Rectores de universidades públicas se comprometen a abrir más espacios para el debate ciudadano y a interpelar a la élite en el proceso constituyente

Ayer culminó el tradicional evento de la U. de Chile, que este año fue co-organizado junto a siete universidades de todo el país, bajo el nombre “Diálogos constituyentes: + democracia + derechos humanos + territorios”.

En el encuentro de clausura -un inédito diálogo abierto entre las máximas autoridades de los planteles participantes- las y los rectores reafirmaron su compromiso con el Chile que viene y reconocieron las deudas pendientes en torno a la educación pública.

¿Cuál es el rol público de las universidades del Estado en el actual proceso constituyente? ¿Cuál es la relevancia de la vinculación con el medio y la extensión universitaria para recoger la preocupación de los territorios y democratizar la relación entre las universidades y la sociedad?

En torno a estas dos preguntas giró el diálogo que ayer entablaron las máximas autoridades de ocho universidades públicas del país en el marco de la actividad de cierre de la VII Escuela de Temporada de la Universidad de Chile, que de forma inédita su Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones realizó este año en formato virtual y en colaboración con estos planteles, para generar un diálogo a través del territorio que unió a la academia y la sociedad civil.

El rector Alberto Martínez de la Universidad Arturo Prat, en Iquique, planteó que el primer objetivo es las universidades es “aportar insumos y abrir espacio a la discusión transversal, que defienda la descentralización y la calidad de vida en las regiones. No queremos que todo se concentre en Santiago”, afirmó. “Veo con preocupación que en nuestro país se ha ido construyendo una forma de relacionarnos muchas veces agresiva, con falta de tolerancia, y estas instancias como la Escuela de Temporada ayudan a evolucionar hacia la reflexión colectiva”, agregó el rector.

“Debemos asegurar el acceso a la educación superior y comprometernos con el desarrollo del conocimiento considerando todas las brechas sociales y económicas”, aportó el rector de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Luis Pinto.

En tanto, el rector de la Universidad de Valparaíso, Osvaldo Corrales, puso énfasis en la falta de legitimidad que sufren hoy muchas de las instituciones públicas del país, que gatilló la revuelta social del 18 de octubre de 2019, pero aseguró que aún las universidades “gozamos de legitimidad ante la población, y por tanto es nuestro deber poner ese capital al servicio de la construcción de acuerdos y consensos, garantizando la participación activa de toda la ciudadanía”.

Óscar Garrido, rector de la Universidad de los Lagos, coincidió en el diagnóstico y afirmó que, en materia de educación superior, “Chile es uno de los países más privatizados”. En ese sentido, desde 2014 el CUECH (Consorcio de Universidades del Estado de Chile) conformó un proyecto y un relato para terminar con la competencia entre las universidades y trabajar colaborativamente. “Lo mismo que hicimos creando la Red Patagonia Cultural (en junio pasado) entre las universidades de Los Lagos, Magallanes y Aysén”, destacó.

Natacha Pino, rectora de la Universidad de Aysén, argumentó que su plantel nació desde un movimiento ciudadano en 2015 que exigía una institución de educación superior en la región, por lo que la demanda es siempre “estar disponibles a articular discusiones y a facilitar la participación de los jóvenes y estudiantes. Nuestra conexión con el territorio está en nuestras bases”, afirmó.

“Recuperar la capacidad de escuchar a la sociedad, qué nos dice la violencia, los rayados y los jóvenes es algo que debemos hacer como universidad”, planteó César Ross, vicerrector de Vinculación con el Medio de la Universidad de Santiago de Chile. Pero esto -enfatizó- debe ir en paralelo con una “interpelación al poder, a la élite. La sociedad también se despolitizó. Si en el siglo XX la lucha fue conquistar el derecho a voto de todos, nuestro problema hoy es que se ejerza ese derecho”, dijo.

Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, resumió el problema en el sistema de sociedad que se ha venido construyendo en los últimos 40 años. “En un país que trastornó su forma de relacionarse por un modelo extremo de individualismo, las universidades deben seguir siendo el baluarte de la colaboración y no de la competencia, las defensoras del bien común. La sociedad es mucho más que las universidades, pero sin las universidades la sociedad no sería la mismo”.

Por una universidad abierta

La Escuela de Temporada de la Universidad de Chile es una tradición que se arrastra desde los años ‘30 y que tiene como principal promotora a una mujer. Amanda Labarca fue la primera académica de una universidad en el país (U. de Chile) y en América Latina, y fue quien primero entendió que la universidad no debía pertenecer sólo a sus estudiantes, sino que debía estar abierta a toda la comunidad.

La tradición de llevar esta iniciativa a diferentes regiones del país se quebró en 1973, y recién en 2015, bajo la gestión de la vicerrectora Faride Zerán, volvieron a realizarse en otros puntos de Chile, siempre con la idea de extender puentes hacia nuevos territorios.

Este año, la Escuela de Temporada sorteó las dificultades de la pandemia con una edición virtual y en red con otras siete universidades ubicadas a lo largo del país, estableciendo como tema principal el proceso constituyente, generando tres tipos de instancias de participación: diálogos, talleres y asambleas ciudadanas abiertas al público.

En ellas se discutieron temas como derechos humanos, derechos culturales, racismo e interculturalidad, género, salud, y transterritorialidad, entre otros, desplegados en cinco jornadas que tuvieron como cierre una franja cultural que incluyó teatro, cine, danza y poesía.

Las transmisiones -que en cifras preliminares suman más de 4 mil visualizaciones- fueron transmitidas por el canal de YouTube de la Universidad de Chile y la señal digital UESTV, además de las plataformas de las otras universidades colaboradoras.

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El Periodista