La misión del FMI, que visitó Santiago del 21 al 25 de marzo para discutir con las autoridades los sucesos económicos recientes, la pandemia por Covid-19, la guerra en Ucrania y sus implicancias para las prioridades políticas del país, valoró «la agenda de reformas de gran alcance de las autoridades chilenas, cuyo objetivo es abordar la desigualdad, proteger a los más vulnerables y fomentar una economía verde manteniendo la estabilidad macroeconómica y la sostenibilidad fiscal”.
“La recuperación económica va bien avanzada. Tras una caída de 6% en 2020, el PIB recuperó un 11,7% en 2021, impulsado por una respuesta política amplia y coordinada, una vacunación generalizada y los altos precios del cobre. Con el retiro del estímulo monetario y fiscal, se espera que el crecimiento desacelere este año, lo que ayudará a mitigar los riesgos de sobrecalentamiento y aumento de la inflación”, agregó.
“El Banco Central ha respondido adecuadamente a las presiones inflacionarias, aumentando rápidamente la tasa de política monetaria. La inflación, impulsada por un aumento de la demanda interna, las limitaciones de la oferta a nivel mundial y los altos precios de las materias primas, alcanzó un 7,8% en febrero, haciendo que las expectativas de inflación a dos años suban a un 3,7%”, manifestó.
“A medida que la recuperación se afianza gracias a una respuesta eficaz ante el Covid-19, el gobierno se embarca en una consolidación fiscal guiada por la regla fiscal. El presupuesto aprobado para 2022 prevé la eliminación gradual de las medidas de estímulo fiscal por el COVID-19 y la reconstrucción de los colchones fiscales. Ante el retraso en la recuperación del empleo en ciertos sectores y el aumento de los precios a nivel mundial de los alimentos y los combustibles, la política fiscal deberá continuar brindando apoyo específico a los más vulnerables”, expresó.
“Los riesgos globales y la incertidumbre están elevados y aún más por la guerra en Ucrania. Si bien Chile se beneficia de los altos precios del cobre, el aumento de los precios a nivel mundial de los alimentos y el combustible, como también más disrupciones en la cadena de suministro, suman a las presiones inflacionarias. Los riesgos también pueden venir de condiciones financieras globales mucho más estrechas o de un giro adverso de la pandemia. Un sostenido historial de políticas y marcos institucionales muy fuertes y una deuda pública relativamente baja mejoran la resiliencia y la capacidad de Chile para responder a los shocks”, concluyó.