Raffaella Carrá, una carrera repleta de hits que retumban hasta en el inconsciente
La cantante y conductora Rafaella Carrá, fallecida hoy a los 78 años, fue dueña de una cantidad incontable de hits que tuvieron su apogeo en los 70 y 80, pero que perduran en fiestas, programas de televisión y en el inconsciente colectivo.
Con más de ocho millones de escuchas en Spotify, «A far l’amore comicia tu» rompe todos los números de esta eterna voz italiana, pero es el clásico «0303456» el que se encuentra anclado en la cabeza de las personas que, en muchos casos, ni siquiera conocen el nombre de la autora.
Aunque la versión original de esa canción era «5353456», debió sufrir el cambio para adaptarse al dial «03 03 456» y que que sufrió censura en varios países, por la estrofa en la que llama por teléfono a un amante que no le hace caso para decirle: «Mi dedo está enrojecido de tanto marcar, se mueve solo sobre mi cuerpo y marca sin parar».
Como también puede pasar con «Fiesta». Editada en 1977, es el día de hoy que este clásico ya se desprendió de su intérprete para musicalizar casamientos, fiestas de 15 y reuniones familiares, como también algunas secciones de programas televisivos.
Otra pieza muy popular fue «Hay que venir el sur», otro tema pegadizo que debió modificar su letra para evitar la censura en tiempos de dictadura.
La popular figura de Raffaella Carrá en sus diversas facetas públicas y mediáticas en buena parte del mundo, no la alejaba de sus convicciones políticas y por ello en 1977 no tuvo reparos en decirle a la prensa española: “Yo siempre voto comunista”.
Y ya en los ’90 con el mundo aún sacudido por la caída del Muro de Berlín que en su derrumbe arrastró lo que quedaba de la experiencia del mundo comunista, expresó: “En un conflicto entre trabajadores y empresarios, yo siempre estaré del lado de los trabajadores”.
Ese espíritu también alcanzó a parte de su repertorio musical donde le cantó a la homosexualidad (en “Luca”, dedicada a un muchacho del que se enamoró) y al sadomasoquismo (en la canción “Santo Santo”).
El Vaticano también llegó a censurarla, pero por un motivo bastante más visible y menos intrincado: por mostrar el ombligo en sus actuaciones en televisión.(Télam)