Ni antibióticos indiscriminados ni despreocupación por las fugas: la defensa de la industria salmonera
A raíz del último informe de Seafood Watch, que objeta al salmón de Chile por el uso de antibióticos y los escapes de peces desde los centros de cultivo, el sector asegura que el producto nacional está mejor calificado que el Noruego y que en 8 de las 10 recomendaciones “sale bien parado”.
En un comunicado dado a conocer hoy por Salmones Camanchaca, el vicepresidente de la empresa, Ricardo García, sostiene que Chile, segundo productor mundial del producto marino, resultó muy bien evaluado por Seafood Watch, muy por encima de Noruega, en el informe publicado hace unos días y que, según Oceana, había generado una alerta mundial.
“Un quinto de nuestra producción está bien calificada, comparada con menos de un décimo en Noruega”, señala.
Según García, “las recomendaciones de Seafood Watch se basan en 10 principios, y en 8 de ellos, Chile sale bien parado. Entre los principios en que estamos bien están los sistemas de información para seguir las variables claves del cultivo; el bajo riesgo de escurrimiento de afluentes a las aguas; buena ubicación de los centros de cultivo; uso de alimentos de fuentes sustentables; prevención de parásitos; uso de peces que provienen de pisciculturas; y poca interacción con animales depredadores”, dice.
Y agrega: “Estos 8 de 10 no nos generan autocomplacencia, pero sí nos motiva para mejorar los otros”.
Respecto a las objeciones de Seafood Watch sobre uso de antibióticos (AB) y escapes de peces desde los centros de cultivo, el ejecutivo de Camanchaca, Presidente de Chilean Salmon Marketing Council y director de Salmon Chile, aclara que los primeros no se usan “voluntaria o indiscriminadamente”, sino solo en peces enfermos y con una orden médica, con productos validados por la OMS y que son de eliminación rápida. “El filete o la porción de salmón no tienen antibióticos, cuando son consumidos, pues hay obligación de dejar pasar un buen tiempo entre un tratamiento y la cosecha”, asegura García.
Según el ejecutivo, quien valora el aporte que hace Seafood Watch a la industria, el sector en Chile está comprometido con ellos a reducir en 50% el uso de AB al 2025. “Hay muchos avances, mejorando prácticas operacionales e incorporando nuevas tecnologías. Las enfermedades y el uso de AB son cosas muy costosas y a nadie le conviene”, agrega.
Sobre las fugas de los centros de cultivo y luego de aclarar que en Chile se crían tres especies de salmónidos -Salar, Trucha Arcoíris y Coho-, la primera (que es la principal) es incapaz de establecer poblaciones naturales y no interactúa con especies silvestres del mismo tipo, como sí ocurre en el hemisferio norte. Las otras dos fueron establecidas décadas atrás por diversos gobiernos chilenos, con ayuda japonesa y norteamericana, para darle desarrollo al sur del país.
Hoy el sector se encuentra abocado a disminuir los escapes, dicen, que son accidentes producto de una deficiente gestión de riesgos operacionales especialmente en grandes tormentas. Por ello la autoridad chilena, con el objeto de reducir las fugas, ha modernizado recientemente su normativa de estructuras de cultivo, reforzando substancialmente las jaulas, cabos y boyas utilizadas en los centros de cultivo.
El salmón, señalan en la industria, es la proteína animal más sustentable que y, en contraste con otros cultivos de tierra como la carne, necesita 28 veces menos espacio terrestre, 11 veces menos agua, su huella de carbono es 5 veces más baja y no genera deforestación para plantar vegetales.