Amistad entre perros: ¿cómo se hace de buenos amigos mi mascota?
Entre los perros sucede como entre las personas: algunos compañeros son de su agrado, mientras que a otros no pueden ni olerlos. ¿Pero... necesita mi perro verdaderamente a otros congéneres para estar bien?
Por Katja Sponholz (dpa) Quien haya observado cómo retozan dos perros uno junto al otro, cómo se atrapan y se persiguen, cómo chocan sus cuerpos, cómo se mordisquean los hocicos o simplemente se acurrucan en sus cestas, no tendrá duda: los perros necesitan perros.
«Quien lo ha vivido, sabe que ninguna persona puede reemplazar a un compañero perruno», afirma Patricia Lösche, presidenta de la Asociación Profesional alemana de Asesores y Entrenadores de Comportamiento Animal (VdTT).
También para el entrenador de vínculos entre perros y personas Andreas Ohligschläger, quien en su hogar de día para canes en la localidad germana de Eschweiler brinda refugio a entre 35 y 40 perros, está directamente fuera de cuestión que los canes necesitan a sus congéneres.
«Naturalmente que los perros necesitan otros perros», se muestra convencido. «Es una conclusión errónea pensar que el perro me tiene a mí, que recibe suficiente atención de mi parte, que no necesita de los de su especie. Porque los perros son perros. No son personas», asevera.
Frecuentemente, indica este autor de libros sobre el tema, las personas piensan que su perro no necesita de comunicación canina o que son demasiado agresivos como para eso.
«Tienen miedo porque sus perros muestran un comportamiento muy antisocial frente a sus congéneres», afirma. La consecuencia: se aíslan, van a pasear solamente por la mañana bien temprano o a última hora de la noche, para no cruzarse con nadie. Y el perro capta con precisión este estado de ánimo tenso.
Para romper con este círculo vicioso, Patricia Lösche recomienda justamente buscar el contacto con otros amigos de dos y cuatro patas. Y asegura que los pequeños gestos resultan decisivos durante estos encuentros.
«Quien no esté seguro de interpretar el lenguaje corporal canino debería acudir primero a una escuela canina donde haya adiestradores y los perros puedan cruzarse y conocerse primero bajo supervisión», aconseja Lösche.
Si conoce bien a su amigo de cuatro patas, puede elegir las rutas de salidas habituales, las zonas de paseo libre o, mejor aún, un terreno neutral. En el marco del encuentro, no se debe llevar a los perros al conflicto lanzándoles juguetes o interfiriendo constantemente en la acción, ya que esto puede conducir a una escalada entre los animales.
En lugar de eso, la actitud que debe adoptarse es la de observar a los canes durante el encuentro. «Si los pelos de la nuca se erizan cuando dos perros machos se miran y van hacia el otro con las patas tiesas y postura orgullosa, no es tan buena idea soltarles la correa», dice la psicóloga de animales.
También Andreas Ohligschläger aconseja: «Si tengo un perro bravo que molesta a los demás, debería apartarlo y enseñarle primero a comportarse adecuadamente».
Si bien se debe tener consideración ante los perros temerosos, tampoco se los debe proteger permanentemente. «Los perros pueden aprender mucho de los perros. También los temerosos y los agresivos», comenta el entrenador de perros de compañía.
Y cómo puedo reconocer que el animal está de ánimo para establecer nuevas amistades? «Cuando notamos que los perros están muy distendidos y se encuentran en absoluta calma», manifiesta Ohligschläger.
También cuando caminan uno al encuentro del otro, gimotean un poco y se invitan a jugar con la clásica posición frontal hacia abajo. Así comienza la comunicación canina.
Existen razas que no se relacionan tanto con las personas y necesitan el contacto con sus iguales: por ejemplo, los perros de manadas como los beagles o las razas de perros de caza.
Y hay asimismo razas que se llevan mejor entre sí: «Los galgos juegan de una manera determinada, con una velocidad y una aceleración completamente diferentes. Otros no pueden seguir el ritmo», dice Lösche. Puede ocurrir que los otros perros se frustren, y que el buen estado de ánimo se convierta en lo contrario.
¿Y qué pasa si tiene lugar un «altercado» durante un encuentro y los perros empiezan a atacarse? Los especialistas opinan que no hay que sobrevalorarlo.
«Justamente entre los machos hay mucho ruido, hacen un ruido asesino por nada», comenta Patricia Lösche. Luego de la contienda, opina Andreas Ohligschläger, no sirve seguir caminos separados, pensando «que fue el otro el que empezó o que todos los perros son malos».
En cambio, afirma, es mucho más sensato decirle abiertamente al otro dueño del perro: «Mire, no funcionó, los dos animales han tenido diferencias, pero de todas maneras pueden ser amables».
Entonces cobra sentido compartir un tramo de paseo o bien esperar un momento y conversar un poco más a distancia. Lo importante para ambas partes, acota, es que el encuentro finalice de manera positiva.