencia de la lucha familiar que recogió Alfonso Guerra, quién entró a militar en el Partido Socialista de Chile en 1954.
Desde esa fecha, Guerra no ha dejado de participar en la organización hasta hoy. Sin embargo, se plantea el problema de por qué se sigue manteniendo en una organización que dista mucho de lo que esperaba de su doctrina y de su acción. Hoy estima que los actuales conductores, los lotes que lo controlan, no están traduciendo el espíritu ni la misión central del Partido. Administran algo ajeno a la lucha social que los rodea. Esto lo sabe muy bien, tiene pocas esperanzas de que cambie algo sustantivo con el Congreso, pero dice no tener alternativa.
Frente al nuevo Congreso del Partido, que debe realizarse en mayo de este año (2022), y la elección de un nuevo Comité Central, se empieza a reactivar el debate nacional de los militantes, pero también de muchos de los que ya no militan, como los que están en la Plataforma Socialista, interesados en darle un rumbo más ajustado a la misión histórica que cumplió en el pasado.
Hay consenso entre los propios militantes, en que la nueva ley de partidos políticos, apoyada por los actuales dirigentes y parlamentarios socialistas, dificulta tener una organización adecuada. La actual ley que pone en el Servel el control de las fichas de los militantes a cambio de las subvenciones a los votos obtenidos por los candidatos en las elecciones populares y directamente a las propias organizaciones, ha hipotecado el control de sus propios militantes y dado paso a bandas internas que manipulan el padrón, como se comprobó en el caso del alcalde de San Ramón.
Todos ellos están interesados y expectantes del futuro del Partido Socialista, incluyendo señeros dirigentes que han abandonado la militancia como Jorge Arrate que fue Secretario General. Nadie sabe muy bien cuál será el rumbo que podría tomar el PSCH si logra sobrevivir a las sucesivas crisis y a las luchas de lotes o fracciones que buscan su control legal y económico.
Para Guerra, lo que define la identidad del Partido Socialista está en el programa y las bases estratégicas del año 1947, un partido que se define como instrumento de las clases trabajadoras en lucha contra las desigualdades, las restricciones democráticas del capitalismo, modo de producción que busca reemplazarlo por un socialismo profundamente humanista, igualitarista y libertario. Es un partido latinoamericanista que adopta o debe asumir las formas de lucha que le interesan a las clases trabajadoras. No puede actuar fuera de ese mandato o desarrollar una voluntad independiente de su base social.
Por eso la creación en los años 60 del grupo ELN, (Ejército de Liberación Nacional o Elenos ), inspirado en la guerrilla de Fidel Castro y del Che Guevara, resulta inusitado porque crea una estructura militar propia para apoyar la lucha armada. Para Guerra esto resulta una total anomalía para el Partido, porque esta organización es necesariamente vertical con ausencia de debates internos, voluntarista, clandestina. De esta manera el PSCH abrió la puerta a una visión militarista, disminuyendo el debate interno y comprometiendo el diálogo social necesario a un partido que lucha por los cambios en los terrenos político, cultural y social.
Este paso en falso, influido por las guerrillas en Cuba y Bolivia, tuvo serias consecuencias en la vida del Partido, lo empezó a desorientar en su identidad de partido de masas buscando ser un partido de vanguardia no estando preparado para ello. La experiencia de la Unidad Popular le devolvía al Partido de Salvador Allende su esencia en la lucha política, pero la terrible derrota sufrida con el golpe cívico militar anti socialista de la dictadura de Augusto Pinochet, se perdió el liderazgo, el partido se dividió en dos grandes fracciones y fue un tanto satelizado por el Partido Comunista durante la dictadura.
El diagnóstico de este emblemático militante es severo: El partido socialista al ser derrotado en su proyecto cultural político de apoyo a la lucha emancipadora de la clase trabajadora en 1973, perdió la brújula ideológica y política, perdió su identidad política y solo pudo sobrevivir confundido en la cultura de los triunfadores y transformándose en un administrador más del modelo capitalista que instaló la dictadura de Pinochet.
Este juicio es compartido por Plataforma socialista(2) “El socialismo chileno como corriente política hoy se encuentra en una grave crisis. Es una crisis de proyecto y de sentido histórico. Es también una crisis ética… Ha dejado de ser un partido de militantes y su democracia interna la definen hoy redes clientelares de “militantes ficha”. Estas prácticas clientelares han conducido a un deterioro ético y a reducir la soberanía democrática de los verdaderos militantes”.
Lo que ocurrió en el año 1973, según la visión de Guerra , no fue el triunfo de un golpe militar fascista, como lo sostuvo el Partido Comunista y buena parte del Partido Socialista, sino el triunfo de una fuerza contra revolucionario capitalista que buscó desmantelar a las organizaciones sindicales, que logró destruir los proyectos sociales de obreros y campesinos, encubado durante 70 años, debilitando profundamente la capacidad de los trabajadores y con ello sacarle la base de sustentación social al Partido Socialista. Este proceso de cambio social ha sido ayudado por los cambios tecnológicos globales que han modificado los modos de producción capitalista, relativizando el rol de los trabajadores y haciendo aún más influyente el rol del capital.
Los movimientos sociales del estallido social (18, Octubre, 2019) han venido a reemplazar, en parte, al movimiento de las clases trabajadoras, pero no han logrado instalar un proyecto alternativo coherente que se exprese con respaldo político. El Frente Amplio constituye un paso que, de alguna manera, ha expresado visiones y sentimientos que debieron ser las banderas del socialismo. Todo está por rehacerse en el mundo político del Chile actual, incluyendo el potencial de aceptación y de rechazo a la nueva Constitución.
- Los contenidos expresados acá relacionados con las ideas de Alfonso Guerra Muñoz, han sido tomados de los conversatorios por zoom organizados por el Núcleo Socialista Virtual, conducido por el militante Carlos Poblete, residente en Bruselas, Bélgica.
- Plataforma Socialista es una instancia de debate sobre el socialismo chileno. https://www.plataformasocialista.cl/
Alfonso Guerra y Carlos Poblete grandes del Militantes del PS