Mariana Enriquez: Escribo terror porque me siento en una zona segura y divertida
En el marco del Festival Internacional del Libro de Edimburgo y a propósito de la selección de su libro de cuentos "Los peligros de fumar en la cama" en la lista corta de finalistas que aspiran al Premio Booker Internacional, la escritora y periodista Mariana Enriquez aceptó que cuando lee sus historias en inglés siente cierto extrañamiento: "Me doy cuenta de que alguien más escribió, hay algo distinto. Veo a la traducción como una lectura muy dedicada y de alguna forma soy privilegiada por poder contar con eso".
En una charla con el escritor Daniel Hahn y su traductora Megan McDowell, Enriquez contó cómo el libro de relatos seleccionado para el Booker Internacional, que distingue en conjunto a autores y traductores de libros traducidos al inglés, maduró desde su publicación en la Argentina, hace una década.
«‘Los peligros de fumar en la cama´ da cuenta de un lugar de aprendizaje como escritora. Y también puedo ver con claridad cómo en ese momento ya estaba eligiendo cosas: pobreza, chicos vulnerables, la ciudad, los traumas familiares, los cuerpos de las mujeres. Cuando lo publiqué, sentí que eran unas historias que tenía y las puse juntas. Hoy, una década después y con traducciones de por medio, puedo ver cómo están conectadas, que hacen un libro», analizó la autora.
McDowell contó que conoció a Enriquez primero como lectora y que, años después, le encargaron la traducción del libro de relatos. «Me interesa mucho el trabajo que hace Mariana con los personajes porque siento que hace cómplice al lector de lo que está pasando. Y eso tiene mucho que ver con el concepto la voz. Las historias de Mariana no son didácticas, no hay una moral escondida. Las voces son realistas, tienen humor y tono. Mi trabajo es hacer que esa voz siga siendo creíble y que no se traduzca en una cuestión moral. También hay una búsqueda de la palabra justa: me llevó un tiempo entender la particularidad de lo que era una `villa´».
La charla se interrumpió durante unos minutos para mostrarle a los trescientos espectadores que siguieron la charla en vivo una breve performance del cuento «El aljibe», interpretada por Lucy Phelps bajo la dirección de Blanche McIntyre.
«La traducción es un arte de interpretación, como la actuación», vinculó McDowell cuando terminó la proyección. «Sí, cuando leo mis historias en inglés las siento propias, pero también me doy cuenta de que alguien más escribió. Me gusta mucho escuchar las interpretaciones», coincidió Enriquez y relacionó la traducción con un nuevo nivel de lectura: «Veo a la traducción como una lectura muy dedicada y de alguna forma soy privilegiada por poder contar con eso».
Para McDowell es importante entablar un vínculo con el autor que va a traducir para poder generar cierto ida y vuelta. «Parte del trabajo del traductor es convivir con muchas voces a la vez. Solo trabajo con autores contemporáneos. Y me resulta muy importante escuchar al escritor. Quiero estar conectada por WhatsApp y escuchar sus voces, me siento más libre y orientada. Con Mariana, además, nos vimos varias veces», contó la traductora.
Hahn aseguró que «Los peligros de fumar en la cama» había sido uno de los pocos libros que lo había logrado sacar de la apatía pandémica y la imposibilidad de concentrarse. La traductora, por su parte, pasó gran parte de la pandemia traduciéndolo y se permitió especular sobre la ironía que implica encontrar consuelo en un libro de terror: «No es un libro dulce pero ha sido un alivio. No da ningún tipo de ansiedad traducir horror. Creo que es una de las virtudes de la traducción, no tenemos que enfrentar la página en blanco». Enriquez, en cambio, contó que durante el encierro vio muy afectada su rutina como escritora. «Durante mucho tiempo no pude leer. Y leer y escribir es lo mismo para mí. De alguna manera, la luz en la habitación de la imaginación se apagó, solo pude dedicarme a la non fiction. Este contexto de realidad no me genera nada para la ficción. No porque sienta que el horror compite con la realidad, sino porque el realismo absoluto de la pandemia apagó algo», analizó.
Hahn retomó una pregunta de uno de los lectores que escuchaban y consultó a la autora sobre si no le generaba estrés o ansiedad escribir terror. «No, en realidad lo disfruto. Me divierto pensando en el miedo. Algunas cosas realmente me dan miedo pero la forma que tengo de superarlo es afrontarlo, escribir y saber que va a terminar ahí. Es como cuando vemos una película de terror. Escribo historias de terror porque me siento en una zona segura y divertida», contó.
Para escribir historias de terror, Enriquez dijo inspirarse en una imagen o evento de la vida real que distorsiona o en una historia que escucha, que la impacta y que trabaja hasta convertirla en un cuento. «Creo que el horror está muy atado a la realidad. Todos tenemos una sensibilidad distinta pero vivir en Latinoamérica te deja muy expuesto a cosas horribles en una forma en la que es difícil ser indemne. No creo que el horror esté muy lejos de ser un comentario de la realidad», advirtió y reflexionó sobre la cercanía entre el término «aparecido» para referirse a un fantasma y el peso histórico que la palabra «desaparecidos» tiene en Argentina.
La escritora cerró la charla con un consejo para jóvenes escritores, a quienes llamó a no estar tan pendiente de qué se dice sobre su obra: «No es tan importante la recepción que tengan los libros. Lo que escribimos es para compartir con lectores y en esa instancia puede pasar cualquier cosa, para eso no estamos nunca preparados. Les recomiendo que se permitan sorprenderse. No estén preparados para la opinión de los otros».(Télam)