Mujeres registran en promedio 5% más desempleo juvenil que hombres en Chile
José Irrazabal, académico de Ingeniería Civil Industrial en el Campus Santiago de la Universidad de Valparaíso, es autor del libro que abordó esta temática en un periodo de 25 años.
“En general, las mujeres registran aproximadamente un 5% más de desempleo juvenil que los hombres en Chile para todo el período de estudio”, destacó José Irrazabal, jefe de carrera de Ingeniería Civil Industrial en el Campus Santiago de la Universidad de Valparaíso y autor de un segundo libro sobre esta temática. Este contempla el periodo 1996-2019, es decir, veinticinco años (en una anterior publicación consideró el lapso entre 1996-2009).
“Entrega todo un análisis econométrico y estadístico del desempleo en el segmento juvenil de nuestro país para el período en estudio”, explica. Para realizar el análisis se consideraron los datos oficiales del INE. Al 2019, el grupo de jóvenes entre 15 y 24 años lo integraban 2.719.952 personas, lo que corresponde al 14% de la población nacional.
Irrazabal destacó que en promedio las mujeres anotaron una tasa de desempleo de 21,27%, mientras que los hombres alcanzaron un 16,56% en el mismo lapso. Si esto se analiza desde la perspectiva de la tasa de participación laboral (36% promedio para el período), en general para la mayor parte de los años de estudio las mujeres tienen una tasa muy inferior a la de los hombres, casi la mitad.
Sin embargo, en los últimos cinco años la brecha ha disminuido notoriamente, llegando a una diferencia de entre 4 a 6 puntos porcentuales.
El segmento joven de la población mostró una caída en la tasa de participación laboral desde 36,4% entre 2009-2014 hasta 33,8% entre 2015-2019. “Los jóvenes están retrasando su ingreso al mercado laboral”, puntualizó el académico. Algo que ya había ocurrido antes, cuando la cifra pasó de 34,8% entre 1996-2002 a 32,6% entre 2009-2014.
Crisis
“La evidencia internacional corrobora que las tasas del desempleo juvenil son dos o tres veces más altas que las de los adultos”, comentó Irrazabal. Cabe recordar que el desempleo general alcanzó la cifra de 7,0% el 2019, y el desempleo juvenil (15 a 24 años) llegó a 14,6%, y para el año 2020 la tasa general llego al 10,7% y la juvenil al 17,7%.
¿Se agrava esta situación frente a un shock macroeconómico negativo como la crisis asiática de 1997, la crisis sub prime de 2008, la caída de las exportaciones manufactureras de 2019 o la actual pandemia del covid-19?
Al respecto, el académico señaló que “los datos indican que, en crisis, los hogares tienden a aumentar su oferta laboral en particular con los miembros más jóvenes del mercado del trabajo, mientras que la población en general reduce su participación. Por lo tanto, queda de manifiesto que en etapas de recesión el desempleo juvenil no aumenta tanto como sí ocurre con el desempleo de los adultos”.
Sin embargo, la información también revela que “después de cada crisis, las tasas de desempleo juvenil aumentan del orden de 4 a 5 puntos porcentuales. Esto evidencia el importante efecto que tiene el shock macroeconómico en los jóvenes. Para la población general aumenta alrededor de 3 puntos porcentuales”.
Para los tres períodos analizados en que se produjo alguna crisis (1997-2000, 2006-2008 y 2010-2019) se observó que hombres y mujeres que tienen entre nueve y doce años de educación (educación técnica y superior) mantienen una mayor proporción en el mercado laboral. En tanto, el segmento que menos contribuye a la fuerza de trabajo juvenil es el de mujeres que tienen educación básica.
“Durante el período 1997–2000, las mayores tasas de desempleo se registraron entre jóvenes con educación superior. Pero esto cambió en el período 2010–2019, en el que la desocupación afectó más a quienes tenían educación básica y media. Esto probablemente es el resultado de un mercado laboral con mayor demanda técnica y profesional en los últimos años”, comentó el ingeniero comercial y magíster en Economía.
Sectores
Al considerar la categoría ocupacional, más de dos tercios de la población joven se clasifica dentro de los asalariados en el sector privado (tendencia creciente). La categoría que comprende a los trabajadores por cuenta propia tiene en promedio el segundo lugar (aproximadamente 15% del total) y a partir del año 2015 empezó a decrecer su proporción. La categoría con menos proporción es la de empleador.
“Uno de los elementos que se debe destacar es que los asalariados en el sector privado se comportan pro-cíclicamente y los del sector público contra-cíclicamente. Es decir, en periodos recesivos las políticas públicas (programas municipales), contribuyen de manera significativa a aumentar la oferta de empleo para jóvenes. De no ser así, la tasa de desempleo sería mucho más alta”, explicó el académico de la UV.
Según información al 2019, las cuatro ramas económicas más importantes para los jóvenes son comercio (28,9%), servicios comunales y sociales (actividades municipales, 35,1%), industria (9,25%) y agricultura (5,72%). El caso del comercio es el que ha mostrado mayor crecimiento: en 1996 era del orden del 21% y en 2019 llegó al 28,9%.
En cambio, las actividades económicas con menor participación juvenil durante el periodo analizado fueron minería, electricidad, agua y gas, “actividades que probablemente requieren más años de experiencia y formación técnica”, indicó Irrazabal.
Situación actual
Sobre el efecto que podría tener la pandemia del covid-19 en el desempleo juvenil en el país, Irrazabal recordó que las cuarentenas han golpeado duramente al comercio (hubo un 13,9% de desempleo general en dicho sector en 2020). Este es un sector muy relevante para los y las jóvenes, a tal punto que a fines de 2019 casi el 29% de ellos trabajaba en este rubro. El desempleo juvenil en este segmento llego aproximadamente al 21% el 2020, a consecuencia del covid-19.
Por ello, destacó que es necesario implementar políticas públicas para morigerar el impacto de esta crisis. “El consenso por parte de los expertos indica que no existen recetas mágicas que se utilicen y funcionan en otras latitudes y que se puedan aplicar con el mismo éxito en Chile, debido a las particularidades que enfrentan nuestros jóvenes”, dijo el jefe de carrera de Ingeniería Civil Industrial.
En ese sentido, Irrazabal comparte lo que se plantea desde la Organización Internacional del Trabajo. Es fundamental que las políticas públicas apunten a contrarrestar los altos niveles de desempleo y para ello se hace necesario diseñar instrumentos o estrategias integradoras.
En el país existen instrumentos como el Subsidio al Empleo Joven y los programas del Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence). Entregan una cifra alentadora: a febrero 2021, algo más de 100 mil jóvenes han ingresado al mercado laboral gracias a esta política.
Pero es claro Irrazabal al señalar que aún hay temas pendientes. “Los desafíos para las autoridades de cara a revertir lo que ocurre en el mercado laboral juvenil son múltiples. Esperemos que estén a la altura de las circunstancias”, concluyó José Irrazabal.