Exposición retrata vida de Picasso en Francia, donde fue perseguido e ignorado por su arte

El recorrido de la exposición es un viaje a un aspecto desconocido de la vida de Picasso, que tuvo "como único país, su taller, y por nacionalidad, sólo su obra".

Una muestra que revela aspectos desconocidos de la vida de Pablo Picasso, cuando vivió en París donde fue perseguido por ser considerado anarquista catalán y comunista, se exhibe a partir de hoy en el Museo de la historia de la Inmigración de la capital francesa.

La exhibición «Un extranjero llamado Picasso» incluye pinturas, esculturas, dibujos, fotos, documentos y archivos entre los que aparecen cartas de su madre, María Picasso y López, y dan cuenta de la evolución de su obra, en solidaridad con los excluidos de la sociedad, y su amistad con los poetas Max Jacob y Guillaume Apollinaire, así como la admiración por el escritor austriaco Rainer María Rilke. Mientras que la última parte de la exposición evoca su radicación en el sur de Francia, a partir de 1950.

La muestra comenzó como una investigación de la historiadora Annie Cohen-Solal, que más tarde se transformó en el libro «Un extranjero llamado Picasso», ganador del premio Fémina de ensayo 2021, y busca mostrar el alcance universal de la experiencia del artista.

Picasso llegó a París a los 19 años, a principios del 1900, no hablaba francés y vivió en una situación muy precaria con sus únicos amigos catalanes, por lo que fue vigilado y etiquetado, erróneamente y durante décadas, de anarquista catalán y comunista.

Fue «tratado por la policía como el equivalente actual de un expediente S» (persona vigilada, que aparece en los sumarios de la inteligencia francesa), se explica en el catálogo de la exposición.

A pesar de ello y de no haber logrado obtener la nacionalidad francesa, se quedó por más de 70 años en este país, donde participó de una gran revolución cultural, pero fue denigrado como vanguardista. Fue importunado y humillado por «el único delito de ser extranjero», sostuvo Cohen-Solal, curadora de la muestra.

El recorrido de la exposición es un viaje a un aspecto desconocido de la vida de Picasso, que tuvo «como único país, su taller, y por nacionalidad, sólo su obra», señaló Cohen-Solal.

La exhibición indaga en los archivos, el expediente policial de Picasso, transportado de París a Berlín antes de regresar a Francia, vía Moscú, y su persecución por parte de los «informantes» de la comisaría de policía en los bares de Montmartre, consignó la agencia de noticias AFP.

Nunca fue encarcelado, a pesar de que cada dos años tuvo que presentarse en la comisaría para dejar sus huellas dactilares. En ese momento Francia estaba saliendo de lo que se conoció el caso Dreyfus, del que fue víctima el capitán Alfred Dreyfus (1859-1935), de origen judío-alsaciano, que fue exonerado del Ejército acusado de espionaje, lo que conmocionó a la sociedad francesa impregnada de antisemitismo.

El hecho fue denunciado en un artículo de Émile Zola, titulado «Yo acuso», de 1898, que provocó una sucesión de crisis políticas y sociales inéditas en Francia, y reveló la existencia en la sociedad francesa de un núcleo de violento nacionalismo y antisemitismo alimentado por una prensa sumamente influyente.

Gracias al apoyo de su red de amigos, artistas, mercaderes de arte, coleccionistas, en su mayoría expatriados, Picasso logró ganarse la vida con su obra desde 1908.

Si bien logró notoriedad y riqueza en muchos países occidentales, al ser extranjero y estar vigilado, en Francia fue ignorado y despreciado a tal punto que los museos, de un academicismo aplastante, no mostraron ningún interés por él y por lo tanto no encontró compradores, excepto de coleccionistas expatriados como la pareja Leo y Gertrude Stein.

En 1914, el estado francés incautó unas 700 obras de su período cubista, que albergaba su amigo y mercader de arte Daniel-Henry Kahnweiler, y que fueron dispersadas en una serie de subastas, por lo que desaparecieron durante casi 10 años.

En 1937, comprometido con los republicanos españoles, creó «Guernica», en el que denunció los abusos del fascismo, lo que le valió fama artística y política internacional.

Pero cuando pidió, por temor a ser expulsado, la nacionalidad francesa en 1940, se le negó y más tarde, rechazó todos los honores, incluida la Legión de Honor en 1966.(Télam)

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El Periodista