Más de la mitad de las microemprendedoras en Chile gana al mes solo el equivalente a un salario mínimo o menos
Además, según un estudio sobre género y microemprendimiento realizado por el INE, para un 44,8% de las mujeres, la posibilidad de desarrollar un negocio depende de que este pueda realizarse en la vivienda y sea compatible con las tareas domésticas y el cuidado de personas en el hogar.
Un 65% de las mujeres que microemprenden en Chile obtienen mensualmente ganancias de hasta un salario mínimo, mientras que en los hombres este grupo alcanza el 38,1%.
Así se desprende del estudio Enfoque de género y microemprendimiento elaborado por el Instituto Nacional de Economía (INE), que presenta las principales diferencias entre mujeres y hombres al momento de emprender un micronegocio. El documento se basa en los resultados obtenidos en la VI Encuesta de Microemprendimiento (EME) aplicada en 2019 por el INE.
De acuerdo con el enfoque, las microemprendedoras dedican cerca de 63 horas en total al trabajo remunerado y no remunerado en la semana, nueve más que las que destinan los hombres. Además, ellas dedican casi el triple de tiempo (29,4 horas) al trabajo que no es remunerado -como las tareas domésticas y de cuidados- en comparación con los hombres (11,3 horas). En consecuencia, las mujeres pueden destinar menos horas semanales que los hombres a sus microemprendimientos.
Para un porcentaje importante de personas, los microemprendimientos son una alternativa a la desocupación o a estar fuera de la fuerza de trabajo que les permiten conseguir dinero mientras encuentran un trabajo asalariado o recursos para complementar los ingresos del hogar. Esta situación es más notoria entre las mujeres, dado que la mayor parte de ellas microemprende por necesidad (57,4%), en tanto que en los hombres la oportunidad de hacer un negocio es el motivo más prevalente (43,7%) para iniciar el microemprendimiento.
El estudio advierte, además, que las desigualdades de género en el trabajo no remunerado no son ajenas a las microemprendoras: el 39,7% de las mujeres que emprendieron por necesidad lo hizo para tener flexibilidad y compatibilizar sus negocios con el trabajo de cuidados y las tareas domésticas en el hogar (17,1% en el caso de los hombres). Además, para los hombres, la principal ventaja de emprender es no tener jefe (34,0%), mientras que para las mujeres es la posibilidad de compatibilizar el trabajo remunerado con la realización de tareas domésticas y de cuidados (36,7%).
De este modo, para un porcentaje importante de mujeres (44,8%), la posibilidad de desarrollar un microemprendimiento -y con ello insertarse en el mercado laboral- se relaciona con que ese trabajo pueda realizarse en la vivienda y sea compatible con las tareas domésticas y el cuidado de personas en el hogar, lo cual conlleva una doble carga de trabajo para ellas.