Lo que debes saber de la depresión posparto
Según cifras oficiales, el 15% de las mujeres cruzan por una etapa depresiva severa durante los primeros cuatro meses tras el nacimiento de su guagua.
«Lloraba siempre que mi bebe lloraba, todas y cada una de las veces, mientras lo amamantaba. Le cambiaba el pañal y lo acunaba, mi marido me preguntaba qué ocurría y yo simplemente negaba con la cabeza, con las lágrimas corriéndome por las mejillas, y decía: No lo sé «….
Este es el relato de una de las tantas mujeres que sufren de depresión posparto, un trastorno mental afectivo severo más común de lo que se imagina, razón por la cual es fundamental consultar.
¿Qué es?
El puerperio es una etapa del embarazo en donde se dan muchos cambios, convirtiéndose en el periodo donde la mujer tiene mayor riesgo de presentar una psicopatología, como la depresión. “Esta es la patología psiquiátrica más frecuente en el posparto y dadas sus potenciales repercusiones en el bienestar de la madre y del bebé, su correcto abordaje debe constituir una prioridad en Salud Pública”, explica Jorge Corrales Peluffo, gíneco – obstetra y jefe de la Unidad de Puerperio del Hospital Santiago Oriente Dr. Luis Tisné Brousse.
La Depresión Posparto (DPP) se define como cualquier enfermedad depresiva no psicótica que ocurre en la madre durante el primer año después del nacimiento. Consiste en una fuerte vulnerabilidad a la depresión que empieza de manera importante entre las 4-6 semanas posparto y persiste por más de 2 semanas.
Consultado sobre si esta situación es algo “normal” en las mujeres luego de tener a su hija o hijo, el doctor explica que no les pasa a todas las pacientes, “pero si se estima que más de un 40% de las puérperas presentan síntomas depresivos – ansiosos inespecíficos en el posparto y hasta un 15% presenta un episodio depresivo. Ahora, que sea normal no quiere decir que sea bueno, por eso es importante el diagnóstico temprano y el manejo precoz”.
La prevalencia mundial va de un 10-20%, dándose más en madres adolescentes (26%) y en los niveles socioeconómicos más bajos (38%). En Chile la prevalencia puede alcanzar hasta un 35% y se maneja una incidencia del 8-9%
¿Cómo detectarla?
Muchas veces los síntomas son difíciles de percibir y llegan a tomarse como «normales» en el periodo puerperal. Tiene los mismos síntomas que una depresión fuera del embarazo, con la única diferencia que es gatillada por el nacimiento de un hijo. Se caracteriza por llanto, abatimiento, labilidad emocional, sentimiento de culpa, pérdida de apetito, problemas de sueño y sentimientos de incapacidad de hacer frente a las necesidades del bebé, problemas de memoria, fatiga e irritabilidad. Algunas mujeres pueden preocuparse de forma excesiva por la salud de su guagua o verse a sí mismas como madres malas, inadecuadas o poco cariñosas.
“Es importante diferenciar la DPP del síndrome disfórico (“postpartum blues”) el cual es un cuadro leve, autolimitado y transitorio, que se presenta durante las primeras 48 – 72 horas y que suele durar de horas a máximo 1-2 días. Ocurre habitualmente en relación a los cambios hormonales propios de este período. Sin embargo, hasta un 20% de las madres con disforia posparto llegan a convertirse en DPP, de ahí la importancia del seguimiento de las mismas. En Chile, la detección se basa en la aplicación de la escala de Edimburgo, validada desde 1995 por el Ministerio de Salud. En el posparto se debe aplicar a los 2 y 6 meses, consta de 10 preguntas, puede ser realizada por médico o matrona y maneja punto de corte de 9/10 para depresión menor y 12/13 para depresión mayor”, explica el Dr. Jorge Corrales Peluffo.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo de la DPP son de tipo psicosocial, y se pueden clasificar en: predictores fuertes, moderados y leves. “El haber sufrido depresión anteriormente se considera el factor más fuerte, y acompañan en este grupo también el de depresión y ansiedad en el embarazo y de depresión posparto en embarazos anteriores. Otros factores son el bajo nivel de apoyo social, eventos vitales estresantes y relación disfuncional de la pareja. La ausencia de pareja, dificultades socioeconómicas, complicaciones obstétricas y embarazo no deseado o no planeado, han demostrado una menor evidencia clínica y asociación para la DPP”, explica.
En cuanto a su tiempo de duración, este es variable y va a depender de las intervenciones que se realicen, controles y, por supuesto, disposición de la madre: “Recordemos que una DPP puede ser el inicio de una depresión mayor y esta última puede persistir hasta por muchos años convirtiéndose en enfermedad crónica”, cuenta el profesional.
Tratamientos
El tratamiento se basa en intervenciones: psicoterapéuticas y farmacológicas, siendo las primeras el tratamiento de primera línea por el menor riesgo de efectos secundarios en el recién nacido. Las intervenciones terapéuticas deben aplicarse en depresión leve-moderada y consta de psicoterapia interpersonal, terapia cognitiva conductual, consejería e intervención psicosocial grupales y familiares. También en Chile se cuenta con los recursos de apoyo de CHILE CRECE (talleres parentales, servicio de asistencia telefónica en crianza, entre otros). “Las intervenciones farmacológicas deben dejarse solo en casos de depresión severa, evaluando el riesgo/beneficio en conjunto con la madre con respecto a lactancia”, explica el jefe de la Unidad de Puerperio del Hospital Santiago Oriente Dr. Luis Tisné Brousse.