Los escenarios ligados al plebiscito de salida y al gobierno de Gabriel Boric

Por Héctor Vera V Periodista, doctor en Comunicación Social.

En el mundo actual marcado por la sobre abundancia de información pública y privada, de noticias reales y falsas, reina, consecuentemente, la incertidumbre de lo que podrá ocurrir en un futuro próximo.

La actualidad política y social de Chile tiene muchos ingredientes que intervienen para agudizar las dudas de lo que vendrá porque se están definiendo los marcos de la convivencia democrática. Del lado político hay un nuevo gobierno de Apruebo Dignidad del Presidente Gabriel Boric Font, que se comprometió con cambios sociales profundos. Frente a este gobierno hay una poderosa y variada oposición con enormes recursos económicos, simbólicos y políticos que frenará su proyecto y no perdonará errores. También por otra parte existe una Convención Constitucional que prepara una nueva Constitución, distinta a la impuesta por la dictadura de Pinochet, que -todo indica- tendrá un difícil terreno para el Plebiscito de salida, aunque logre acuerdos internos importantes. Entre medio de estas fuerzas en debate, está la sociedad chilena.

Hay tres escenarios posibles para Chile ligados a estas dos grandes dinámicas políticas, mirado desde la necesidad de un cambio social con estabilidad, basado en amplios acuerdos sociales y políticos para que se inicie un proceso de transformación que lleve a una sociedad más participativa y diversa , menos desigual, con menos abusos del gran capital, con más justicia efectiva y con un estado más activo que dé garantías de un buen desarrollo y una sana convivencia. Estos escenarios se pueden resumir de la siguiente manera:

Escenario optimista: Se aprueba con alta participación la Nueva Constitución. De esta manera también el Gobierno de Gabriel Boric logra un buen desempeño y se instala un proceso de institucionalización de las transformaciones acordadas con un apoyo político sólido y con una oposición razonable en que se logra marginar a las fuerzas más radicales del rechazo. Se logra bajar la violencia en la araucanía e iniciar un proceso de entendimiento con las comunidades mapuche y las forestales, disminuye la presión migratoria y se empieza a legalizar la estadía de los que han ingresado al país. Se empieza a ser más efectivo en el combate a la delincuencia y la justicia realiza mejor su trabajo generándose un clima sano de convivencia nacional. La corrupción y el narcotráfico empieza a bajar sensiblemente.

Escenario pesimista: Se rechaza la Nueva Constitución y se procede a dilatadas y difíciles negociaciones políticas para remozar la Constitución de la Dictadura buscando una fórmula que pueda aparecer aceptable restándole fuerzas a quienes quieren cambios sustantivos en la sociedad chilena. La violencia en la Araucanía se sigue desarrollando y militarizando la región. La presión migratoria se mantiene en los términos ya conocidos. Se sigue profundizando la inseguridad de la población frente a la delincuencia, la pérdida del control policial y la sensación de impunidad por deficiencia de la justicia. La corrupción y el narcotráfico se agudizan y se percibe que la convivencia social es tóxica en Chile.

Escenario probable: Se aprueba con leve mayoría la Nueva Constitución en junio del 2022. De esta manera, el Gobierno de Gabriel Boric enfrenta una difícil negociación con sus aliados y la oposición para implementar el proceso de institucionalización de las reformas acordadas en la Convención que modifica los poderes del Estado y las reglas democráticas.

Esto implica que no bajarán ni las acciones opositoras destinadas a frenar los cambios ni las protestas sociales que exigirán más profundización de esos cambios. En la Araucanía habrá avances y retrocesos en el diálogo con las comunidades y con los empresarios forestales. La migración da señales de estabilizarse y el gobierno logra instalar la reforma tributaria y otras leyes importantes. La delincuencia se mantiene alta pero se dan pasos para mejorar los servicio de inteligencia y la detección de las principales organizaciones. La corrupción se empieza a combatir mejor que antes aunque no se logra un nivel de control satisfactorio para la población.

Esta mirada prospectiva nos permite advertir que nada será fácil para los chilenos en los años que vienen, cualquiera sea el resultado de las apuestas políticas. Esta gran dificultad proviene del choque de expectativas y de la propia desigualdad social de nuestra sociedad, de la larga negación de los derechos de los pueblos originarios, del maltrato a las mujeres, de los bajos sueldos y de las malas pensiones, del bajo complimiento del Estado para garantizar los derechos de igualdad de trato y oportunidades, de asegurar una salud y una educación adecuada o de un medio ambiente sano.

Lo único que puede garantizar avanzar hacia un escenario deseable u optimista es logrando que la propia sociedad civil, más que las autoridades, se interese en participar democráticamente. Una alta votación del plebiscito de salida constitucional sería la mejor señal que esto está ocurriendo y que el futuro de Chile es promisorio o está débilmente amenazado.

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