Así enfrenté la pandemia… y salí adelante: Claudia Sutulov
Esta sicóloga clínica de adultos, debió repensar su proyecto y relanzarlo de manera virtual. Hoy, muy enfocada en lo suyo, destaca el trabajo en equipo, la importancia de la flexibilidad y que la pandemia nos mostró que nada es para siempre. “Está claro que la virtualidad ha llegado para quedarse en campos donde antes no lo era y, por lo tanto, hay que estar atentos a las señales del entorno y también a lo que nos resulta consistente y viable”.
“A los que aún no salen de la crisis, apelaría a la flexibilidad, temple para sostener la incertidumbre y, en caso de ser posible, asumir ciertos niveles de riesgo dependiendo de la condición económica y emocional de cada uno” es el consejo que la sicóloga Claudia Sutulov, quien cuenta que previo a la pandemia su vida laboral y personal eran “estables, sin grandes proyectos, pero sí involucrada en causas que me parecen relevantes como son la conservación del medio ambiente y el devenir político del país”.
Claudia Ejercía como psicóloga clínica de adultos, parejas y familias además de tener un centro llamado Resolver Familias, cuyo objetivo es otorgar servicios vinculados a la salud mental de los individuos y sus familias.
“Al inicio de la pandemia lo primero que hice fue cerrar Resolver Familias e inmediatamente asumir que este proceso sería largo (nunca imaginé cuán largo) y que era indispensable activar la atención virtual”, rememora. Señala que conversó con cada profesional respecto de cuánto estaban dispuestos a pagar como arriendo y respetó lo indicado por cada uno. “Trabajé cercanamente con la secretaria para apoyarla en pasar de un sistema presencial a uno virtual, lo cual fue estresante ya que las Isapres inicialmente ponían muchos obstáculos para el pago de bonos en línea y en particular activar el sistema de atención de consultantes GES fue engorroso”. Dice que puso mucho énfasis en que la secretaria tomara conciencia que debía generar confianza en el sistema de atención virtual, tanto desde el punto de vista de la conectividad y que, contrario a lo esperado, se podía generar altos niveles de intimidad, conexión emocional y buena respuesta terapéutica.
“Esto último tardó aproximadamente tres a cuatro meses ya que fue también para mi una sorpresa que los procesos terapéuticos pudieran retomarse sin problema. En este periodo disminuyó mi atención clínica en aproximadamente un 15-20% después de lo cual recuperé mi nivel habitual de atención que es de 6 a 7 horas diarias, teniendo a pronto andar muchas personas que consultaban por primera vez. Ha sido una experiencia muy valiosa que ha modificado mi comprensión del mundo virtual y los procesos psicoterapéuticos”.
La profesional, que no contrajo la enfermedad pandémica, dice que en esta etapa lo que más le ayudó fue la disposición de los profesionales a seguir arrendando, su comprensión con el tema, el mantener una comunicación fluida entre todos y que estuvieran dispuestos, especialmente la secretaria, a tolerar el nivel de estrés que le significó modificar su manera habitual de desempeñar su trabajo.
Respecto del ejercicio clínico, Sutulov dice que fue un apoyo crucial su marido ya que tuvieron que asumir todas las tareas domésticas en conjunto y crear un espacio de privacidad sin interrupciones para su desempeño profesional.
“Mi hija y yerno fueron una compañía muy importante ya que durante muchos meses fueron las únicas personas a las que vimos presencialmente así como la compañía virtual de mi hijo, amigos y amigas, de ex compañeros de colegio y de la universidad con quienes armamos grupos de WhatsApp”.
Cuenta que mantener sus actividades, por ejemplo, en el ámbito ambiental con un equipo de trabajo muy afiatado y la participación en un taller literario de mujeres liderado por Montserrat Martorell “nutrieron mi mundo interior y me permitieron sublimar los momento más difíciles de la pandemia especialmente al tomar contacto con quienes experimentan más sufrimiento por diversas condiciones de vida. Estos mundos de conexión fueron y siguen siendo una fuente nutricia de experiencias que me permiten sostener mi propia salud mental”.
Para esta sicóloga clínica la pandemia ha puesto de manifiesto -en forma más evidente- que nada es para siempre. “Estoy reabriendo Resolver Familias en modalidad presencial en un esquema diferente al anterior, dado que hay profesionales dispuestos a recuperar este tipo de atención. En cuanto a mi ejercicio clínico mantendré un sistema mixto ya que veo los beneficios de ambas modalidades”, dice.
Siguiendo con los consejos, Claudia cree que es necesario tener tiempo para poner distancia, evaluar si se puede lograr lo mismo que antes mediante otras formas, cambiar parcialmente el objetivo o directamente dedicarse a otra cosa. “Está claro que la virtualidad ha llegado para quedarse en campos donde antes no lo era y, por lo tanto, hay que estar atentos a las señales del entorno y también a lo que nos resulta consistente y viable. Es decir activar la capacidad de adaptación e innovación, conectarse con la creatividad que todos tenemos. Para ello recomiendo fuertemente tomarse el tiempo para hacer algo muy distinto al ámbito laboral, algo que nos reconforte, nos permita estar en contacto con otras dimensiones de nosotros mismos. Ello permite que lo ‘habitual se enriquezca, pueda ser visto de otras maneras y disminuye los niveles de estrés”.
En cuanto al futuro de su proyecto, piensa que su evolución y sentido se mantendrán, pero bajo una modalidad diferente de gestión del centro. “Mi desafío es mantener la flexibilidad de responder oportunamente a los cambios y generar nuevas maneras de seguir brindando servicios en el área de la salud mental y de las familias en función de los escenarios de incertidumbre que genera la pandemia”.
Este reportaje, que integra una serie de entrevistas que El Periodista publicará durante octubre, cuenta con el apoyo del Fondo de Medios de Comunicación Social 2021 del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago y el Ministerio Secretaría General de Gobierno.