Nicaragüenses votan para elegir presidente, con Ortega favorito a obtener un nuevo mandato
Los comicios se celebran tres años y medio después de protestas que exigieron la renuncia de Ortega y cuya represión dejó unos 320 muertos, más de 150 manifestantes aún presos y más de 100.000 exiliados.
Los nicaragüenses votaban hoy en unos comicios con una predecible victoria del presidente Daniel Ortega para asumir un nuevo mandato tras 14 años en el poder, sin mayor competencia, con varios aspirantes opositores encarcelados.
Ortega, de 75 años, se apresta a ratificar otros cinco años como presidente, a la cabeza del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, de izquierda) y con su esposa Rosario Murillo, de 70 años, candidata a la vicepresidencia por segunda vez.
Su permanencia en el poder no se duda. Ortega, quien gobernó en la década de 1980 luego de que la guerrilla del FSLN derrocó en 1979 al dictador Anastasio Somoza, enfrenta a cinco candidatos derechistas y desconocidos para la mayoría de los nicaragüenses.
Unos 4,4 millones de electores están llamados a las urnas, que abrieron pasadas las 7 (las 10 en Chile) para elegir también a 90 diputados de un Congreso que, al igual que todos los poderes del Estado, está bajo control oficial, informó la agencia de noticias AFP.
Los comicios se celebran tres años y medio después de protestas que exigieron la renuncia de Ortega y cuya represión dejó unos 320 muertos, más de 150 manifestantes aún presos y más de 100.000 exiliados.
La jornada de votación llega, además, precedida por una campaña tenue, apenas matizada por escasos avisos en los medios y poquísimos actos públicos de los candidatos, en buena medida atendiendo por la pandemia de coronavirus.
El Consejo Electoral solo autorizó actos de no más de 200 personas y con un máximo de 90 minutos de duración.
De hecho, las principales plazas de Managua estuvieron en las últimas semanas plagadas de adornos navideños y una iluminación especial, y sin carteles, afiches ni pasacalles con las habituales promesas de campaña.
Con el periodo que termina en enero, Ortega ya es el presidente con más años en el poder en la historia del país, y los cinco años que probablemente ganará mañana lo llevarán a un lugar que difícilmente pueda igualar otro mandatario.
Pero difícilmente puedan complicar el triunfo del mandatario. Ortega lleva más de la mitad de su vida como líder indiscutible del FSLN, partido del que ya fue único candidato presidencial en 1984, 1990, 1996, 2001, 2006, 2011 y 2016.
Desde el 2014, por una decisión del Congreso avalada por la Justicia, no hay límite en el número de mandatos presidenciales y Ortega repite la fórmula con su esposa.
Pero la votación también es el final de un proceso por demás cuestionado, tanto a nivel nacional como internacional: llega tras la detención de una treintena de dirigentes opositores, entre ellos ocho precandidatos presidenciales, la prohibición de participar a tres partidos y la cancelación a una veintena de ONG.
La mayoría de las decisiones, de las que el Gobierno se despega atribuyéndoselas a la Justicia, están basadas en una norma inédita para la región: la Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y la Autodeterminación para la Paz, una norma que tiene apenas 224 palabras, dos artículos (el segundo de forma) y que fue votada en solo 24 horas por el Congreso.
Parte de la oposición llama a la abstención: artistas y cantantes, incluso, grabaron (en Costa Rica) una canción para instar al no voto.
Además de los 90 diputados de la Asamblea Nacional, también se eligen 20 para el Parlamento Centroamericano.
La Asamblea Nacional, en verdad, tiene 92 bancas, pero una es para el mandatario saliente -que no hay hace 15 años- y otra para quien ocupe el segundo lugar en los comicios.
El sistema electoral prevé una segunda vuelta, evitable si el ganador alcanza el 45% de los votos o un mínimo de 35% y cinco puntos de diferencia con el segundo. Quien gane empezará su mandato el 10 de enero, y un día antes asumirán los nuevos legisladores.
Aunque ningún país haya anunciado que tenga planeado desconocer los resultados, el día después de los comicios representa una verdadera incógnita porque la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) y Estados Unidos denunciaron la situación de opositores encarcelados y una manipulación del Consejo Electoral.
El Gobierno respondió rechazando observadores electorales de esos países o bloques regionales.
Habrá unos 30.000 efectivos de seguridad -15.000 y 16.000 policías- para resguardar los comicios, y los 4,3 millones de nicaragüenses habilitados votarán en 13.459 juntas receptoras.