Llegan a acuerdo en EEUU para evitar un default, pero sigue la pulseada con la oposición
"Estados Unidos paga sus cuentas. Somos así", volvió a afirmar hoy el mandatario en su Twitter al difundir alguno de los testimonios de los "líderes empresariales".
Estados Unidos evitó hoy una vez más un inminente default luego que el oficialismo y la oposición llegaran a un acuerdo en el Senado para ampliar el techo de la deuda pública, aunque de manera muy limitada y solo para llegar a fin de año, una propuesta que habían presentado ayer los republicanos y que los demócratas terminaron de aceptar a regañadientes.
«Tengo buenas noticias», anunció el líder del oficialismo en el Senado, Chuck Schumer, al abrir la sesión con una sonrisa y visiblemente menos tenso que en los últimos días. «Llegamos a un acuerdo para ampliar el techo de la deuda hasta fines de noviembre, y tenemos la esperanza de que podamos aprobarlo hoy», agregó, según la agencia de noticias AFP.
Ayer, la bancada opositora en el Senado le repitió una vieja propuesta que el Gobierno de Joe Biden había descartado en un principio: una extensión de emergencia para el límite de la deuda, con el fin de evitar un posible default en 11 días y ganar tiempo para seguir negociando.
La propuesta incluía algo vital para el oficialismo, que la ampliación del limite de la deuda pueda ser aprobada por una mayoría simple, lo que posee siempre que toda la bancada demócrata vota unida y entonces se llega a un empate 50-50 en el pleno y la vicepresidenta y titular del Senado, Kamala harris, puede usar su voto de desempate.
Hace días que, con el plazo final del 18 de octubre más cerca, Biden empezó a perder su temple e hizo público su irritación no solo con la oposición republicana que se niega a aprobar un aumento del límite del endeudamiento público, sino también con un par de senadores oficialistas que rechazan uno de sus principales proyectos económicos, su ambicioso plan de infraestructuras, que sigue frenado en el Congreso.
La preocupación llegó a tal punto en la Casa Blanca que Biden se reunió ayer con CEOs de empresas estadounidenses para defender la necesidad de aumentar, una vez más, el techo de la deuda pública, y presionar a los republicanos desde el lado que más los incomoda: el sector privado.
«Estados Unidos paga sus cuentas. Somos así», volvió a afirmar hoy el mandatario en su Twitter al difundir alguno de los testimonios de los «líderes empresariales».
Ya la semana pasada, la secretaria del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, le pidió oficialmente al Congreso que aumente el límite de endeudamiento del Gobierno antes del 18 de octubre, cuando vence el límite actual, y fue contundente al afirmar que, si esto no pasaba, el país podría entrar en una crisis financiera y una recesión sin precedentes.
Esta declaración resonó con especial fuerza ya que la economía del país recién ahora parece que comienza a recuperarse de manera estable después de las marchas y contramarchas del último año de la Presidencia de Donald Trump con la pandemia y los repetidos brotes de coronavirus que forzaron a gobernadores e intendentes a imponer restricciones y cuarentenas.
Pero de todas maneras, la oposición republicana en el Senado -la única de las dos cámaras donde aún tienen peso para frenar las iniciativas del Gobierno, especialmente si la bancada oficialista se quiebra- bloqueó una moción de Schumer para permitir que el pleno apruebe un aumento del límite de la deuda con una mayoría simple, en vez de una mayoría especial.
Esta decisión bloqueó hasta ahora cualquier posibilidad de una aprobación rápida y llevó al Gobierno de Biden a preocuparse de que la oposición permitiría llegar al próximo lunes 18 y entrar en un default, pese a que este límite de la deuda ha sido aumentado o suspendido decenas de veces y bajo Gobiernos de ambos partidos en las últimas décadas.
Por eso, hoy el oficialismo aceptó la propuesta que había hecho ayer el líder de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell.
«El Senado avanza hacia el plan que expuse ayer para evitar que los estadounidenses sufran una crisis creada» por los demócratas. «Republicanos y demócratas y sus equipos negociaron toda la noche de buena fe», aseguró McConnell sin disimular que se había anotado una pequeña victoria en la pulseada que protagonizaba hace semanas.
La reacción fue inmediata: Wall Street abrió en alza.
Pero aunque el default inminente se evitó, en realidad solo se pateó el conflicto para más adelante.
El acuerdo establece dos cosas: por un lado, una moción para aprobar la extensión de emergencia de la deuda con mayoría simple y, por otro lado, ampliar ese límite en unos 480.000 millones de dólares, es decir, hasta fines de noviembre próximo.
En ese momento, el oficialismo de Biden no solo tendrá que enfrentar el desafío de llegar a un acuerdo con la oposición republicana sobre cómo aumentar el techo de la deuda pública para seguir funcionando el próximo año, sino que antes del 3 de diciembre tiene que tener aprobado y promulgado el nuevo presupuesto.
Si el Gobierno de Biden no consigue ninguno de estos objetivos, no solo entraría en un default, sino que además enfrentaría un «cierre del Gobierno», una figura que en Estados Unidos explica cuando el Poder Ejecutivo se queda sin fondos y debe cerrar todas las oficinas no consideras estratégicas y envía a sus casas, sin sueldos, a miles de empleados federales.
La última vez que esto sucedió fue durante el Gobierno del también demócrata Barack Obama, luego de perder el control del Congreso y enfrentar una férrea oposición de los republicanos en el Capitolio, que llevó incluso a años de una virtual parálisis legislativa.(Télam)