Ray Liotta: «No miro televisión, a no ser que alguien sea asesinado de manera extraña»

Un distinto en los tiempos que corren, Liotta se desenvuelve con una honestidad que permite tanto comprender la elección de sus personajes como alivianar el mito agresivo que lo rodea.

                                                                                                                               Por Victoria Ojam

El actor estadounidense Ray Liotta, recordado por su papel como Henry Hill en el clásico de Martin Scorsese «Buenos muchachos» y vinculado durante décadas con roles de criminales en la industria hollywoodense, admitió de cara a su regreso a la pantalla chica que no es «alguien que mire mucha televisión, a no ser que alguien sea asesinado de una manera extraña».

Su sorpresiva y repentinamente sombría declaración logra el doble efecto de ajustarse al imaginario popular que lo asimila a sus personajes más resonantes y de desencajar en el marco de una conversación sobre su paso como el villano de la tercera y última temporada de «Hanna», la serie de acción de Amazon Prime Video que llegó el pasado 26 de noviembre a la plataforma.

Desde el inicio de su diálogo, Liotta parece ser todo lo contrario a lo que acostumbra a verse en entrevistas internacionales con figuras del ambiente que se deshacen en sonrisas y halagos para las producciones en las que trabajaron.

Dicho de otro modo, las performances que sus colegas ofrecen no sólo en el set sino frente a las cámaras de la prensa son algo que el oriundo de Nueva Jersey esquiva de manera natural pero sin perder la cordialidad: «Cuando me ofrecieron el papel miré las primeras dos temporadas en dos días, algo que definitivamente no recomiendo… es demasiada información», cuenta sobre su acercamiento a la tira.

«Realmente no estaba seguro al principio y dije que no, pero mi agente y mi manager creían que debía hacerlo, así que releí el guion y dije ‘bueno, ¿por qué no le damos una oportunidad?’. Quizás la primera vez lo leí en un día nublado», agrega en esa línea.

El estilo directo y franco que maneja a lo largo del intercambio resulta suficiente para redimensionar a un actor que a lo largo de treinta años peleó por no caer en el estereotipo, alimentado no sólo por su rígido semblante sino por una intrigante y seria expresividad que lo transforman en el candidato ideal para encarnar a violentos y poco escrupulosos en la ficción.

Es que tras debutar en una telenovela a finales de los 70, Liotta encarnó a todo tipo de psicópatas, corruptos y mafiosos del cine en títulos como «Something Wild» (1986), «Unlawful Entry» (1993) y «Tierra de policías» (1997). En el medio, además, se produjo su salto a la fama definitiva en 1990 con la mencionada y aclamadísima película de Scorsese en la que conforma un trío irresistible junto a Robert De Niro y Joe Pesci.

La consulta obligada sobre el tema por parte de distintos medios de su país lo llevaron en más de una oportunidad a asegurar que nunca participó de ninguna pelea en su vida y a recordar los papeles más queribles de su carrera, con los que buscó salir del molde que la industria suele imponer a sus estrellas del momento.

Entre ellos se encuentran dos roles consecutivos que llegaron antes que «Buenos muchachos», como un compasivo hermano en «Dominick and Eugene» (1988) y como el jugador de béisbol «Shoeless» Joe Jackson en la exitosa «El campo de los sueños» (1989), con Kevin Costner; y más tarde fue un comprometido cirujano en «Hospital de héroes» (1992).

Serán las inevitables secuelas del filtro de Hollywood que de todos modos privilegia sus apariciones más amenazantes en la pantalla y un «physique du rôle» innegable -de mirada filosa, rasgos marcadísimos y voz áspera, que a sus 66 años ostenta como nunca- lo que lo llevaron a encarnar recientemente dos personajes de dudosa reputación en «Los Santos de la Mafia», la precuela de la exitosa «Los Soprano» en la que vuelve al terreno gángster, y en esta entrega de «Hanna» a Gordon Evans, el nuevo antagonista de la historia.

«Hace cosas malas pero las racionaliza porque las está haciendo por cómo él cree que Estados Unidos debería funcionar. Está observando siempre a los tipos malos y matándolos ni bien empiezan a mostrarse. Esa es obviamente una manera muy loca de hacer las cosas, pero también fue muy divertido de interpretar», señala con un dejo de empatía sobre su personaje.

La serie, basada en la película homónima de 2011 dirigida por Joe Wright («Las horas más oscuras») y protagonizada por Saoirse Ronan, sigue los peligrosos periplos de una adolescente de 15 años con habilidades mejoradas y entrenada como asesina que creció aislada en un bosque en Polonia junto a su padre, quien la había rescatado de Utrax, un programa de experimentación genética de la CIA.

Tras descubrir su origen, la jovencita armará nuevos vínculos cómplices y se pondrá el objetivo de destruir a todos los responsables de esa estructura desde su interior para conseguir su verdadera libertad.

Liotta se refiere a esta última producción con la actitud de quien sabe que puede confundir a su interlocutor con un humor demasiado sutil pero que está ahí, y se reconoce como alguien que no consume series en esta dorada era de abundancia. Quizás las plataformas no sean lo suyo, pero -confiesa- sí lo son los magazine de grotescos crímenes reales como el tradicional «Dateline» de NBC.

«La historia me atrapó un poquito pero no tanto como la forma en que la estaban desarrollando, porque tiene una sensibilidad muy única en las interpretaciones (de las actrices protagónicas Esme Creed-Miles y la reconocida Mireille Enos) y en la manera de filmarla», dice sobre su experiencia con «Hanna».

Y en ese sentido, comenta: «Algunas escenas tenían mucho sentido para mí y otras no tanto, pero lo genial es que ellas tienen las cosas muy claras después de hacerlo durante dos temporadas. Si bien eso podía afectar a mi personaje, yo soy consciente de que estaba entrando a su territorio, así que lo que ellas quisieran que pasara, estaba bien para mí», añade en un tono desapegado y satisfecho a la vez.

«Me sorprendió cuando algunos conocidos y periodistas me preguntaban en qué estaba trabajando y cuando les comentaba sobre la serie, noté que muchos la conocían y les gustaba, cuando yo ni siquiera había escuchado hablar de ella antes», reafirma.

Cerca del final de la entrevista, trasunta amabilidad hacia la serie: «Esto es algo que miran y ojalá que eso continúe en el público. Como siempre, espero que la gente se entretenga, que la mire y se sumerja en lo que está pasando», cierra.

Un distinto en los tiempos que corren, Liotta se desenvuelve con una honestidad que permite tanto comprender la elección de sus personajes como alivianar el mito agresivo que lo rodea. Y más importante todavía, demuestra que ser un extraño -con ciertas reticencias- a la industria del streaming no es freno para un intérprete prolífico que sigue en la búsqueda de expandir sus fronteras profesionales.(Télam)

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