Hace 500 años ocurrió un choque de cosmovisiones al caer Tenochtitlán
Lo importante del sitio de más de dos meses es la heroica defensa de los mexicas o aztecas frente a un invasor aliado a un mosaico de pueblos originarios.
Por Víctor Flores García
A 500 años del sitio y caída de la capital del imperio azteca, la conmemoración de las batallas que culminaron el 13 de agosto de 1521 recuerda el choque de dos cosmovisiones, dijo este viernes el autor de «Las Águilas de Tenochtitlán», Enrique Ortiz.
«Lo relevante del sitio de Tenochtitlán para una persona de esta época o un mexicano del siglo XXI es el choque de dos mundos, de dos mentalidades, dos formas de entender las cosas y de dos religiones», dice el autor de la novela histórica sobre aquellas batallas.
Lo importante del sitio de más de dos meses es la heroica defensa de los mexicas o aztecas frente a un invasor aliado a un mosaico de pueblos originarios.
Sin embargo, señala el investigador de la cultura prehispánica, «lo más importante es la resistencia indígena, de los grupos originarios, frente a los tlaxcaltecas dirigidos por Hernán Cortés», además de otras etnias originarias sometidas por los mexicas que se aliaron a los europeos.
Ortiz estima que se trató de una prolongada «resistencia que llevaron hasta a las últimas consecuencias, tratando de defender a sus familias, sus dioses, su religión y su ciudad».
UN RENCOR AÑEJO
A principios del siglo XVI, cuando llega Cortés al altiplano había «un rencor añejo contra los mexicas, pero no había algo que unificara a estos pueblos y señoríos en contra de un invasor europeo», prosigue el especialista.
Esa poblaciones prehispánicas eran tributarios del imperio mexica, también conocido como azteca, porque unos dos siglos antes llegaron de un lugar mítico llamado Aztlán.
«Compartían la lengua, la religión tradiciones y rituales como elementos aglutinadores, pero pesó más un rencor contra la dominación de los mexicas, el grupo hegemónico en las tierras que hoy denominamos Mesoamérica», señala Ortiz.
Los pueblos del altiplano tenían elementos en común, pero no políticos ni militares, «la dominación, el expansionismo y opresión fueron más importantes cuando todo se puso en la balanza» explica.
La conquista es considerada por algunos historiadores contemporáneos como una forma de guerra civil nativa aprovechada por el invasor español.
La novela histórica de Ortiz publicada en septiembre de 2020, recrea aquella época, enfocada los combates y la guerra de los antiguos mexicas.
«Un análisis frío de los hechos bélicos del sitio de 31 mayo al 13 de agosto de 1521 arroja que el factor que menos pesó fue el tecnológico: no habría cambiado mucho si en vez de armaduras españolas de metal fueran de algodón o de otro textil natural», estima Ortiz.
Analizando los elementos militares, considera que, incluso, si no hubieran traído sus perros de guerra y caballos, «muy posiblemente el resultado hubiera sido algo similar, porque el factor de peso dentro de la conquista fue este odio hacia las fuerzas dominadora que fueron los mexicas», enfatiza.
Aquel pueblo guerrero que dominó a otras etnias en los siglos XIV y XV «les cobraba tributos y les exigía incluso esclavos para sacrificar, cargadores para campañas militares, o caravanas de comercio».
También exigía establecer un templo a Huitzilopochtli, deidad patronal de Tenochtitlán, enclavada en una isla del lago de Texcoco, sobre cuyo lecho disecado se levanta la actual megalópolis.
Los mexicas sitiaron a los vecinos tlaxcaltecas, «no tenían acceso ni siquiera a la sal, menos al cacao, al tabaco o a las aves» que proporcionaban carnes y plumajes.
EL LIDERAZGO DE CORTÉS
En aquel ambiente, Cortés y su expedición fue «una figura ajena al contexto mesoamericano, que llega prometiendo la liberación a los pueblos sometidos y los grupos mesoamericanos dominados o en guerra contra los mexicas compraron las promesas y deciden unirse».
Los mexicas fueron invasores si se considera la historia del poblamiento de la cuenca del Valle de México y su expansión militar. «Llegaron de un lugar mítico que no sabemos dónde se localiza, y posiblemente no sepamos nunca, es un referente mítico llamado Aztlán», que ha hecho que algunos conozcan a los mexicas como aztecas.
Según la tradición, emprendieron un viaje desde el norte a un lugar donde encontrarían a un águila devorando una serpiente sobre un cactus.
«Invaden como migrantes a la cuenca de los lagos del Valle de México, y cuando se establecen como señoría autónomo comienza a expandirse con invasiones a otras regiones», prosigue el experto.
El imperio mexica llegó hasta Centroamérica, los valles centrales de Oaxaca, el valle de Toluca la zona de tierra caliente en Guerrero, en la zona costera del Golfo de México Totonacapan que hoy es Veracruz.
Pero el la conmemoración de los 500 de aquellas batallas no ha estado exenta de controversias.
«Hay muchísima polémica sobre el tema, que es evidente, ha influido un recorte presupuestal a la secretaría federal de Cultura, y al Instituto Nacional de Antropología e Historia», dice el autor.
Además del «encono» en el clima político, puntualiza, el Gobierno intentó establecer que Tenochtitlán se fundó en 1321, para que coincidiera con la Independencia de 1821, pero el consenso de historiadores y arqueólogos apunta a 1325. (Sputnik)
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