Investigación sobre salud mental desaconseja retorno a clases
El estudio "Impacto en la Salud Mental de Preescolares y Escolares en Cuarentena” advierte sobre efectos socioemocionales de la pandemia entre escolares, profesores y apoderados de colegios en Pudahuel, Cerro Navia y Lo Prado.
Falta de ánimo, angustia, tristeza e incluso cambios en el apetito detectó el estudio «Impacto en la Salud Mental de Preescolares y Escolares en Cuarentena” realizada en las comunas de Pudahuel, Cerro Navia y Lo Prado entre 4.772 escolares de prekínder a cuarto básico, sus familias y la comunidad escolar.
Los perfiles psicológicos obtenidos advierten que el 20,6% de los padres de los niños y niñas señalaron que sus hijos pasaron de no presentar ningún síntoma referido a su salud mental antes de la pandemia a tener al menos uno durante la cuarentena. Entre ellos, aumentos significativos de sensaciones como “estar triste” (24,6%), “falta de ganas, incluso para hacer actividades que le gustan” (29,5%), “cambios en el apetito, ya sea comiendo más o menos que antes” (26,4%) y “problemas para dormir” (26,4%).
Otros síntomas frecuentes referidos por los padres durante la cuarentena fueron “irritabilidad, mal genio” (71,9%), “No obedecer” (70,7%) y “cambios en el apetito” (72,8%), cifras y situaciones dadas a conocer también en estudios internacionales. Los resultados fueron analizados por un equipo de profesores y estudiantes de la Escuela de Psicología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC). Mientras que los datos se obtuvieron gracias al Ministerio de Educación y la Unidad de Psiquiatría Infantoadolescente de la Universidad de Chile.
Rodrigo Rojas-Andrade, doctor en psicología y director de la iniciativa, explicó que “Estas conclusiones nos permitieron generar un sistema informático para alojar los datos y desarrollar reportes individuales para detectar cuales son los estudiantes que necesitan atención individual y derivarlos al Programa de Acompañamiento Clínico Escolar, PACE”.
Estos resultados demuestran algo que los expertos en salud mental venían advirtiendo desde inicios de la pandemia: la problemática anímica y psíquica de la comunidad escolar iba a incrementarse producto de las crisis y que los factores de riesgo también. La sintomatología “ansioso-depresiva” detectada enciende luces de alerta ante el debate entre el magisterio, la sociedad y el Gobierno en torno a un eventual retorno a clases.
“Si los niños/as vuelven a clases en marzo, ¿Con qué nos encontraremos? Con niños y niñas que han subido microtraumas y cambios muy bruscos en sus rutinas que van a requerir una atención especial, empática y compasiva. En ese sentido, lo recomendable es tender a una vuelta a clases gradual en términos de la exigencia académica, pero lo primero que se debe hacer es fortalecer la vinculación afectiva que se ha fragmentado en esta pandemia. Solo recién después de eso podemos comenzar a presentar exigencias en los estudios. Es un gran error pensar que volver a clases significa volver a un sistema hiperproductivo y basado en la adquisición de conocimientos como el de la prepandemia”, plantea Rojas.
Nuevo horario de clases para niños y padres
El psicólogo recalca que todas las personas han debido rehabituarse a la vida del encierro, nuevos horarios, nuevas exigencias y a vincular mundos que antes se encontraban bien escindidos como trabajo, vida escolar o la rutina doméstica. El mismo proceso de adecuación espera a quienes decidan retornar a clases lo que conlleva alteraciones importantes del ánimo y el comportamiento. En tal sentido, se detiene en el caso de los profesores específicamente.
“En esta investigación también identificamos los factores estresores en el caso de los profesores y profesoras para constatar que más del 50% de ellos presenta altas sintomatologías de este mismo tipo. Se han visto afectados por la doble presencialidad, pero esto no ha sido lo que más stress les ha causado sino las exigencias psicológicas de un año de pandemia: muchos/as debieron aprender de manera urgente habilidades digitales con las que no contaban”, afirmó.
Asimismo, agregó que, debido al estudio, se descubrió que las habilidades digitales de los profesores chilenos eran muy bajas.
“En el caso de los profesores, volver a la escuela aumentará la autoeficacia y los volverá a hacer sentir más cómodos, probablemente, pero también se encontrarán con estudiantes distintos con quienes desarrollar nueva dinámicas y requerimientos dentro de los cuales, los socioemocionales necesitarán un énfasis mayor”, indicó Rojas.