Promesas y pedidos de más ayuda dominaron Cumbre de Líderes sobre Clima
El primer día de la Cumbre de Líderes sobre el Clima convocada por el presidente estadounidense Joe Biden comenzó hoy llena de promesas, como la suya de reducir al 50% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, y logró reunir, aunque virtualmente, a las principales potencias mundiales pese al momento de tensión y enfrentamiento político que atraviesan.
El anfitrión del encuentro, Biden, comenzó su discurso de apertura con una promesa concreta: reducir entre un 50 y un 52% las emisiones de gases de efecto invernadero del país para 2030 en relación a 2005.
Asimismo, prometió duplicar para 2024 su ayuda a los países en desarrollo para enfrentar el cambio climático, para «pasar página a la fuerte caída de la financiación internacional proporcionada por Estados Unidos en relación al clima» durante la Presidencia de Donald Trump.
«Para ayudarlos a alcanzar ese objetivo, Estados Unidos duplicará para 2024 nuestro desarrollo anual de financiamiento público para el clima para los países en desarrollo», prometió Biden, citado por la agencia de noticias AFP.
Pese a dirigir el segundo país del mundo que más contamina, destacó que las emisiones de Estados Unidos representan menos del 15% de las mundiales e instó a otros países a redoblar sus esfuerzos para combatir el cambio climático, informó la agencia de noticias Sputnik.
Uno de los participantes reunidos virtualmente que dio un discurso más fuerte fue el secretario general de la ONU, António Guterres.
Alertó que el mundo está «en alerta roja» y que la temperatura global subió 1,2 grados centígrados, por lo que llamó a las naciones a formar una coalición para reducir las emisiones de carbono.
Otra voz que se destacó fue China, el primer país contaminante del mundo.
Su mandatario, Xi Jinping, dejó de lado los desacuerdos en comercio y derechos humanos con Estados Unidos, y se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2060.
El gigante asiático «avanza con firmeza por un camino de desarrollo verde», aseguró Xi, citado por la agencia de noticias Xinhua, y agregó que Beijing elabora un plan de acción para llegar a la cima de emisiones de CO2 y desplegó «amplias y exhaustivas acciones» para ayudar a que las localidades y empresas cumplan las condiciones.
En paralelo, desde la tercera nación más contaminante a nivel global, el primer ministro de India, Narendra Modi, instó a los líderes mundiales a tomar «acciones concretas a gran velocidad» y manifestó que el mundo necesita «volver a lo básico» para salvar el medio ambiente.
Sostuvo que la huella de carbono per cápita de la India es un 60% más baja que el promedio mundial porque el estilo de vida de su gente todavía se basa en prácticas tradicionales sostenibles.
“Quiero enfatizar la importancia del cambio de estilo de vida. La filosofía rectora de la vuelta a lo básico debe ser un pilar importante de la estrategia para la era post-Covid”, observó, citado por el diario Tribune India, y anunció el lanzamiento conjunto con Biden de la alianza entre la agenda de energía limpia y el clima entre ambos países.
También el presidente ruso, Vladimir Putin, defendió hoy su política ambiental, aseguró que su país «cumple con sus obligaciones internacionales» y llamó a activar la cooperación multilateral para luchar contra el cambio climático.
Asimismo, sostuvo que su país trabaja «enérgicamente en la puesta en marcha de una legislación moderna» para limitar sus emisiones de gases de efecto invernadero, e informó que desde 1990 pasaron de 3.100 millones de toneladas a 1.600 millones por la «reestructuración» de la industria tras la caída de la Unión Soviética, según reprodujo la agencia de noticias Sputnik.
En la misma dirección se expresó la canciller alemana, Angela Merkel, quien aseguró que Alemania está comprometida con alcanzar la meta de la Unión Europea (UE) de reducir las emisiones contaminantes en un 55% para 2030, y que «redujo sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% respecto a 1990».
En tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que el horizonte de «2030 es el nuevo 2050», al subrayar la necesidad de acelerar los esfuerzos globales para mitigar las consecuencias del cambio climático, y pidió un «plan de acción preciso, medible y verificable», según replicó el diario Ouest France.
También instó transformar «en profundidad» el sistema financiero y «fijar un precio para la energía ligada al carbón» para integrar la dimensión ambiental en el costo de las inversiones y las relaciones comerciales, en alusión al impuesto al carbono que la Unión Europea quiere instaurar en sus fronteras.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Manuel, también hizo una promesa concreta: dejar de exportar petróleo crudo y concentrarse la producción al mercado nacional, lo que además le permitirá dejar de comprar combustibles en el exterior.
Desde Argentina, su par Alberto Fernández hizo hincapié en que «la crisis ecológica y social son dos caras de la misma moneda» e insistió con la idea de una «renovación de la arquitectura financiera internacional» que posibilite un «canje de deuda por acción climática».
Pero sin dudas la voz latinoamericana más esperada era la del brasileño Jair Bolsonaro, un declarado opositor de organizaciones ambientalistas y un dirigente que chocó en el pasado con las grandes potencias por este tema.
Hoy, más aislado que nunca a nivel internacional, moderó su discurso y se comprometió a acabar con la deforestación ilegal en su país antes de 2030, al tiempo que pidió una contribución de los países desarrollados para compensar los servicios ambientales de Brasil al mundo, y determinó que su neutralidad climática será alcanzada en 2050. (Télam).