Desmontan emblemático monumento considerado símbolo del pasado esclavista de EEUU

Cientos de personas se habían reunido para observar a distancia las maniobras. Algunos agitaron los puños, soltaron bromas o vítores cuando la imponente pieza de bronce, obra del artista francés Antonin Mercié, fue arrancada de su pedestal.

La gigantesca estatua del líder militar de los estados confederados del Sur de Estados Unidos, en la Guerra Civil, fue retirado hoy en el estado de Virginia, tras años de tensiones centradas en el pasado esclavista del país.

Luego de descansar durante más de 130 años sobre su pedestal de 12 metros de altura, la estatua ecuestre del general Robert Lee, fue bajada suavemente por una grúa en Richmond, la antigua capital secesionista durante la Guerra Civil (1861-1865).

Richmond, ubicada al sur de Washington, «ya no es la capital de la Confederación», dijo su alcalde, el afroestadounidense Levar Stoney, informó la agencia de noticias AFP.

Cientos de personas se habían reunido para observar a distancia las maniobras. Algunos agitaron los puños, soltaron bromas o vítores cuando la imponente pieza de bronce, obra del artista francés Antonin Mercié, fue arrancada de su pedestal.

Robert Lee, el principal líder militar de los Confederados, luchó con los estados del sur de Estados Unidos contra los del norte, principalmente para preservar la esclavitud y el monumento en su honor fue el más importante denunciado como símbolo racista en Estados Unidos.

La semana pasada, la Corte Suprema de Virginia validó finalmente el proceso de desmantelamiento de la estatua confederada.

Esta acción «borra una mancha en la historia de Virginia y la historia de Estados Unidos», confió Muhammad Abdul Rahman, un funcionario de la asociación civil local.

En la estatua, que pesaba 12 toneladas y alcanzó la altura de un edificio de seis pisos, Robert Lee mostraba una postura deliberadamente dominante, mientras montaba con orgullo su pura sangre, con las riendas en la mano.

«¿De quién es esta calle? ¡Es de nosotros!», Corearon hoy los testigos reunidos en la «Monument Avenue», un bulevar de Richmond delimitado hasta 2020 por otras estatuas para glorificar a los perdedores de la guerra.

Este barrio normalmente pacífico se había convertido en epicentro de tensión y disputa, como lo demuestra la base de la estatua, manchada de grafitis y consignas que piden a la policía en particular que «rinda cuentas» por sus acciones violentas.

Dada la sensibilidad en torno al monumento, las autoridades habían tomado medidas de seguridad draconianas, prohibiendo temporalmente el tráfico alrededor del perímetro, además de sobrevuelos de drones.

En el mismo estado de Virginia, otra controvertida estatua ecuestre del general Lee, en la ciudad de Charlottesville, desató violencia en 2017.

Entonces, un extremista blanco llegó a atropellar con su auto a una multitud de manifestantes antirracistas, matando a una joven.

Si bien muchos monumentos confederados en todo el país fueron recientemente desmontados a escondidas, a veces en medio de la noche, bajo la presión del movimiento «Black Lives Matter» (Las vidas negras importan), el gobernador demócrata de Virginia, Ralph Northam, quiso darle una repercusión nacional a la salida de esta estatua.

Northam había anunciado su intención de retirar la estatua de Lee en junio de 2020, diez días después de que el afroestadounidense George Floyd fuera ultimado por un policía blanco en Minneapolis.

Esa muerte desató a nivel nacional y en muchos otros países el movimiento «Black Lives Matter» de denuncia de la discriminación racial y la brutalidad policial y revivió con fuerza el debate sobre el pasado esclavista del país y el racismo sistémico en Estados Unidos.

Los monumentos que exaltan a Robert Lee y otras grandes figuras de estados del sur son hoy considerados como símbolos racistas por buena parte de los estadounidenses; aunque otros consideran que forman parte de su patrimonio histórico.

El gobernador Northam dijo que la estatua desmontada será llevada a un depósito y luego se trabajará «con la comunidad para determinar su futuro».(Télam)

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El Periodista