A 40 años del magnicidio de Anwar el Sadat, Egipto vive en paz con Israel y sus vecinos
El pacto entre Egipto e Israel puso fin a 30 años de hostilidades y cinco guerras, y convirtió a Egipto en el primer país árabe en reconocer al Estado israelí.
Anwar el Sadat, el presidente egipcio que primero hizo la guerra con Israel y luego firmó un tratado de paz con el Gobierno israelí que le devolvió a El Cairo la península del Sinaí, fue asesinado hace 40 años, el 6 de octubre de 1981, por un grupo islámico que lo consideraba un «traidor».
El exmandatario, de 62 años, murió mientras presenciaba el desfile de jeeps armados con misiles que pasaban ante la tribuna principal de un estadio en El Cairo.
Aquel día se realizaba un acto conmemorativo de la guerra de Yom Kippur de 1973, en la que participaron Egipto y Siria contra Israel, al que asistían unas 100.000 personas.
Fue en aquel momento en que un grupo de soldados lanzaron granadas de mano contra el sector donde estaba Sadat, disparando luego sus armas automáticas contra la multitud.
Sadat fue sucedido en el poder por el vicepresidente Hosni Mubarak, quien tras el crimen del jefe de Estado anunció la celebración de elecciones generales.
Nacido el 25 de diciembre de 1918, en Mit Abou El-Kom, Egipto, Sadat se graduó en la academia militar de El Cairo, en 1950, y dos años después se unió al golpe de Estado con que Gamal Abdel Nasser derrocó a la monarquía egipcia.
Ocupó el cargo de vicepresidente entre 1964-1966 y 1969-1970, tras lo cual se convirtió en presidente cuando Nasser, el máximo líder egipcio del siglo pasado, falleció el 28 de septiembre de 1970.
También dirigió a Egipto durante la Guerra de Yom Kippur y, aunque significó una derrota en términos militares para ese país, le permitió a Sadat robustecer su popularidad en el mundo árabe.
Durante su presidencia revirtió muchas de las políticas socialistas de Nasser e intentó ganarse el apoyo de los islamistas del país.
En 1977 viajó a Jerusalén para ofrecer la paz a Israel, y el 17 de septiembre de 1978 firmó los Acuerdos de Camp David con el primer ministro israelí, Menahem Begin, bajo la mediación del expresidente estadounidense Jimmy Carter, tras 12 días de negociaciones secretas.
El pacto entre Egipto e Israel puso fin a 30 años de hostilidades y cinco guerras, y convirtió a Egipto en el primer país árabe en reconocer al Estado israelí.
Por ese motivo, El Sadat y Begin fueron distinguidos luego con el Premio Nobel de la Paz en 1978.
Pero más tarde la popularidad del líder egipcio empezó a decaer a raíz de su acuerdo con el Gobierno israelí, que en 1982 devolvió la península del Sinaí a Egipto, conquistada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967.
A cambio, El Cairo aceptó mantener en esa zona una fuerza militar mínima, permitiendo a los barcos israelíes el libre paso por el canal de Suez.
La Liga Árabe reaccionó molesta ante esos acuerdos a los que consideraba una «traición» y, en consecuencia, mudó su sede instalada en El Cairo a Túnez.
Recién a finales de la década del 80 del siglo pasado, Egipto restableció sus relaciones con este organismo que volvió a funcionar en la capital egipcia.
Uno de los asesinos de Sadat fue Aboud el Zomor, un exoficial de inteligencia que fue enjuiciado por el magnicidio perpetrado por un grupo de conspiradores que planeaban una revolución islámica.
Zomor pasó 30 años en prisión tras ser liberado en momentos en que se registraban protestas en la plaza Tahir de El Cairo, con motivo de la Revolución del 25 de enero de 2011 contra Mubarak, que culminó con su derrocamiento.
En declaraciones a la cadena estadounidense CNN, Zomor dijo en abril de ese año que una «fatwa», o edicto religioso, hecho por un clérigo islamista radical, ayudó a justificar el asesinato de Sadat.
«Sí; cometió algunos errores que le dieron la oportunidad a un grupo de intelectuales de tomar una decisión con esta fatwa», dijo Zomor.
Sin embargo, el exoficial de inteligencia aseguró que el autor intelectual del ataque contra Sadat fue un oficial del ejército llamado Khaled El Isambouly, capturado y ejecutado después del magnicidio.(Télam)