Sonda espacial Chang’e-5 trajo a la Tierra muestras de la Luna por primera vez en 44 años
Ya son tres países los que han traído muestras de la luna: EEUU, China y la ex URSS. (Télam)
La misión permitirá perfeccionar las tecnologías necesarias para enviar astronautas chinos a la Luna, algo que Beijing se propuso lograr en 2030, pero el análisis de las muestras también ayudará a comprender mejor los orígenes de la Luna, su formación y la actividad volcánica en su superficie.
La televisión pública CCTV difundió imágenes del módulo descendiendo desde el cielo durante la noche con la ayuda de un paracaídas, antes de posarse en el suelo nevado, según informó la agencia AFP.
Acto seguido camiones y científicos fueron a recogerlo y se plantó la bandera roja con cinco estrellas amarillas cerca del artefacto.
Con esta misión, China se convierte en el tercer país en haber traído muestras de la Luna, después de Estados Unidos y la antigua Unión Soviética en las décadas de1960 y 1970.
El presidente Xi Jinping transmitió sus «cordiales felicitaciones» a los equipos encargados de la misión, según la agencia de prensa Xinhua.
«Vuestro brillante logro quedará para siempre grabado en la memoria de nuestra patria y de nuestro pueblo», dijo el mandatario.
El último intento de traer muestras lunares lo llevó a cabo con éxito la URSS en 1976, con la misión soviética Luna 24, pero Estados Unidos también había recogido rocas durante la misión tripulada Apolo 17 (1972) que fueron tomadas directamente por los astronautas.
«Es una hazaña tecnológica» que permitirá a China «confiar más en su tecnología», dijo a la agencia de noticias AFP Chen Lan, analista del sitio GoTaikonauts.com, especializado en el programa espacial chino.
«Una misión tan compleja es sin ninguna duda todavía muy difícil de alcanzar hoy en día, incluso para Estados Unidos, Rusia y las demás potencias espaciales», agregó.
Chang’e 5, llamada así por una diosa de la luna en la mitología china, fue lanzada el 24 de noviembre desde la isla tropical de Hainan (sur de China).
Se posó en la Luna el 1 de diciembre cerca del Mons Rümker, en una zona montañosa nunca antes explorada con la misión de recoger unos dos kilos de materia.
Después de tomar las muestras, el aterrizador de la sonda tuvo que ascender automáticamente a la órbita lunar, acoplarse con el orbitador y transferir la carga al módulo de regreso, operaciones complejas que se dirigieron por control remoto desde la Tierra.
«Esto nunca lo había hecho hasta ahora, nadie», dijo al respecto Jonathan McDowell, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, en Estados Unidos, para quien «el hecho de que todo haya transcurrido sin problemas es una señal de la madurez del programa espacial chino».
China invierte miles de millones de dólares en su programa espacial, para ponerse al nivel de Europa, Rusia y Estados Unidos, y en 2003 envió su primer astronauta al espacio.
A principios de 2019 logró alunizar una sonda y un pequeño robot teledirigido en el lado oculto de la Luna, una primicia mundial.
El gigante asiático también acaba de terminar en junio la constelación de su sistema de navegación Beidou, rival del GPS estadounidense y el pasado recientemente lanzó una sonda a Marte, donde espera sacar un pequeño robot teledirigido el próximo año.