Las dos caras de ser influencer: no es solo fama, dinero y diversión
Por Martina López, Investigadora de Seguridad Informática de ESET Latinoamérica.
Situémonos unos años atrás y pensemos en esas típicas preguntas que tenían relación con la profesión del futuro: ¿Médico, profesor o astronauta? Si bien existen muchos pequeños que tienen aspiraciones de convertirse en este tipo de profesionales, hoy las redes sociales han cambiado las prioridades ya que muchos sueñan con ser influencers.
Ser reconocido, tener 1 millón de suscriptores en YouTube o un Instagrammer patrocinado que gana miles de dólares por publicación, al estilo de Kim Kardashian es tentador. Pero, ¿qué es un influencer? Son personas (o cuentas) en diferentes redes sociales, sobre todo Instagram y YouTube, con seguidores lo suficientemente grandes como para atraer el patrocinio de diferentes marcas, empresas y organizaciones.
Naturalmente, “ser una estrella de las redes sociales” es muy atractivo para los jóvenes, especialmente dado el tiempo que pasan en estas plataformas. ¿Por qué no? Los influencers son famosos, ostensiblemente ricos y capaces de viajar a países exóticos. Las compañías geniales les dan cosas gratis.
Sin embargo, la vida de estas personas no es lo que parece. Lo que los niños o niñas y los padres tienden a pasar por alto es el lado negativo de estas puestas en escena. El camino para convertirse en una estrella de Instagram es empinado, sin garantías y con muchos inconvenientes. Aquí hay algunas cosas para considerar:
- Crear contenido de calidad continuamente es un trabajo duro y constante. La vida de los influencers no se basa solo en tomar selfies y pasarla bien. Conseguir un gran número de seguidores requiere mucha previsión sobre la marca, la estrategia y la voz. Crear publicaciones nuevas e interesantes todos los días puede llevar mucho tiempo y ser agotador, especialmente si se considera la producción correctamente.
Además, todos estos esfuerzos deben mantenerse, diariamente, durante un largo período de tiempo. En realidad, nunca termina, lo que puede ser emocionalmente exigente para una persona joven. Todo este esfuerzo hace que sea particularmente desalentador cuando los seguidores ignoran o se burlan del resultado.
- Los seguidores no son amigos. Publicar continuamente en las redes sociales puede convertirse rápidamente en una obsesión. Los aspirantes a influenciadores pueden encontrarse equiparando su autoestima con los me gusta, las acciones y el número de seguidores, lo cual es delicado.
Es fácil ver cómo una persona joven puede volverse dependiente de sus seguidores anónimos (y volubles) en línea a expensas de sus relaciones en la vida real. Cuando las cosas se ponen difíciles, la decepción puede ser dolorosa.
- Los comentarios negativos están muy presentes. Con una gran visibilidad digital viene la exposición a los haters, el ciberacosoy los trolls. Todos hemos visto secciones de comentarios y respuestas de Instagram inundadas de mensajes de odio. Para un niño, este tipo de odio en línea es, en el mejor de los casos, una carga emocional; en el peor de los casos, puede representar una amenaza real para su salud física y mental. Desafortunadamente, los comentarios desagradables y los trolls serán parte del ascenso al estrellato de internet de cualquier persona, sin importar el éxito que tenga.
- La tendencia a compartir demasiado. Ser un influencer significa compartir muchísimo contenido. A menudo, esto puede llevar a compartir en exceso. Por ejemplo, Kim Kardashian, una de las figuras más influyentes en las redes sociales, que publica y comparte mucho de su vida privada, durante una de sus visitas a París, le robaron millones a punta de pistola. Más tarde salió a la luz que el atraco se organizó en función de la información obtenida de las publicaciones de sus redes sociales.
Compartir en exceso debería ser una advertencia para cualquiera, especialmente para los influencers jóvenes, que suelen arriesgarse un poco más para complacer a sus seguidores.
La orientación de los padres desde el comienzo de la vida digital de un niño es esencial. Ayuda a establecer límites saludables entre la vida pública y privada en las redes sociales. Es importante recordar que todo lo que se publique en línea permanecerá allí para siempre, de una forma u otra. Quizás esto les dé a los niños una pausa antes de ceder a la tendencia a compartir en exceso.
- Los perfiles bonitos no muestran la imagen completa. A menudo, lo que vemos en las redes sociales no es la vida real. La mayoría de las publicaciones de influencers están organizadas y muy editadas. Sin embargo, para un aspirante a influyente en las redes sociales esto puede crear una falsa sensación de insuficiencia.
La verdad es que se puede hacer cualquier cosa para que la imagen o video luzcan más bonitas, elegantes y atractivas con una supercomputadora, pero debemos recordar que solo son instantáneas. Hay toda una realidad detrás que es mucho menos glamorosa que se dedica a la creación de contenido influyente. El hecho de que brille no significa que sea oro.
Desde ESET, de manera de facilitar y acompañar a los adultos en el cuidado de los menores en Internet, sin necesidad de ser expertos en tecnología, acercamos la iniciativa Digipadres. En este espacio se brindan contenidos educativos para acompañar a los más pequeños en el uso de las nuevas tecnologías.