Papa Francisco viaja mañana a Chipre y a Grecia a pedir por migrantes y refugiados

El eje migratorio del viaje será aún más relevante durante su estadía en Grecia.

                                                                                          Por Hernán Reyes Alcaide, corresponsal

El papa Francisco iniciará mañana un viaje de cinco días a Chipre y a Grecia, desde donde buscará atraer la atención del mundo en general y de Europa en particular sobre la situación de las miles de personas que buscan llegar al Viejo Continente desde Medio Oriente y África, y se acercará a «la humanidad herida de tantos migrantes que buscan esperanza» cuando visite el domingo la isla de Lesbos, símbolo de los refugiados.

En su tercer viaje fuera de Italia en 2021, el número 35 desde que es Papa, el Pontífice despegará mañana desde el aeropuerto Fiumicino de Roma a las 11 locales (7 de la Argentina), para recorrer 2.148 kilómetros hasta llegar al aeropuerto de Larnaca, en Chipre, primera etapa del viaje.

El marco, como definió esta semana el pontífice de 84 años, es un agravamiento de la problemática migratoria a nivel mundial y europeo, mientras «el Mediterráneo se está convirtiendo en el cementerio más grande del mundo» y muchas personas que buscan llegar a Europa son asesinadas y engañadas por traficantes de seres humanos, en especial en el norte de África

Con menos de un millón de habitantes, Chipre es el país más oriental de la Unión Europea (UE), situado frente a las costas de naciones de Medio Oriente como Líbano o Siria, lo que lo ha convertido en un nuevo polo receptivo de los miles de migrantes que buscan llegar por vía marítima hacia suelo europeo.

De hecho, según cifras oficiales, la cantidad de personas llegadas de manera irregular en lo que va del año aumentó casi 40% frente al mismo período de 2020. En Nicosia, la capital chipriota, el Papa encabezará el viernes a las 16 locales (11 de la Argentina), una oración ecuménica con inmigrantes.

En medio de la visita al país helénico, Francisco volverá el domingo a la isla de Lesbos, ícono mundial de la problemática de las migraciones, a la que ya fue en abril de 2016 en un viaje tras el que regresó a Roma con un grupo de 12 personas de tres familias sirias que se encontraban en el campo de Moria.

Este domingo, en lo que el propio Francisco definió hoy como un acercamiento a «la humanidad herida en la carne de tantos migrantes en busca de esperanza», el Papa visitará el actual campo de Mavrovouni, o Moria 2, donde sobreviven unas 2.500 personas, el 60% de ellas de Afganistán.

El gigantesco campo de Moria, que visitó en 2016 y en el que se alojaban unos 10.000 migrantes, fue destruido por un incendio en 2020, por lo que muchos de ellos fueron relocalizadas al centro en el que el Papa hablará este domingo a las 11 locales (6 de la Argentina), frente a un grupo de 200 personas y tras escuchar los testimonios de un refugiado y de un voluntario.

En ese marco, el viaje del Papa será el punto de partida para un acuerdo entre el Vaticano y Chipre por el que se establecerá un corredor humanitario que permita la llegada de refugiados en condiciones de seguridad desde la isla hacia Roma.

La iniciativa será similar a otras que con ayuda del Vaticano la Comunidad católica San Egidio ya estableció desde Líbano y Norte de África, y por la que, según fuentes de la Santa Sede consultadas por Télam, un primer grupo de 50 personas podría cruzar el Mediterráneo de forma segura antes de fines de enero.

Más allá de la cuestión migratoria, otro punto de contacto entre los dos países que el Papa definió hoy como «ricos de historia, de espiritualidad y de civilidad» es la presencia de una mayoría ortodoxa tanto en Grecia como en Chipre, por lo que la dimensión ecuménica del viaje también será uno de los ejes centrales.

«Será un viaje a las fuentes de la fe apostólica y de la fraternidad entre cristianos de diversas confesiones», argumentó hoy el Papa en esa dirección. De hecho, su primer discurso del viaje, mañana a las 16 de Chipre (11 de la Argentina) será en la Catedral maronita de Nicosia, en lo que se considera un reconocimiento del pontífice al grupo que cuenta con unas 8.000 personas en la isla, casi un décimo de los maronitas que habitaban la zona siglos atrás.

La cuestión geopolítica también será una línea de análisis durante los cinco días del viaje, especialmente durante la estadía en Chipre, a raíz de la presencia en la isla del muro más longevo de Europa, la denominada «línea verde» que divide el territorio en dos: en la parte Sur, la nación independiente que desde 2004 forma parte de la UE; en el Norte, la denominada República Turca del Norte de Chipre, que no es reconocida internacionalmente por ningún Estado a excepción de Turquía.

Entre las fuerzas internacionales de Naciones Unidas que mantienen la paz a lo largo de la «línea verde»; que divide incluso a la capital Nicosia, se encuentran también desplegados más de 200 efectivos de los Cascos Azules argentinos, en una base en la parte grecochipriota y otra en la de la ocupación turca

«Es una herida abierta», planteó en la previa el vocero papal Matteo Bruni, al adelantar que habrá referencias del pontífice al conflicto.

En el 2004 se celebró un referendo para reunificar la isla, que fue rechazado por los chipriotas, en base al rechazo masivo en el Sur, por lo general con mejores condiciones de vida especialmente desde la entrada del país en la UE ese mismo año.

Francisco aterrizará de regreso en Roma el lunes a las 12.35 locales. (Télam)

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El Periodista