Llega La madre del blues, con el brillo de Viola Davis y del fallecido Chadwick Boseman
“La madre del blues”, cinta de firme tono teatral sobre la irreverente y genial pionera del blues de los años 20 y 30 Ma Rainey, llega mañana a Netflix con las brillantes actuaciones de Viola Davis y del fallecido Chadwick Boseman, en lo que para el director George C. Wolfe es el último testimonio de un intérprete “maravilloso e inteligente”.(Télam)
“Estoy, todos estamos, aún recuperándonos de su pérdida. Qué gran actor y qué ser humano gentil”, recordó Wolfe en conversación con Télam, sobre la performance del actor que llegó a la fama gracias al personaje de “Pantera Negra” en la saga de películas de Marvel y que murió a los 43 años en agosto pasado, producto de un cáncer de colon.
Tanto su interpretación como el ambicioso e impulsivo trompetista Levee, como la de Davis como la temperamental Ma Rainey, para la que no solo mostró sus dotes de cantante sino que transformó su aspecto ganando peso y prótesis dentales doradas, fueron alabadas por la crítica especializada, que augura sendas nominaciones en los premios más importantes que se avecinan en 2021.
Producida por Denzel Washington, la trama está basada en la obra “Ma Rainey’s Black Bottom” (“El culo negro de Ma Rainey”) del multigalardonado dramaturgo August Wilson, considerado como “el poeta teatral de la América negra”.
Otra de sus obras también llevada al cine fue “Fences” (2016), que tuvo dirección, producción y protagónico de Washington y que le reportó a Viola Davis su hasta ahora único premio Oscar a mejor actriz de reparto.
La cinta se centra en una sesión de grabación de un disco de la legendaria artista y su banda en un caluroso día de verano en la Chicago de 1927.
Ma -único personaje de la cinta que existió realmente, e influencia de artistas como Billie Holliday o Ethel Waters- llamaba la atención tanto por su calibre vocal como por su personalidad mandona, atípica para una ciudad del Medio Oeste estadounidense en épocas de permanente tensión racial.
Durante la jornada de grabación, a la que Ma llega tarde acompañada de una novia (Taylour Paige) y de un sobrino tartamudo (Dusan Brown) al que se empeña en incluir en el disco, la cantante mantendrá un duelo con su agente y su productor, ambos blancos, por el control de su música.
En tanto, la banda aguarda en una claustrofóbica sala de ensayos, donde Levee y sus compañeros (Colman Domingo, Glynn Turman y Michael Potts), comparten una serie de historias que revelan duras verdades del pasado y generan asperezas por sus diferentes miradas sobre el presente y futuro.
El realizador de la cinta, más conocido por su profusa actividad como director y dramaturgo en el circuito de la calle Broadway de Nueva York que por sus escasas incursiones en cine, conversó sobre qué le había interesado del personaje, sus elecciones a la hora de adaptar la obra del teatro a la pantalla y el nivel de sus dos protagonistas, entre otras cuestiones.
¿Qué te atrajo de Ma Rainey?
Una de las canciones que grabó aquel día, que no vemos en la película, es una canción titulada “Prove It On Me”, en la que canta sin tapujos esta letra tan valiente: “Salí anoche con un grupo de amigos/deben haber sido mujeres porque no me gustan los hombres”. Ese fue uno de sus “hits” en los años 20. Vivía su vida de una forma impenitente. Es tan dura, tan demandante, tan autoritaria; lista para hacer lo que sea necesario e ir en contra del que sea para proteger su sonido, y luego ves como protege a su sobrino Sylvester. Me encantaba que todas esas dinámicas existieran en una sola persona, y que fuera alguien que no pidiera el permiso de nadie para ser quien era.
¿Qué tan difícil fue adaptar ese ritmo de la obra de teatro al de una película?
No fue parte del proceso mental; creo que independientemente del tipo de medio con el que estés lidiando, teatro o cine, buscás encontrarte con la verdad en el relato, en la actuación y en las elecciones. Solo que en este caso hay una gran máquina en el medio con la que podés crear planos amplios o acercarte para un primer plano, y un grado de composición que va con todo eso.
¿También trabajaste con el elenco como si de una obra se tratara?
Tuvimos un período de dos semanas de ensayos antes de filmar nada. Nos dio la oportunidad de hacer preguntas, meternos en el material, también creó esta dinámica en la cual pudieron conocerse unos a otros y generar esa sensación de ensamblaje y de confianza. Con Viola, ella es una actriz tan habilidosa, con una reserva emocional enorme, que simplemente trajo una ferocidad, un entendimiento basado en una extensa investigación sobre Ma Rainey. Con mucho detalle sobre su maquillaje, su tamaño; tuvo esa plantilla sobre la cual armar el personaje como artista, como mujer, como afroamericana.
¿Y con Boseman?
Trabajar con Chadwick fue muy interesante porque vi cómo en ese período de ensayos, y eso es algo que he visto en los grandes actores, empezó a remover todas las capas que hubiera entre él y el personaje. Para cuando llegamos al rodaje había localizado completamente dentro de sí a Levee, y fue capaz de hacerse totalmente vulnerable. Levee tiene una serie de escenas tan físicamente demandantes como emocionalmente crudas, había mucho en juego, y día a día, toma tras toma, Chadwick cumplió. Su trabajo fue brillante.
La obra es de 1984, ¿qué aspectos de ella creés que resonarán más con el público de 2020?
No pensé en cómo iba a resonar; si hacés bien el trabajo, el mensaje reverbera. Estaba intrigado por la personalidad de Ma, el hecho de que no esperara la aprobación de nadie nunca; me atraía la desesperación de Levee por tener éxito al punto de que toma decisiones tontas con respecto a su propio arte. Además me resultaba especialmente atractiva esta Chicago de 1927, pero tenía fe en que el material original era tan brillante, y los actores harían un trabajo tan genial, que como cualquier obra de arte iba a poder encontrarse a sí misma en la actualidad.