Bolsonaro abre nuevo frente de crisis con el Ejército

En un nuevo desafío a la jefatura del Ejército, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, nombró como secretario de Estudios Estratégicos para trabajar a su lado al general en actividad y exministro de Salud Eduardo Pazuello, quien debe ser sancionado en las próximas horas por haber violado la ley militar al participar hace dos semanas de actos proselitistas en moto con la militancia ultraderechista

Pazuello, ministro de Salud durante 10 meses, es uno de los ejes de la investigación de la comisión especial del Senado sobre la actuación en la pandemia, sobre todo por haber apostado a remedios sin comprobación como tratamiento preventivo -algo que no existe- y por no dar respuesta a la falta de oxígeno en Amazonas en enero que provocó decenas de pacientes muertos por asfixia.

El general en actividad -nunca pasó a retiro- fue designado como secretario de Estudios Estratégicos de la Presidencia de la República, con lo cual, a cambio de unos 3.300 dólares mensuales, trabajará en el Palacio del Planalto al lado del presidente.

Durante un acto en el Ministerio de Salud, Bolsonaro pidió ayer un aplauso para el general Pazuello al lado del nuevo ministro, el cardiólogo Marcelo Queiroga, cuando se celebró que el laboratorio local Fiocruz va a producir localmente la vacuna AstraZeneca a partir de septiembre. Hasta ahora, Fiocruz producía la vacuna pero con componentes importados.

El general logró un habeas corpus otorgado por la justicia para evitar ser detenido por falso testimonio en la Comisión Parlamentaria de Investigación donde tuvo derecho a mentir. El exministro dijo que Bolsonaro nunca le dio órdenes y asumió todas las responsabilidades.

«El se transformó en una celebridad porque resistió las mentiras», dijo el comunicador bolsonarista Alexandre García, quien fue portavoz de la presidencia del último de los dictadores del régimen militar brasileño, el general Joao Baptista Figueiredo.

Este repentino éxito para defender al bolsonarismo de las acusaciones de genocidio lanzadas por la oposición le permitió a Pazuello tomar gusto por la política, con lo que se sumó el 23 de mayo a la caravana en motocicleta que el mandatario organizó en Río de Janeiro y de la que participaron miles de seguidores.

En el acto, Pazuello tomó el micrófono y defendió al Gobierno, pero incurrió en una falla grave para los militares, a quienes la Constitución les prohíbe hacer política.

«Ciertamente será sancionado por lo que hizo», dijo el vicepresidente Hamilton Mourao, un general que defiende que Pazuello pase a retiro para poder ahí sí dedicarse a la política.

La designación de Pazuello, con blindaje incluido por su rol en la pandemia, fue visto como una «afrenta» por parte de jefe del Ejército, informaron fuentes castrenses citadas por el diario O Estado de Sao Paulo y la cadena GloboNews.

La designación es interpretada como una presión sobre el jefe del Ejército, general Paulo Sérgio Nogueira, sobre la sanción que deberá emitir contra Pazuello.

El Gobierno brasileño tiene mayoría de ministros militares, algo que supera a los gabinetes de la dictadura (1964-1985) y en la administración pública se contabilizan 6.000 hombres de las Fuerzas Armadas cobrando un plus por ocupar cargos políticos.

Bolsonaro ya dijo que no está de acuerdo con una sanción a su exministro de Salud.

En este marco, la semana pasada Bolsonaro amenazó con usar al Ejército para romper las cuarentenas contra el coronavirus dictadas en varios estados.

«Ustedes son los que deciden si los pueblos viven o no en libertad», dijo el excapitán, echado por indisciplina del Ejército, a los jefes militares a quienes comanda como jefe del Poder Ejecutivo.

El nuevo jefe del Ejército asumió el cargo en abril luego de una crisis provocada porque el anterior, Edson Pujol, se negó a intervenir contra las cuarentenas.

Nogueira era el responsable del área de salud de la fuerza y defiende el distanciamiento social y las cuarentenas. Su designación fue interpretada como una victoria en la pulseada entre el ala militar y el bolsonarismo civil, que tiene más adeptos en las policías de los estados que en los cuarteles castrenses.

En el cambio de funcionarios reciente del Gobierno, Bolsonaro echó al ministro de Defensa y puso allí al general Walter Braga Neto, que era el jefe de Gabinete de Ministros.

El cargo de ministro coordinador lo ocupa el general retirado Luiz Eduardo Ramos, un bolsonarista que tuvo el gran mérito de tejer la alianza parlamentaria para blindar al mandatario de un juicio político por supuestos delitos contra la salud pública.

Ramos fue recientemente el negociador con la Conmebol para la realización de la Copa América en Brasil.

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El Periodista