Talibanes ordenan duras restricciones a mujeres y reniegan de aperturas prometidas
Desde que retomaron el control, los talibanes, que desean ser reconocidos por la comunidad internacional, se declararon más moderados que durante su primer mandato, pero estas restricciones se suman a varias medidas tomadas para imponer su visión ultraconservadora del islam.
Los talibanes ordenaron colgar carteles en las tiendas de Kabul en los que se advierte que las mujeres «deben» llevar hiyab, y decidieron impedirles en dos provincias la utilización de baños públicos, lo cual se contradice con las promesas iniciales de apertura que hicieron cuando recuperaron el poder tras 20 años de fallida intervención militar de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán.
Los carteles están acompañados de un breve texto que afirma que, «según los principios de la sharia (ley islámica), las mujeres deben llevar hiyab», sin precisar si se trata de un mero pañuelo o de una prenda que cubra todo el rostro.
Los carteles fueron publicados por el Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, una temida institución durante el primer Gobierno talibán (1996-2001) y restablecida por los islamistas a mediados de agosto pasado, cuando volvieron a gobernar.
«Esos carteles fueron publicados por el ministerio pero eso no quiere decir que si una mujer no los sigue a rajatabla, vaya a ser castigada o golpeada», afirmó un vocero talibán, citado por la agencia de noticias AFP.
«Es simplemente una forma de alentar a las mujeres musulmanas a cumplir la ley de la sharia. Pero si una mujer se cubre con un simple velo, también está bien. En líneas generales, esos carteles son una incitación», agregó.
Antes de que los islamistas volvieran al poder, las afganas solían cubrirse al menos con un pañuelo y muchas de ellas también llevaban burka, incluso en las zonas controladas por el anterior Gobierno apoyado por Estados Unidos.
A su vez, los talibanes dispusieron impedir que las mujeres de las provincias sureñas de Balkh y Herat vayan a los hammams, los baños públicos, un espacio muy popular en el mundo islámico, reseñó la agencia de noticias ANSA.
Esa posibilidad representa para muchos, en el frío Afganistán, la única oportunidad de bañarse en condiciones de calidez, así como de estar en un lugar dedicado al lavado ritual.
La medida de cerrar las secciones femeninas de los hammams públicos del norte provocó una nueva ola de indignación y temores de que la decisión se extienda a todo el país.
Las mujeres, que utilizan habitualmente los baños para la limpieza y purificación ritual exigidas por la ley islámica, protestaron porque, sostienen, el cierre de los baños públicos representa otra violación de sus derechos fundamentales.
La decisión fue anunciada por Sardar Mohammad Heydari, un funcionario de la rama provincial del Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, aunque otro líder, que habló bajo condición de anonimato, confirmó al diario The Guardian la medida, y agregó que los nuevos líderes afganos deberían centrarse en «batallas más importantes».
Desde que retomaron el control, los talibanes, que desean ser reconocidos por la comunidad internacional, se declararon más moderados que durante su primer mandato, pero estas restricciones se suman a varias medidas tomadas para imponer su visión ultraconservadora del islam.
Por ejemplo, establecieron que cualquier mujer que desee viajar largas distancias deberá estar acompañada por algún hombre de su familia más cercana y pidieron a los conductores que no acepten mujeres a bordo si no llevan puesto el «velo islámico».
Además, en la región de Herat instaron a decapitar a los maniquíes de las tiendas, en una nueva muestra que rechazan la exposición de figuras femeninas en la vía pública. (Télam)