Cinco años después, Rousseff dice que Bolsonaro busca un golpe dentro del golpe de 2016
Calificó a Bolsonaro como un "neofascista" que "no tiene el chip de la moderación y que necesita del conflicto" y recordó que el mandatario ultraderechista en 2019, durante una visita a Donald Trump, declaró que "no iba a reconstruir nada".
A cinco años de su derrocamiento, la expresidenta Dilma Rousseff afirmó hoy que el presidente Jair Bolsonaro está coqueteando con «dar un golpe dentro del golpe» iniciado en 2016 con el juicio político que la sacó del cargo el 31 de agosto de 2016.
Rousseff calificó su salida del poder mediante un juicio político por delitos contables en el presupuesto, a partir de una traición del vicepresidente Michel Temer y su grupo político, como una «guerra hibrida» destinada a implementar un modelo neoliberal.
«El golpe ya ocurrió (en 2016). Lo que estamos viviendo son las etapas del posible endurecimiento del régimen político en Brasil. El gobierno coqueteando con la posiblidad de un golpe dentro del golpe», dijo Rousseff, del opositor Partido de los Trabajadores.
La exmandataria advirtió sobe un «ensayo general para un golpe de Estado» que ocurrirá con las manifestaciones convocadas por Bolsonaro para el 7 de septiembre, Dia de la Independencia, que están siendo financiadas por asociaciones de sojeros, policías y grupos del fundamentalismo evangelista.
Las declaraciones están en una entrevista con la Fundación Perseu Abramo, vinculada al PT.
«Es necesario entender este juego. El golpe ocurrió el 31 de agosto de 2016. Lo que estamos viviendo ahora es la posiblidad de un nuevo golpe basado en las derivaciones de la guerra híbrida. Atrás hubo un golpe parlamentario, judicial y mediático, pero sobre todo del sector financiero, del capitalismo financiero, un golpe neoliberal», sostuvo.
La exmandataria dijo que actualmente el Poder Judicial, en especial el Supremo Tribunal Federal, ha reaccionado a las movidas autoritarias de Bolsonaro porque percibió que esa ola le ha llegado.
«¿Sólo ahora el Poder Judicial percibió la situación? Lo hace porque les llegó a ellos. Cuando hace cinco años dije que el golpe no se quedaría por ahí es porque sabía que habría un avance rápido sobre las instituciones», aseguró.
Rousseff también sostuvo que la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva para inhabilitarlo en 2018 forma parte del avance del sector financiero para evitar perder el control país.
Rousseff fustigó el Supremo Tribunal Federal por haber aceptado, en aquella época, «haber sido tutelada por el Ejército», en cuanto a las presiones ejercidas para mantener preso a Lula.
En ese marco, citó el avance en paralelo del poder del Ejército con generales siendo designados ministros en el Gabinete de Seguridad Institucional y en Defensa por Temer (2016-2018) y el actual titular de Defensa, Walter Braga Netto, interventor en la seguridad interna de Río de Janeiro.
Sobre Bolsonaro, sostuvo que las manifestaciones que preparan grupos bolsonaristas para protestar contra el Supremo Tribunal «es un ensayo general del golpe que dependerá de la respuesta que tendrá».
Calificó a Bolsonaro como un «neofascista» que «no tiene el chip de la moderación y que necesita del conflicto» y recordó que el mandatario ultraderechista en 2019, durante una visita a Donald Trump, declaró que «no iba a reconstruir nada».
«Él dijo esta frase: ‘Si logro terminar con lo que ellos hicieron, me daré por vencido’. A él no le interesa construir nada. Él siempre dijo lo mismo, que quiere acabar con los comunistas e izquierdistas que operan en Brasil», dijo.
Bolsonaro se hizo famoso a nivel nacional en el juicio político contra Rousseff, cuando en su voto a favor del derrocamiento celebró que la presidenta hubiera sido torturada en la dictadura militar, reivindicando al jefe de la policía secreta de régimen, Carlos Ustra.
«Mi voto es en homenaje a Carlos Alberto Ustra, el pavor de Dilma Rousseff», sostuvo Bolsonaro, excapitán del Ejército.
El nuevo aniversario de la destitución de Rousseff tuvo un hecho policial investigado por la comisaría 14 de Leblon, en Río de Janeiro. El sábado pasado, desconocidos rompieron la puerta y entraron a un departamento de la expresidenta que está vacío en el barrio de Ipanema y en el que vivió sus últimos años la madre de la exmandataria.
El edificio tiene portero 24 horas y la policía pidió las cámaras de seguridad para reclamar una investigación. Rousseff es una de las presas políticas de la dictadura que más tiempo pasó detenida, de enero de 1970 a diciembre de 1972. Fue torturada durante 22 días seguidos y en su gestión creó la comisión de la verdad para investigar los delitos del régimen de facto, iniciativa que le abrió una interna en el Ejército, al punto que, por criticarla públicamente por ello, fue dado de baja el entonces general de brigada Hamilton Mourao, hoy vicepresidente de Bolsonaro.(Télam)