A very secret Service: vertiginosa caída a la realidad
Por Marcelo Segura, consejero nacional de TV
Los agentes secretos han poblado la historia del cine, destacando aquellos que son todo lo contrario a quienes están leyendo este post: machos alfa, conquistadores, sin expresiones de miedo en sus rostros y que heridos en las piernas, cuello y brazos son capaces de colgarse de un helicóptero y luego caer en roqueríos solo rompiéndose la chaqueta y ensuciando un poco el cuello de la camisa.
Son pocas las mujeres que han cumplido este rol, claro que las hay, pero convengamos que el cine las ha puesto como las vampiresas de la potencia extranjera contraria, que debe conquistar al súper agente.
Esas películas tienen su gracia, te mantienen pegado a la pantalla, aun sabiendo que todo lo que ves es absolutamente falso y que los funcionarios de inteligencia son mucho menos glamorosos
La serie francesa A very secret Service es una vertiginosa caída a la realidad. Aquí la torpeza es el común denominador de sus protagonistas. Incapaces de conquistar, preocupados de las rendiciones administrativas, con una incapacidad gigante para entender los fenómenos de la política.
Se trata de una serie que de a poco te va atrapando (al principio puede producirte desazón, pero no desfallezcas). En el tercer capítulo, te aseguro que terminarás seducido por aquellos grises seres burócratas, que demuestran ser expertos en redactar informes, armar huelgas abstractas y asesinar a políticos africanos.
André Merlaux es el jovencito de la serie, pero no te confíes. Es el único que parece tomarse en serio su trabajo, pero con una ingenuidad que lo lleva a emprender aventuras sexuales que resultarían inimaginables para Tom Cruise o Sean Connery. Todo sea por Francia y la República.
A través de la incesante idiotez de los personajes vamos conociendo a La Francia en sus últimos aleteos de potencia colonial. Los altos mandos de la inteligencia francesa parecen aun no entender que lo único hegemónico que podría quedarles será el vino (en los 60 aun no teníamos el boom del vino chileno) y que por más bombas que exploten en el pacífico, ya estaba decidido que, en materia de dominio mundial, habían quedado relegados a la tercera división.
Recomendable si quieres ver una serie inteligente y liviana. Aprenderás de geografía, política, guerra fría y de las relaciones de género que se tenían en la década del 60 en un país que supuestamente lleva la vanguardia en su ADN. La relación con el nazismo, parecerá cómica, pero hay innumerables ejemplos de cómo en materia de servicios secretos, lo que importa menos es tu pasado, si tienes información que sirva para el futuro.
Hace unos años un libro llamó la atención por su no contenido. Titulado “Hinteligencia militar”, sus páginas completamente en blanco eran la mejor síntesis del matrimonio fallido entre las dos palabras del título.
Esta serie francesa podría también haber tenido ese título.