El nuevo ciclo en la política exterior de Chile
Por Jaime Ensignia, Sociólogo, Dr. en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Libre de Berlín. Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21.
Tras su contundente triunfo electoral en las presidenciales, el mandatario electo Gabriel Boric, ha dado un nuevo golpe a la cátedra con el reciente nombramiento del gabinete que lo acompañará a partir del 11 de marzo próximo.
El nuevo equipo ministerial, de fuerte sello feminista en su composición, tiene un término medio de edad de 49 años.
La Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, es la más joven con 32 años, mientras que el titular de Vivienda y Urbanismo, el hoy senador Carlos Montes, de 75 años, es el más veterano de este nuevo equipo de gobierno.
De los 24 ministerios, 14 serán ocupados por mujeres y los 10 restantes por varones, dos de los 24 se reconocen parte de la diversidad sexual y una buena proporción no reconoce domicilio político partidario.
Ministerios neurálgicos del gobierno entrante, como Interior y Seguridad Pública, el Ministerio de Defensa, el de la Secretaría General de Gobierno y el de Relaciones Exteriores, serán dirigidas por expertas y competentes mujeres.
Este gabinete da cuenta de la apertura y de los cambios políticos y socioculturales que la sociedad chilena está experimentando. Estamos viviendo una época bastante extraordinaria, en la que el Zeitgeist está signado por los cambios en lo político y social, en lo cultural; se respira un nuevo ambiente y clima intelectual, expresado magistralmente por el presidente electo.
Habemus Ministra de Relaciones Exteriores
En el Ministerio de Relaciones Exteriores, el presidente entrante, nombró a la abogada Antonia Urrejola, segunda mujer que dirigirá este ministerio en su historia. Urrejola es experta en Derechos Humanos y fue integrante y ex presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA entre el 2017 y 2021.
Desde su cargo enfrentó decididamente la defensa y la protección de los DDHH denunciando su violación en países como Nicaragua, Venezuela y Cuba, así como también en otras naciones de la región. La ministra designada cuenta, además, con una sólida experiencia en relaciones internacionales. Su nombramiento implica una clara señal de la centralidad que tendrá para el gobierno de Gabriel Boric la defensa de los DDHH en el nivel nacional, regional e internacional. También será un pilar en el desmantelamiento de la sobreexplotada campaña de la derecha política, consistente en asociar espuriamente a la futura administración con los regímenes autocráticos de Nicaragua, Venezuela y Cuba.
El tránsito hacia una nueva política exterior
Nunca se parte de cero en las políticas públicas, tampoco se partirá de la nada en la cartera de Relaciones Exteriores. Sin embargo, un análisis del programa internacional del gobierno entrante torna insoslayable la llegada de nuevos tiempos en materia de relaciones exteriores, dejando atrás la diplomacia muy propia del siglo XX, sello de la Cancillería desde el retorno a la democracia, treinta años atrás. Por cierto, hubo cambios respecto de lo que fuera la política exterior de la dictadura cívico militar (1973-1990), pero estos cambios no fueron tan profundos como lo requería una Cancillería puesta al servicio de la nueva fase de la transición a la democracia. Por ejemplo, no hubo una reforma importante en el ministerio; no existió una renovación de su personal diplomático; la política exterior tuvo un fuerte acento comercial y marcadas debilidades políticas.
Las áreas del programa internacional del gobierno
¿Cuáles son los puntos que han de ser la fuerza motriz de este nuevo ciclo? Nos ceñiremos estrictamente a cuatro grandes tópicos señalados en el programa propuesto por el presidente electo.
– En primer lugar, una política exterior promotora del multilateralismo con una piedra angular en el fortalecimiento de los DDHH, conjuntamente con un marcado acento latinoamericanista (integración regional).
– Segundo, una política exterior emprendedora, apuntando a que el país no actuará aislado de su región “mucho menos si las principales amenazas que se enfrentan son de carácter transnacional”. En este ámbito se necesitará potenciar la capacidad propositiva e innovadora del cuerpo diplomático, es decir una transformación profunda del aparato de Cancillería.
– En tercer lugar y siguiendo el sello que tendrá el gobierno del presidente Boric en todas sus políticas públicas, la política exterior tendrá una fuerte impronta feminista, avanzando hacia un ministerio paritario, priorizando la igualdad de género en la gestión interna y en las representaciones del país en el exterior.
– El cuarto punto indica desarrollar y fortalecer lo que se ha conceptualizado como una política exterior “turquesa”. En términos generales, esta política turquesa es la conjunción de lucha y mitigación contra la crisis climática y ecológica global (componente verde) y la protección ya administración de los océanos (componente azul) tal como se explicita en el programa (1).
En lo inmediato, la ministra Urrejola deberá abocarse a temas que la administración del gobierno de Piñera deja pendientes: las firmas del Acuerdo de Escazú y del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de la ONU. A su vez, tendrá que prestar atención a los alegatos pendientes del caso del Silala con Bolivia y al debate sobre la ratificación -o no- del TPP11, entre otros temas.
En síntesis, el cambio epocal llega, por fin, a la política exterior y pone frente a grandes desafíos a la ministra Urrejola y sus equipos. Chile asoma, a la región y al mundo, desde nuevas perspectivas, propias del siglo XXI.
1)Ver: Propuestas para un nuevo Chile. Cambios para vivir mejor, pág. 221-224, noviembre 2022.