Los sueños del castillo: el premiado documental que llegará a Miradoc el 4 de marzo
Entre visiones y pesadillas, el documental viaja a través de los temores, angustias y recuerdos de un grupo de jóvenes de un centro de detención juvenil emplazado en medio del campo del sur de Chile y en territorio mapuche.
¿Cuál es el significado de los sueños? ¿se puede soñar lo mismo todos los días? En poco más de una hora, “Los sueños del castillo”, dirigido por René Ballesteros y producido por Johanne Shartz, será estrenado próximo jueves 4 de marzo por Miradoc en más de ocho plataformas a las que se accede a través de www.miradoc.cl. Es una invitación a explorar el recorrido de la vida de un grupo de adolescentes de un centro de detención juvenil ubicado en Cholchol, pleno campo del sur de Chile.
El documental gira en torno a las pesadillas recurrentes de un grupo de jóvenes, sus conversaciones sobre lo que se les revela en estos sueños por las noches, cómo se relacionan con el territorio físico que habitan y cómo se ven a sí mismos. En ocasiones, describen que ven situaciones complejas o seres que toman formas misteriosas, pero en otras, para algunos son avisos de algo que va a ocurrir o material para crear canciones. De manera elogiable, el audio de los protagonistas relatando sus pesadillas, se va entrelazando con tomas del centro de detención juvenil, del campo y se conjuga con la música original.
«Los sueños del castillo» ha sido presentado en Chile, Argentina y Francia y ha obtenido varios reconocimientos. El mismo año de su estreno ganó el premio a Mejor Película Chilena, Festival Internacional de Cine de Valdivia FICValdivia 2018, Premio Especial del Jurado, Festival Internacional de Documentales de Santiago FIDOCS 2018 y Mejor Música Original, Cinéma du Réel 2019, entre otros.
La cosmovisión mapuche
“No sé cómo despertar, quedo atrapado en la noche, vienen mis sueños de mi sangre mapuche”, le cuenta uno de los protagonistas a otro mientras conversan acerca de dónde vienen sus sueños. De acuerdo a la cosmovisión mapuche, un “pewma” o sueño, es una vía para alcanzar mayor sabiduría o conectarse con mensajes de los espíritus.
Antes de que existiera el centro de detención juvenil, el terreno en que se ubica correspondía a un cementerio indígena. Cuando fue comprado por los chilenos, desapareció. “Era un campo libre”, donde cada persona pedía ser enterrada en el lugar que prefiriera tras su muerte. Sin embargo, según la creencia local, el diablo se apropia de las almas de quienes están bajo tierra y les da formas de perrito, o de gallina, o de algo brillante. “Los muertos molestan”, advierte uno de los entrevistados.
Para el director, la película parte de la premisa de que el centro de detención “es un espacio mental, no solo físico”. Al mismo tiempo, según su visión, “materializa las pesadillas de jóvenes que han infringido la ley, transgresores”.
El derecho a soñar
A lo largo del documental distintas voces, son clave para la estructura, van relatando sus sueños más frecuentes, sumado a la música por Alexandre del Torchio, se van entretejiendo a medida que la película avanza. Así, podemos escuchar a un joven dice soñar con una línea de fuego que no se puede transgredir, otra persona dice ver que alguien mató a un conocido, otra voz asegura soñar con un castillo en medio de un campo, custodiado por dos guardianes, donde también hay un puente colgante, una laguna, otros sueñan con torturas, persecuciones, con heridas y sangre. Algunos tienen miedo de dormir y no despertar; de apagar la luz y volver a soñar con familiares muertos, con el diablo, con seres que les dicen que los sigan.
Según Ballesteros, los sueños son muy realistas, “son transposiciones de experiencias vividas, collages de momentos reales, es brutal. Es como si en la actividad nocturna no hubiera escapatoria. Ésa es la pregunta que recorre la película. ¿Cómo escapar de ese lugar? ¿cómo escapar de esa condena? ¿la respuesta está en la noche, en los sueños?”, concluye.