Más de la mitad de las mujeres trabajadoras (con o sin remuneración) se encuentra en «pobreza de tiempo»
Fundación SOL, presenta una nueva investigación que evidencia la “pobreza de tiempo” que viven las mujeres debido a la división sexual del trabajo tanto en los hogares, como en su trabajo fuera de este espacio.
Pobreza de Tiempo y Desigualdad: La reproducción del Capital desde una mirada feminista es el nuevo estudio de las investigadoras Francisca Barriga y Andrea Sato de la Fundación SOL. En él analizan la pobreza de tiempo al interior de los hogares.
Dentro de las cifras obtenidas, se revela que los hombres dedican 18 horas de la semana al trabajo de cuidados, mientras que las mujeres destinan más del doble, alcanzando casi 41 horas en actividades no remuneradas, indistintamente si el núcleo tiene presencia de hijos/as.
“Este hecho evidencia lo escaso que es el tiempo para las mujeres en cualquier tipo de hogar, y que las actividades no son distribuidas de manera equitativa”, señala Andrea Sato, una de las investigadoras del estudio.
Según la Carga Global de Trabajo, es decir, toda actividad realizada durante el día, el 53% de las mujeres que trabajan remunerada y no remuneradamente se encuentran en Pobreza de Tiempo. En otras palabras, exceden la carga establecida para un buen vivir, a diferencia de los hombres que suman un 36%.
Esta pobreza se ve aún más recrudecida en escenarios de hogares biparentales con hijos/as y hogares biparentales con hijas/os extendidos, es decir, conformados por personas más allá del núcleo familiar, en donde las mujeres suman alrededor de 46 horas de Trabajo No Remunerado, mientras que los hombres sólo 19 horas.
En los hogares que se encuentran en proceso de Ciclo de Inicio Familiar, es decir, pareja heterosexual con un niño o niña menor de seis años, la cifra de pobreza de tiempo en madres asciende a un 82%, en comparación con el 61% para los padres.
“El uso del tiempo diferenciado entre hombres y mujeres se convierte en un factor de discriminación para estas, ya que refuerza roles de género y la división sexual del trabajo” afirma Francisca Barriga, otra de las investigadoras del estudio.
Otro dato interesante tiene que ver con las personas que no se encuentran directamente en el mercado laboral, en ese caso la Pobreza de Tiempo de las mujeres asciende a un 20% y la de hombres tan sólo a un 2%.
Una realidad preocupante también, es la que viven las mujeres mayores de 40 años, quienes tienen una diferencia de 20 horas de Trabajo No Remunerado con sus parejas heterosexuales.
La disputa por el tiempo es disputa política
En la investigación, se cuantifica cuántas horas destinan las mujeres a los trabajos remunerados y de cuidados dentro de los diversos hogares. Se identifica la unidad doméstica como un espacio más, dentro de la estructura patriarcal debido a su organización jerárquica. Desde esta óptica, el hogar se vuelve un lugar crítico y esencial para analizar el empobrecimiento multidimensional y la escasez de tiempo para las mujeres.
“Los hogares como unidades productivas juegan un papel fundamental en la organización de la vida social, cobran una gran relevancia en las cadenas de valor y abastecimiento, por tanto, entender desde la unidad doméstica la pobreza es fundamental para comprender las condiciones de vida especialmente de las mujeres” explica Andrea Sato.
La línea de pobreza de tiempo fijada para el presente estudio es de una jornada y media legal de trabajo en Chile, es decir, 67,5 horas de trabajo semanal (remunerada o no), ahora bien, si una persona trabaja más de este tiempo se podría considerar una persona pobre de tiempo.
Siguiendo esta métrica es posible analizar el caso chileno y establecer que, si se consideran necesarias las 8 horas para dormir, 1 hora al día para actividades de autocuidado personal, 2 horas diarias de transporte y las 9,5 horas semanales de ocio, la semana dispondría de máximo 67,5 horas para trabajos remunerados y no remunerados.
Con la presente investigación, Fundación SOL presenta una metodología con enfoque feminista e innovador que pretende avanzar y superar la visión tradicional de pobreza y trabajo, mediante la generación de indicadores que permitan dimensionar el uso del tiempo, especialmente el ejercido por trabajos no remunerados (TNR), cambiando el foco de análisis del tiempo para el mercado.
“Recuperar la autonomía es recuperar tiempo y priorizar el tiempo para la reproducción de la vida social como eje fundamental para el buen vivir de las personas y el medio ambiente. La disputa por el tiempo es una disputa política, jerarquizar los tiempos y valorarlos en función del mercado sólo es beneficioso para el capital, recuperar el tiempo es recuperar la vida” afirma Francisca Barriga.