Jorge Aliaga: La composición para cine es una silla musical, nos rondan muchos fantasmas

El compositor se refiere al proceso de creación de su último trabajo en la serie sobre la escritora Isabel Allende. Da cuenta de un oficio particular y complejo, donde una de las claves es saber dialogar con otros/as creadores/as y equipos involucrados en la misma obra.

Una sonoridad un poco chascona, vertiginosa y de inestabilidad errática. Esto es parte de lo que escucharemos y sentiremos en la serie “Isabel”, que se estrena este 12 de marzo en HBO.

Detrás de esta música encontramos al compositor y académico de la UAHC Jorge Aliaga, con una vasta trayectoria en cine, teatro, danza y televisión. Formado en la Universidad Católica de Valparaíso y luego en la École Normale de Musique de París Alfred Cortot, ha sido reconocido con los premios Jerry Goldsmith y Pulsar. Su música es parte de las películas de Edgardo Viereck “Mi famosa desconocida” y “Desde el Corazón, “Antonia” de Mariano Andrade, “Crónica de una despedida” de Pepe Maldonado, entre otras.

Como docente ha impulsado una formación que también tiene ribetes terapéuticos y espirituales. “La formación musical no solo se debe enfocar en educar con herramientas prácticas de un oficio, sino también debe formar un alma en disposición sensible ante la vida”, explica Aliaga. Alcanzar la libertad para componer es un desafío que implica desarrollar puntos de vista y lidiar con las resistencias.

“La situación y madurez de las personas afectan su creación. Tengo que trabajar con la madurez de los estudiantes, no puedo omitir su humanidad. Sus problemáticas afectan su capacidad creativa. Tienen que saber que parte de sus decisiones son parte de sus traumas. La composición para cine es una silla musical, nos rondan muchos fantasmas. Desarrollar, conocer esos fantasmas es parte del trabajo de formación”, agrega.

A su último trabajo, la serie “Isabel”, dirigida por Rodrigo Basáez -también a la cabeza de “Los 80”- llegó tras ganar un concurso. Compuso su música entre enero y agosto de 2020, en meses de confinamiento e incertezas, por eso dice que es “una obra pandémica”. La banda sonora tuvo un gran nivel de dedicación en todo el proceso y concluyó con un resultado con altos estándares de calidad. La vida es un caos, Porfiria, Lima, Baño de sangre, Salvador Allende y La casa de los espíritus son algunos de los temas que Aliaga compuso para la serie.

“Les gustó la propuesta que había planteado, se enamoraron rápidamente del punto de vista. Es una sonoridad un poco chascona, vertiginosa, de inestabilidad errática. Fue un proceso súper comprometido, nos enamoramos todos del proyecto, la serie entusiasma en todo aspecto. La primera manera de abordarla fue con librerías que se le ofrecen al montajista, con características que nos permitan definir los universos musicales. Este proyecto venía muy exigente, con una altura de miras muy profunda. Terminé componiendo de forma delicada para tres películas (es una miniserie de 3 capítulos), por el nivel de dedicación. La gente la va a recepcionar muy bien porque tiene un nivel dedicación que van a sentir. Quedé impresionado con lo que se logró y el director también. Quedamos todos contentos».

¿Cómo es tu proceso de creación musical para una película o serie?

Es un proceso variable, no puede ser siempre el mismo por respeto al producto u obra en que se aplica. Lo único que es constante es desarrollar la capacidad auditiva, perceptiva, emocional, reaccionar a las necesidades del proyecto con las mejores herramientas tecnológicas y creativas. Desde esa perspectiva, resolver lo que el proyecto pide. Una de las cosas más difíciles del oficio es tener esa interfaz de lectura sensible, intelectual que también la da el oficio y la experiencia para recibir la necesidad. Me ha tocado experimentar todas las maneras de componer, hay proyectos que requieren que uno componga en forma paralela a la imagen, muy pegado a ella. Pero también uno puede componer sin una sola imagen, solo desde el punto de vista conceptual. El documental, por ejemplo, a diferencia de la ficción, está siempre en proceso, está constantemente evolucionando, uno tiene que trabajar con líneas de pensamiento y trabajo.

¿Desde ahí se llega a un guión musical?

El guión musical establece un vínculo con la obra de tipo narrativo, donde se espera de la música que diga algo bien específico y concreto. El concepto de guión musical es bien bonito, porque vendría a ser las piezas del puzzle que le faltaron al guión, en estricto rigor uno hace un complemento y la música puede dar una profundidad a lo que la película dice. Muchas veces el compositor tiene que trabajar con
lo que ve y con lo que no se dice. Siempre tenemos el gran enemigo que es la obviedad. La música suele estar situada en territorios del pasado o del futuro. Anticipa o recuerda la historia. En general mis primeras ideas melódicas nacen de una fotografía de los actores, donde yo recibo la energía que tiene el rostro, la mirada, desde ahí comienzo a trabajar las primeras ideas, generalmente sin imagen ni movimiento, siempre como al piano y a la antigua, con papel y lápiz.

¿La música de películas tiene valor por si misma? ¿Puede vivir fuera de la imagen?

Hay distintas visiones respecto a que una música pueda vivir fuera de la imagen. Cuando eres capaz de componer lo que una escena necesita y además te permites ser tú y en el hecho de ser tu ayudas además a la escena, entonces ahí sucede una maestría que es de pocos, son pocos los que pueden decir eso, que hacen una música que se reconoce que es de ellos y que sea de su autoría no afecte la escena.

La serie “Isabel” es una producción de Mega y se podrá ver este desde este viernes 12 de marzo en la señal HBO.

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El Periodista