Pirotecnia y autismo: cómo afecta a personas con trastornos del neurodesarrollo

Por Paulina Carullo, neuróloga infantil

 

La pirotecnia conlleva riesgos frecuentes y conocidos de quemaduras, lesiones en los ojos y trauma acústico. Otros efectos, menos conocidos son los que afectan a la población con autismo, discapacidad intelectual y también a las personas con estrés post traumático como los veteranos de guerra en quienes pueden reactivar recuerdos muy vívidos y angustiantes.

Algunas personas tienen dificultades en el procesamiento de la información que captan sus sentidos. Esto puede afectar la audición, pero también el tacto, el gusto, el olfato, la visión, la propiocepción (sentido de conciencia corporal) y el sistema vestibular (equilibrio). Puede generarse entonces demasiada o insuficiente estimulación de los sentidos.

Los niños con trastornos del neurodesarrollo, pueden sufrir de hipersensibilidad auditiva, que se da por alteraciones en el registro, la integración e interpretación de los estímulos sonoros que provienen del medio. Esto es particularmente frecuente en personas con TEA, que según el centro de monitoreo de autismo del CDC actualmente se identifica en uno de 44 niños.

En el caso de la hipersensibilidad auditiva, puede darse una agudeza auditiva exagerada, que lleva incluso a una sensación de dolor por esta percepción aumentada del sonido. Esto redunda en estrés y una fuerte desregulación conductual y emocional porque el umbral de tolerancia auditiva a determinados tramos de la frecuencia sonora es muy bajo.

Dependiendo de las características de la persona, este estrés puede llevar a autolesiones, así como a agresiones físicas a terceros, llanto, gritos, taparse los oídos con las manos y otras reacciones impulsivas por no comprender ni tolerar lo que sucede alrededor.

Una forma de evitarles el malestar es anticiparse y ayudarles a comprender qué va a suceder durante las fiestas.

Hay chicos que responden bien a la contención física, se puede abrazarlos o alzarlos. Pero no todos responden igual y, además, eso puede ser posible con niños de menor edad, pero no con adolescentes, que pueden pegar e incluso intentar escaparse.

También se pueden mitigar estos efectos de la pirotecnia con medidas que apacigüen los sonidos tales como recurrir a habitaciones internas de la casa durante las fiestas, utilizar tapones en los oídos o auriculares que bloqueen el sonido o provean estímulos agradables. No obstante, estas son soluciones de emergencia.

Pero como sociedad responsable tenemos el deber de conocer y comprender los severos efectos de un pasatiempo trivial y peligroso como la pirotecnia y ser sensibles al sufrimiento que puede causar en personas vulnerables, solidarizándonos y permitiendo que todos, sin excepción, estemos incluidos en los festejos. Por eso, recomendamos el uso pirotecnia no sonora para celebrar las fiestas.

*Departamento de Neuropediatría de Fleni (Télam)

 

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El Periodista