Italia inicia una esperada reapertura parcial de gastronomía y entretenimiento
Con la reapertura de bares y restaurantes con mesas afuera, la posibilidad de que museos, cines y teatros vuelvan a abrir sus puertas y el reinicio de los viajes internos para dinamizar al turismo, Italia dio hoy el primer paso de una nueva flexibilización gradual de las restricciones por el coronavirus, que ya provocó casi 120.000 muertes.
Con 15 de las 20 regiones catalogadas como «zona amarilla», cerca de 50 de los 60 millones de habitantes de Italia podían desde hoy almorzar y cenar en los bares y restaurantes que tengan mesas en el exterior, volver a ver espectáculos en vivo incluso en lugares cerrados y viajar por todo el país.
Estas medidas marcan el inicio del levantamiento gradual de restricciones dispuesto para los próximos meses por el Gobierno del primer ministro Mario Draghi.
Alessandra Preziosi tiene 75 años y es una de las más de 5,2 millones de personas que hasta este mediodía ya recibió el ciclo completo de vacunación contra el coronavirus como parte de la campaña iniciada el 27 de diciembre.
Ya inmunizada, hoy aprovechó el levantamiento de las restricciones más duras y se sentó a tomar un café en el bar Portofino, en la transitada Cola di Rienzo, en el barrio Prati de Roma.
«Era algo que todos esperábamos. No solo por lo que significa a nivel de contacto con los afectos, sino porque los negocios de la zona lo necesitaban», dijo a Télam.
Preziosi advirtió de todos modos que «la reapertura que se inicia hoy tiene que estar controlada y tiene que haber conciencia de parte de la gente».
En ese marco, puso el foco sobre los jóvenes, un colectivo que ya fue el centro de las críticas en el último verano, cuando las escenas de playas y lugares de veraneo sobrepoblados fueron considerados como la razón principal de la segunda ola. Hasta el 30 de marzo, de los 106.779 fallecidos en el país, solo 40 tenían entre 10 y 29 años, según las cifras oficiales.
A pocas mesas de distancia, Antonio Sinardi también marcó en diálogo con Télam la «necesidad» de que haya conciencia entre la población.
Con 55 años, aún no está vacunado y apuesta a que se respeten las medidas, que desde hoy incluyen una distancia mínima de un metro y la vigencia, como desde hace seis meses, del toque de queda nocturno, entre las 22 y las 5.
Sobre la Via Gregorio VII, en el bar «Il Pappagallo», Massimo Monti es uno de los mozos que trabaja detrás de la barra. En el primer día del regreso de los clientes presenciales, mostró las ventajas y desventajas de la reapertura parcial.
«Es positivo que se dé un primer paso y que poco a poco se retome la actividad aunque, en esta zona, la mayoría de los clientes habituales están acostumbrados a tomar el café dentro del local, en la barra, casi al paso», dijo.
«Las mesas pueden servir para los turistas, que son los que se sientan a desayunar o comer con tiempo, pero creemos que falta para que vuelvan», agregó.
Recién el 1 de junio próximo, según el cronograma oficial, podrán abrir los locales para consumo interno, solo para el almuerzo.
La alusión a los turistas se hace habitual en varios de los locales por los que pasó Télam. Mientras más cerca de los tantos sitios icónicos de la capital italiana esté el lugar, con más frecuencia se escucha cuánto se los extraña.
Así, en el centro histórico de Roma, en el bar y heladería Giolitti, los mozos lamentan la falta de turismo, especialmente de Estados Unidos y China.
Para los primeros, según planteó ayer la Comisión Europea, podría haber una solución a corto plazo, si se cumple la promesa de levantar antes del verano el veto a la llegada de personas desde Estados Unidos que ya estén plenamente vacunadas contra la Covid-19.
El mozo de Il Pappagallo apuntó luego otro tema que apareció con frecuencia entre los locales gastronómicos que visitó Télam.
«El Gobierno nos permite abrir para la cena, pero mantiene el toque de queda desde las 22. Creemos que habrá una transición en la que habrá muchos más aperitivos que cenas… más cuando el sol se pone hacia las 20.30», acotó.
Cerca del Vaticano, en Via delle Fornaci, pocos metros separan dos realidades distintas de la nueva era de aperturas.
Por un lado, el tradicional Teatro Ghione es uno de los lugares de cultura que aún no reabrirá sus puertas.
Si bien se permite desde hoy el reinicio de la actividad con el 50% de la capacidad normal, sus gestores adujeron frente a Télam que arrastran «semanas de dificultad» y deberán esperar.
Una situación similar atraviesa el mundo del cine, con solo 120 salas de las 1.400 habilitadas que reabrirán hoy entre las 15 regiones que son «zona amarilla».
A metros del teatro, en cambio, el restaurante Dai Miei podrá servir la cena en las mesas dispuestas al exterior por primera vez desde que abrió a inicios de año.
Algo parecido se ve en locales como La Locanda, de Via Crescenzio, que también improvisó un deck sobre parte de la calle para disponer mesas que le permitan trabajar el próximo mes y medio.
Por otro lado, las nuevas disposiciones del Gobierno italiano, en un esfuerzo para dinamizar una economía que el año pasado perdió 8,8% por la pandemia, permiten desde hoy los viajes dentro del país, incluso en las zonas catalogadas como «rojas».
Esto será posible a través de un sistema de pases para personas vacunadas, recuperadas del coronavirus o con test negativo, en lo que parece un adelanto del denominado «pasaporte sanitario» que quedará vigente en Europa para el verano.
El Ministerio de Salud, en tanto, informó hoy 8.444 casos de coronavirus y 301 muertos en las últimas 24 horas.
Italia acumula ya más 3,9 millones de casos y 119.539 fallecidos.(Télam)