Artistas y curadores italianos intentan vender el Coliseo de forma digital
Un grupo de artistas y curadores propone vender el Coliseo italiano de forma digital, utilizando la tecnología NFT, la cual garantiza la unicidad de un archivo debidamente autenticado para "replicar" el monumento icónico, como ya hizo la Galería Uffizi con el "Tondo Doni" de Miguel Ángel.
En mayo de 2021, la Galería de los Uffizi en Florencia fue el primer museo del mundo en vender una copia digital de una obra, el famoso «Tondo Doni» de Miguel Ángel, el único cuadro sobre madera del gran maestro, una sagrada familia creada para el comerciante florentino Agnolo Doni. No se vendió ni el cuadro ni ninguna copia, sino una reproducción digital de alta definición idéntica, creada por una empresa florentina (Cinello) y luego autenticada con la cadena de bloques, la tecnología detrás de las criptomonedas, para convertirla en un NFT.
En los últimos meses se ha disparado el fenómeno de los denominados Non Fungible Tokens (NFT), concretamente la posibilidad, gracias a la «tokenización» (blockchain), de certificar la autenticidad de un archivo digital. Artistas de todo el mundo han comenzado a producir obras digitales nativas para la venta en plataformas donde los coleccionistas adinerados han comenzado a comprarlas pagando principalmente en criptomonedas como Bitcoin o Ethereum.
En marzo, la casa de subastas Christie’s vendió su primer trabajo de NFT, «Everydays» del artista Beeple, por 69,3 millones de dólares. Y en el futuro se podrá invertir todo tipo de arte, figurativo o performativo. Con el NFT de una pintura, una escultura, una casa histórica, una actuación en vivo de nuestro cantante favorito, ¡pero también una receta de cocina de un chef destacado!
El NFT protege al propietario contra las falsificaciones, y el trabajo también se puede dividir, recombinar, transformar en otra obra de arte, para convertirlo en un nuevo NFT que a su vez se vende, se compra y se recolecta.
En resumen, para el arte digital, la tecnología NFT resuelve el problema de la reproducibilidad de los archivos digitales, haciendo que algunos de ellos sean únicos. Pero en realidad también abre perspectivas sensacionales para el arte tradicional, que se guarda en museos y parques arqueológicos como es el caso de los espectáculos Uffizi.
De ahí la propuesta, adelantada en estas horas, de valorar la venta del Coliseo en formato NFT: «Sin tocar una sola piedra y dejar la propiedad al Estado italiano».
Detrás hay un grupo de artistas, filósofos, curadores, políticos (entre ellos, Alex Braga, Federico Clapis, Andrea Colamedici, Serena Tabacchi y Alessandro Fusacchia) que dicen querer luchar para dar a conocer, difundir, regular y fomentar la hibridación entre arte y cultura digital. «Estamos en el inicio de una nueva era y, como siempre, el arte está sugiriendo un camino a seguir. Hagamos del gemelo digital del Coliseo el inicio de una nueva historia económica y cultural», escriben en una carta que adelanta la propuesta.
Si bien los NFT existen desde hace un par de años, es desde la primavera pasada cuando el mercado se ha disparado, contagiando a todos los sectores, incluido el deportivo (en Estados Unidos, la NBA vende los NFT de los más espectaculares juegos en el básquet estadounidense; y en Italia los nuevos patrocinadores de Inter y Roma son dos empresas que entre otras cosas prometen vender imágenes NFT de futbolistas, por ejemplo).
En lo que al arte se refiere, hasta ahora los indicios no son inequívocos: junto a valoraciones estelares, como las de Beeple, hay resultados muy diferentes. De hecho, el NFT del Tondo Doni se vendió por 240 mil euros. Hay mucha curiosidad por la subasta, en marcha en la plataforma de Valuart, una empresa emergente italiana, que en tres rondas premiará el NFT de una obra de Banksy: Spyke.
El grupo que planteó la venta del Coliseo dice en su propuesta: «Con NFTs pudimos potenciar el patrimonio artístico sin moverlo ni un centímetro, sin cláusulas vejatorias y aumentando la experiencia de la realidad con la emoción digital. Imaginamos todo lo que un país como yo. ¿Podría hacer el nuestro si interceptara y dirigiera esta revolución? Lo resumimos así: de la Italia de las vitrinas a la Italia del techne».
Ya están pensando en repetir la operación con otros bienes culturales como la Torre de Pisa. Mientras tanto, el jeque que intenta comprar ha puesto una condición en el momento de la compra: desmontará y volverá a montar el Coliseo en su casa.(Télam)