Sin una coalición de Gobierno formada, en Alemania ya se habla de cambio

Los resultados del domingo pasado dejaron solo cuatro coaliciones de Gobierno posibles.

A una semana de las elecciones generales de Alemania, las negociaciones para formar la próxima coalición de Gobierno recién empiezan y la etapa de definiciones aún parece lejana; sin embargo, tanto la socialdemocracia -que recuperó el lugar protagónico que Angela Merkel le negó estos 16 años- como los liberales y los ecologistas ya hablan de un cambio en la principal potencia europea.

«Los ciudadanos tomaron posición en contra del statu quo, algo nuevo va a surgir en Alemania», prometió ayer Christian Lindner, el líder de los liberales del FDP -la fuerza que quedó cuarta en los comicios-, tras reunirse con los Verdes, los ecologistas que hicieron una buena elección pero no tan buena como esperaban y quedaron terceros.

«Necesitamos un nuevo punto de partida», lo secundó la copresidenta de Los Verdes Annalena Baerbock ese mismo día y describió el cambio que se imaginan para el próximo Gobierno: «Este es un momento histórico en nuestra sociedad, en nuestro país que presupone una política que no se oriente hacia el mínimo común denominador, sino que conduzca a una ‘salida real’ y garantice la renovación, sobre todo en las grandes tareas de futuro, en las que hay un estancamiento desde hace años.»

Sutilmente, la líder ecologista apuntó contra la llamada gran coalición entre conservadores y socialdemócratas que sostuvo a Merkel durante la mayoría de su gestión y que, según los detractores de la canciller saliente, estuvo marcada por la escasez de reformas estructurales a largo plazo.

Los resultados del domingo pasado dejaron solo cuatro coaliciones de Gobierno posibles.

En primer lugar, la favorita y conocida como coalición semáforo, por los colores de cada una de las tres fuerzas: los socialdemócratas como socio mayoritario y los liberales y los Verdes como socios minoritarios.

En segundo lugar, la coalición Jamaica, en la que solo cambia el socio mayoritaria: en vez de los socialdemócratas pasa a ser la alianza conservadora de Merkel, que es considerada la gran perdedora de los comicios al obtener el peor resultado de su historia.

Y en tercer lugar, una reedición de la gran coalición entre socialdemócratas y conservadores, aunque esta vez serían los primeros los que liderarían el Ejecutivo.

Aunque las tres son matemáticamente posibles, la primera es la que parece haber empezado con el pie derecho en estos primeros días de negociaciones.

Por un lado, aunque el candidato conservador Armin Laschet no quiso dar por muertas sus chances tras la derrota electoral, fue la líder aún indiscutible de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la canciller saliente Merkel, la que felicitó esta semana al candidato socialdemócrata y su actual ministro de Finanzas y número dos en el Gobierno, Olaf Scholz, por «su éxito electoral».

Las palabras de la mujer que fue sinónimo de poder durante 16 años en Alemania dejaron claro que su fuerza no debía disputar la formación del próximo Gobierno con los socialdemócratas, pese a que estos solo se impusieron por 1,6 puntos porcentuales y sumaron solo 10 bancas más de las 735 que componen el Parlamento federal.

En paralelo, un reciente sondeo hecho por la empresa Politbarometer y difundido por la televisión pública ZDF concluyó que casi un 60% de los alemanas prefieren que la llamada coalición semáforo, con los socialdemócratas a la cabeza, se convierta en el próximo Gobierno del país, un apoyo mucho mayor del que recibe la coalición Jamaica, con menos de un 25%.

Por eso, el líder socialdemócrata Scholz ya actúa como el próximo canciller de la potencia europea y esta semana apenas habló, no comentó las actuales negociaciones con los liberales y los Verdes, y solo se mostró confiado y tranquilo el miércoles cuando frente a la prensa en Berlín aseguró: «Los votantes hablaron muy claramente.»

Además, dejó en claro cuál es la coalición de Gobierno que buscará.

El electorado alemán «reforzó a tres partidos -los Socialdemócratas, Los Verdes y los Demócratas Libres (FDP)- así que este es el visible mandato que dieron los ciudadanos de este país. Estos tres partidos deberían liderar el próximo Gobierno», sentenció el hombre que fue parte de este último gabinete de Merkel y que durante la campaña electoral fue descripto por la prensa local como el candidato más parecido a la popular canciller.

Después de tantos años en coalición con los conservadores, el Partido Socialdemócrata (SPD) alemán se moderó mucho y asumió una posición mucho más de centro que hace unas décadas, cuando se la describía como una fuerza de centro-izquierda.

Mientras este desplazamiento le costó muchos votantes en la última década, ahora le podría servir para funcionar como una suerte de mediador entre los Verdes, una fuerza con posiciones más progresistas, y los liberales del FDP.

Estas dos últimas fuerzas salieron tercera y cuarta, respectivamente, y saben que son la llave que necesita Scholz para asumir sin el corset de sus antiguos socios conservadores.

Por eso, ayer tras una reunión entre las dos cúpulas partidarias, se trataron de mostrar confiados en que pueden llegar a un acuerdo.

Los Verdes decidieron que pondrán en manos de sus cerca de 120.000 militantes la aprobación de un futuro acuerdo de coalición, en cualquiera de sus combinaciones.

El gran desafío que tiene Scholz para las próximas semanas -y quizás hasta meses- es achicar la brecha que existe entre sus dos potenciales socios menores y conformar un programa de Gobierno que incluya las fuertes demandas ambientales y políticas sociales de Los Verdes y la disciplina fiscal que reclaman los liberales. (Télam)

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