Deplorables condiciones de repartidores de apps durante pandemia
La investigación publicada por el Observatorio Económico de la Universidad Alberto Hurtado se centró en cómo han trabajado los “socios repartidores” de Rappi y Pedidos Ya a través de la emergencia sanitaria por el coronavirus.
Por Valeria Urra
La pandemia por el Covid-19 ha generado que muchas empresas hayan visto perjudicadas sus ventas. Sin embargo, no es el caso de plataformas digitales de reparto como Rappi, PedidosYa y UberEats que han visto multiplicada la demanda de sus servicios debido a que las personas prefieren quedarse en casa y mantener las debidas distancias con el resto, y porque cada vez más ciudadanos quedan desempleados debido a la crisis económica, por lo que se ven obligados a trabajar como repartidores en estas aplicaciones.
Es así que Francisca Gutiérrez, Doctora en Sociología y Maurizio Atzeni, investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL) de Argentina, realizaron una investigación sobre estas plataformas, llamada “Repartidores de plataformas: Víctimas invisibles de la pandemia”, ya que pesar del gran aumento en su demanda, las condiciones en las que trabajan los llamados “socios” repartidores, ha generado gran polémica alrededor del mundo.
“Ellas se consideran a sí mismas como simples intermediarias entre los repartidores y los consumidores y, a estos trabajadores, como prestadores de servicio independientes, en la práctica determinan los parámetros centrales de esta actividad: definen las tarifas, seleccionan, evalúan y desvinculan a sus «colaboradores», entre otras funciones. A pesar de esto, los repartidores carecen de un contrato que les garantice derechos laborales mínimos, como el acceso a la Seguridad Social, ingreso base, limitación de jornadas, entre otros”, se indica en el informe.
Se menciona además que es una situación tan compleja que incluso ha llevado a diversos Estados a discutir la calificación de los trabajadores como empleados dependientes o si debería crearse un nuevo estatus laboral que le entregue más derechos.
Condiciones en pandemia
La forma que los trabajadores se desempeñaban en Latinoamérica ya eran malas, pero con el inicio de la emergencia sanitaria por el coronavirus, todo empeoró. Así, en abril de 2020, se inició la investigación sobre el trabajo en Rappi y PedidosYa, en Argentina y Chile.
“Si bien ha sido definida como esencial, la actividad de los repartidores se ha vuelto más precaria durante la crisis sanitaria, porque las plataformas han descargado en estos trabajadores los riesgos y costos provocados por la coyuntura. Para combatir esta situación, los repartidores han desarrollado distintas estrategias que van desde el «mal comportamiento» a la acción colectiva.”, se afirma en el documento.
Riesgos
Las entrevistas con los repartidores indican que la pandemia ha cambiado las condiciones comerciales y ha traído nuevas responsabilidades y riesgos a las plataformas que han asumido. Entre estos peligros, el más claro es la exposición del Covid, pero no el único.
“La crisis económica que acompaña la pandemia parece haber aumentado la delincuencia en las calles de estas ciudades. Como señalan los entrevistados, los asaltos se han vuelto más comunes y amenazan seriamente su seguridad. No faltan las historias de violencia que terminan con desenlaces fatales para estos trabajadores”, se menciona.
No obstante, los repartidores tienen la “libertad” de decidir si asumen este peligro o no, por lo que las empresas “no se hacen cargo de las consecuencias de los asaltos e, incluso, cobran a las víctimas el valor de las mercancías robadas”. Y agregan que “lo que estas empresas silencian es que penalizan a los repartidores si ejercen esta libertad. Y es que el algoritmo que utilizan contempla la «tasa de aceptación de los pedidos» como uno de los criterios fundamentales para la evaluación del desempeño de sus «colaboradores»”.
De esta forma, si los repartidores rechazan pedidos, su tasa de aceptación disminuye, “lo que puede acarrearles consecuencias serias como la reducción del número de pedidos que les son asignados, la prohibición de trabajar en las comunas con más movimiento o, incluso, el bloqueo de sus cuentas”, afirman.
Además, indican que como más personas han ingresado a trabajar a estas apps, el número de pedidos asociados a cada uno ha disminuido, lo que también significa una baja en los ingresos finales que reciben. “Los entrevistados señalan, por ejemplo, que los premios por referir a un repartidor o hacer repartos en horas específicas han disminuido. También acusan una disminución de la tarifa por pedido, aun cuando no saben en qué ha consistido el cambio, pues las plataformas tampoco transparentan esta información.”, mencionan.
Resistencia
Respecto a estas situaciones, los trabajadores “han desarrollado diferentes formas de resistencia”. Desde “mal comportamiento”, donde engañan a las empresas para obtener pequeños beneficios, micro-robos, la realización de reparto por cuenta propia o el arriendo de cuentas falsas.
También se menciona la “solidaridad” urbana, donde “entre pedido y pedido, en las plazas, las avenidas y las esquinas de los restoranes con más demanda. Tanto en estos lugares como en las redes sociales, los repartidores se divierten, comparten sus quejas u ofrecen consejos, construyendo lazos de amistad y compañerismo».