ONU insta a Canadá y al Vaticano a investigar tumbas en pensionado de niños indígenas
Expertos de Naciones Unidas urgieron hoy a Canadá y al Vaticano a realizar investigaciones rápidas y exhaustivas tras el descubrimiento de tumbas sin nombre en un pensionado religioso para niños de pueblos originarios, en el oeste canadiense.
«Instamos a las autoridades a realizar investigaciones rápidas y exhaustivas sobre las circunstancias y responsabilidades de las muertes, inclusive análisis forenses de los restos encontrados, y proceder a la identificación y registro de los niños desaparecidos», indicaron los nueve expertos según la agencia de noticias AFP.
Las tumbas sin nombres de 215 niños fueron descubiertas en Kamloops la semana pasada, usando radares.
Los expertos pidieron a las autoridades canadienses realizar investigaciones similares en todos los pensionados para indígenas en Canadá, al indicar que las víctimas tienen derecho a conocer la magnitud de todas las violaciones ocurridas.
«La justicia debe realizar investigaciones criminales sobre todas las muertes sospechosas y acusaciones de tortura y violencia sexual contra niños llevados a los pensionados, y procesar y sancionar a quienes perpetraron los delitos y quienes los ocultaron y estén aún vivos», añadieron.
«Es inconcebible que Canadá y la Santa Sede dejen esos crímenes odiosos sin castigo y reparación total», señalaron.
El expensionado de Kamloops, en Colombia Británica, era uno de los 139 establecimientos de ese tipo instalados en el país a fines del siglo XIX, y existieron hasta los años 1990.
En 2018, los diputados canadienses adoptaron una moción para pedir al papa Francisco excusas personales a nombre de la Iglesia católica canadiense, tras un primer rechazo del pontífice, que causó la decepción del primer ministro Justin Trudeau.
En 2009, el papa Benedicto XVI expresó su pena por los abusos de que fueron víctimas los niños autóctonos canadienses por parte de la Iglesia católica, y denunció la conducta «deplorable» de algunos miembros del clero hacia ellos.
Unos 150.000 niños originarios fueron enrolados por la fuerza, separados de sus familias, sus lenguas y su cultura.
En 2015, una comisión nacional de investigación calificó ese sistema como de «genocidio cultural».(Télam)