Biden-Putin: cuatro horas de charla «positiva» con anuncio de regreso de embajadores

La primera cumbre para Biden entre las dos potencias y la quinta para Putin –que ya estuvo mano a mano con otros cuatro mandatarios de EEUU- cerró con el anuncio central de una pronta normalización de las relaciones diplomáticas, a partir del regreso de los embajadores

La coincidencia de que se trató de una charla “productiva” y el inminente regreso de los respectivos embajadores a Washington y Moscú aparecen como los resultados más destacados del encuentro en la ciudad suiza de Ginebra de los presidente Joe Biden y Vladimir Putin, aunque la conversación también incluyó algunas advertencias, quejas y reproches cruzados.

La primera cumbre para Biden entre las dos potencias y la quinta para Putin –que ya estuvo mano a mano con otros cuatro mandatarios de EEUU- cerró con el anuncio central de una pronta normalización de las relaciones diplomáticas, a partir del regreso de los embajadores.

Para Putin la charla fue “constructiva” y para Biden el tono de la conversación fue “positivo”, según los adjetivos que eligieron en sus respectivas conferencias de prensa, por separado, que brindaron tras la reunión en la ginebrina Villa La Grange, un imponente edificio del siglo XVIII, ubicado en el corazón de la ciudad, con una vista impresionante del lago Lemán.

Los dos mandatarios se reunieron en total durante casi cuatro horas, primero en un encuentro más pequeño acompañados de sus cancilleres y luego en otro más grande al que se sumaron otros funcionarios, y que duró 65 minutos, según detalló la Casa Blanca.

La extensión del encuentro permitió algunas rispidices: «No fue un momento de paz y amor, en el que nos abrazamos, pero a ninguno de los dos le interesa una nueva Guerra Fría», dijo Biden, quien le reclamó a Putin por la situación del opositor Alexey Navalny.

El ruso rechazó las acusaciones de Biden por el envenenamiento y encarcelamiento del líder opositor, dijo que éste sabía que iba a ser detenido en Rusia y que «buscó deliberadamente ser arrestado».

Navalny, de 44 años y el crítico de mayor perfil de Putin, fue arrestado en enero a su regreso de Alemania, donde pasó cinco meses recuperándose de un envenenamiento con un agente nervioso que casi lo mata y que atribuyó el Kremlin, que lo negó.

En febrero, Navalny fue condenado a dos años y medio de prisión por haber violado, al haberse ido a Alemania, los términos de una pena en suspenso que se le había dictado en 2014 por un caso de fraude que, según él, tiene motivaciones políticas.

Sobre otro tema, Putin aclaró que “la preocupación de la parte estadounidense sobre una militarización del océano Ártico no tiene ningún fundamento».

El dato saliente, claro, es el retorno de embajadores y las relaciones, que habían quedado cortadas en medio de una fuerte crisis en los vínculos bilaterales.

El representante ruso Anatoly Antonov fue llamado a consultas a Rusia hace unos tres meses después de que Biden dijera que estaba de acuerdo con la descripción de Putin como un «asesino» y su par estadounidense John Sullivan abandonó Moscú hace dos meses luego de que el Gobierno ruso le aconsejara regresar a Washington para consultas.

«En cuanto al regreso de los embajadores a sus lugares de trabajo, coincidimos en que este problema está resuelto; regresarán a los lugares de su servicio permanente», explicó Putin a los periodistas, según la agencia de noticias rusa Sputnik. «El cuándo exactamente es una cuestión puramente técnica», agregó.

El mandatario ruso contó que acordó con su par de EEUU que el Ministerio de Exteriores de la Federación de Rusia y el Departamento de Estado de Estados Unidos “iniciarán consultas sobre toda la gama de cooperación en la vía diplomática».

«Nuestra visión sobre muchos temas difiere, pero en mi opinión ambas partes demostraron el deseo de entenderse mutuamente y buscan maneras de acercarse», prosiguió.

A su turno, Biden afirmó que ni a él ni a su par ruso les interesa “una nueva Guerra Fría» y destacó que «no hubo amenazas» en la conversación, pero reconoció que existen «diferencias».

«No se trata de confiar en él (por Putin) o no: se trata de defender los intereses propios. Entonces veamos qué pasa. Como se suele decir: la prueba del postre está en probarlo», graficó el jefe de la Casa Blanca.

Biden contó que incluyó en la agenda las denuncias estadounidenses sobre presuntas interferencias electorales de Rusia y supuestos ataques cibernéticos contra la infraestructura de su país.

«Le dije claramente que no toleraríamos los intentos de violación de nuestra soberanía democrática o de desestabilización de nuestras elecciones democráticas y que responderíamos», aseguró, y ante las reiteradas preguntas sobre cómo le respondió su par ruso, agregó: «Sabe que hay consecuencias, sabe que tomaré acciones».

Pese a la tensión que rodeó la reunión, Biden sostuvo que el tono de la conversación fue «bueno» y «positivo», y destacó que no hubo «amenazas», aunque sí quedaron claras sus «diferencias» en las que cada uno planteó su posición.

En uno de sus últimos mensajes durante su primera gira internacional en Europa, que antes lo llevó a la cumbre del G7 y de la OTAN, Biden consideró que su país mostró al mundo que “está de vuelta apoyando a sus aliados, que impulsa a las democracias a hacer compromisos concertados para enfrentar los principales desafíos que tiene el mundo por delante, y ahora que establecimos una base clara de cómo queremos lidiar con Rusia y con la relación bilateral».

Para entonces, habían pasado varias horas desde el saludo con un apretón de manos y la foto para la prensa junto al suizo Guy Parmelin.

La única incomodidad de la jornada la dio un grupo de manifestantes pacifistas que desplegó una gran pancarta en el lago de Ginebra, en la que llamaron a los presidentes a reducir los arsenales nucleares. La manifestación coincidió con otras varias pequeñas protestas en la ciudad, que estuvo custodiada por más de 4.000 policías, soldados y otros agentes de seguridad.(Télam)

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