Pichilemu: el mar y las olas, la punta de lanza del regreso del turismo
Más allá de los múltiples encantos y seducciones que Pichilemu puede llevar en sus paisajes, hay una conjunción social y patrimonial que reúne a un mundo de turistas y amantes de la disciplina en esta particular locación: el surf.
La pandemia trajo infinidad de problemas económicos en distintos aspectos de nuestra vida. El sector que tal vez más sufrió este desdén comercial fue el turismo. En países como Chile, donde los ingresos de divisas dependen de las temporadas altas y de lo que tenga para ofrecer el verano, los esfuerzos se vieron doblegados por esta doble crisis. Hoy, asoma un rayo de esperanza.
Pichilemu siempre ha sido un bastión del turismo costero chileno. Por las cuarentenas, sus rendimientos comerciales bajaron considerablemente y recién ahora parece renacer de las cenizas.
Al suroeste de Santiago, se encuentra esta pintoresca ciudad que en idioma indígena mapuche significa: “bosque pequeño”; haciendo referencia obviamente al bosque municipal de Pichilemu. Un precioso camino guiado por palmeras milenarias, pinos y eucaliptos, que acaparan más de 6 hectáreas de parquizado.
Continuando nuestro recorrido por la ciudad, nos podremos encontrar con el Centro Cultural Agustín Ross. Un edificio construido a comienzos del Siglo XX que a medida del paso de los años fue cambiando su función para la comunidad de Pichilemu. Primero fue un casino (uno de los primeros de todo Chile), luego de que fue declarado ilegal se convirtió en biblioteca, y hoy es el espacio cultural que recuerda a Ross: un político chileno que tuvo una destacada actuación diplomática en la Guerra Civil, y que luego se convirtió en Senador Nacional. El Centro fue inaugurado por la ex presidenta Michelle Bachelet en el año 2010 y desde entonces es un gran atractivo de la ciudad.
Más allá de los múltiples encantos y seducciones que Pichilemu puede llevar en sus paisajes, hay una conjunción social y patrimonial que reúne a un mundo de turistas y amantes de la disciplina en esta particular locación: el surf.
Las playas de Pichilemu no solo cuentan con un oleaje que puede alcanzar los 10 metros de altura, sino que la consistencia de ese oleaje hace que esta ciudad sea el perfecto hogar para los deportistas de todo el mundo. Tanto es así, que Pichilemu es conocida como la capital mundial del surf. La distinción que tiene con otros centros turísticos de esta índole, es el peligro que los demás ofrecen. Las playas australianas, estadounidenses, brasileñas o portuguesas suelen contar con un mar cambiante e indomable, y un oleaje endeble e imposible de pronosticar. Por esta razón, ha aumentado el interés de los distintos organismos internacionales para con la ciudad, y se han organizado ya varias competencias importantes en estas playas.
El Infiernillo, Punta de Lobos y Playa Hermoso son los 3 lugares donde la magia se impregna; día tras día, noche tras noche. En Pichilemu se respira sal de mar, y se transpira surf. Es tal la fascinación con el deporte, que a partir de los 6 años, los niños pueden comenzar sus entrenamientos en alguna de las diversas escuelas de surf que fueron arrendadas en estas costas. Además del surf, hay otros deportes acuáticos que puedes realizar si no te animas al primero. El windsurf, el kitesurf, o la vela son otras de las actividades muy requeridas por los turistas que vienen al Pacífico a disfrutar de sus vacaciones. Cualquier sea que elijas, te recomendamos este sitio para que escojas cabañas en Pichilemu donde hospedarte.
Asimismo, existen muchos otros ‘sightseeings’ en el hermoso “pueblo” de Pichilemu. El famoso molino de agua de Pañul, las salinas de Cáhuil y sus piletas coloridas que fueron declaradas ‘Tesoro Humanos Vivos” por la UNESCO. Sea cual sea el estilo de turismo de tu gusto personal, marca Pichilemu en tu agenda. Seas amante del surf o no, es una hermosa urbe que no podes dejar de conocer.