El fútbol no es una burbuja
Por Ignacio Pérez Tuesta, Director de la Escuela de Periodismo Universidad de Las Américas
Con los 9.171 contagiados registrados el viernes pasado, Chile vive el peor momento de la pandemia desde que hace 13 meses se comunicara el primer contagiado por Covid-19. Esto es más preocupante ya que, pese a que el 90% del país está en cuarentena y los permisos temporales son más restrictivos, la movilidad no ha bajado todo lo necesario para controlar el virus.
Por eso que resulta insólito que mientras la autoridad sanitaria hace incesantes llamados para que la gente se quede en casa, el fútbol profesional sea una actividad que se siga desarrollando como si nada pasara.
Ejemplo de lo anterior recae en que hace una semana Curicó Unido viajó a La Serena a jugar con el elenco local, a pesar de que en la semana se habían detectado casos positivos en su plante. Por otra parte, el DT de Universidad de Chile, Rafael Dudamel, no halló nada mejor que invitar a su casa al cuerpo técnico y un grupo de jugadores a una “reunión de trabajo”. Lo que no esperaba el entrenador era que sus propios vecinos denunciaran esta tertulia que, claramente, superaba el aforo máximo para encuentros sociales.
Pero lo más lamentable fue la muerte de Alejandro Valdés, utilero de Everton de Viña del Mar, debido a un infarto tras una semana internado luchando contra el Covid-19. ¿Qué pasó tras esta lamentable muerte? Solo mensajes de condolencias y recordatorios que hay que seguir los protocolos sanitarios que la ANFP aprobó cuando no teníamos el nivel de contagios de hoy.
La pésima señal que este deporte está entregando, no se ha medido aún en toda su magnitud. El fútbol está lejos de ser una burbuja, es parte de la sociedad donde jugadores, cuerpos técnicos, árbitros y personal administrativo no viven aislados.
Por fallas en las medidas, descuidos de los clubes o irresponsabilidades personales, se hace insostenible que el fútbol siga. Se acabó la hora de las disculpas, lamentos y reuniones para recordar las medidas de autocuidado, llegó el tiempo de que el fútbol chileno se detenga y sea responsable en un momento límite de una crisis que ya se ha llevado a más de 24 mil personas en nuestro país.