Investigador chileno desarrolla método para detectar de forma temprana afecciones cardiacas

Julio Sotelo, de Ingeniería Civil Biomédica UV, creó un mapa tridimensional para detectar la Válvula Aórtica Bicúspide.

Un mapa tridimensional del flujo sanguíneo que permite detectar de forma temprana afecciones cardiacas, particularmente pacientes con Válvula Aórtica Bicúspide (VAB), desarrolló Julio Sotelo, investigador de la Escuela de Ingeniería Civil Biomédica de la Universidad de Valparaíso (UV) y del Núcleo Milenio Cardio MR.

El instrumento, capaz de indicar la dirección y magnitud con que circula la sangre, fue presentado en el reciente Congreso Chileno de Cardiología y Cirugía Vascular.

Según Sotelo, “los pacientes con VAB tienen la característica de que el flujo en la aorta ascendente tiene un movimiento helicoidal, que se propaga hasta el arco aórtico, lo cual no se observa en los voluntarios sanos o en alguna otra patología”.

El método, que funciona como una especie de medidor de turbulencia en el corazón, fue diseñado por Sotelo luego de cuantificar una serie de parámetros a partir de imágenes de resonancia magnética anatómicas y de velocidad del flujo sanguíneo.

“No basta el uso y análisis de la anatomía, sino que necesitamos concentrarnos en lo que está sucediendo de forma dinámica dentro de todo el sistema cardiovascular. Esta investigación busca entregar un mapa completo al médico especialista, para que pueda ver qué es lo que está sucediendo dentro del sistema cardiovascular del paciente”, explica.

Sotelo comenta que “el proceso de detección de la rotación del fluido es algo que se había visto anteriormente, pero no se había cuantificado, sólo se había analizado desde un punto de vista cualitativo. Esto quiere decir que los cardiólogos o radiólogos miraban las imágenes y seleccionaban la región de interés para ver en qué dirección estaba rotando el fluido y por cuanto tiempo”.

“Solo ha habido una publicación, de hace algunos años, en esta misma área en la que desarrollaron un análisis 2D que es bastante local y no permite tener un mapa completo de como se está moviendo el fluido dentro de la aorta en este caso en particular. Ahora con este método todo es mucho más simple y entregamos un valor cuantitativo a lo que anteriormente no se podía calcular”, agrega.

Sobre el método de medición de velocidad de flujo en tres dimensiones, el investigador indica que “se realiza a partir del uso de resonancia magnética, a través de una secuencia que se denomina contraste de fase 3D o también flujo 4D, es decir, tres dimensiones espaciales más el tiempo”.

“Estas imágenes son adquiridas en los resonadores magnéticos y al pos-procesar estas imágenes podemos tener una visualización de todo el campo de velocidad al interior del ventrículo y grandes vasos sanguíneos”, añade.

Sotelo, quien trabaja en conjunto con médicos e investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido), cuenta que “existe una relación directa entre la dilatación de la aorta ascendente y la circulación. A futuro pensamos realizar estudios longitudinales que nos permitan poder estandarizar la magnitud de este parámetro con respecto a la progresión de la enfermedad y de esa forma poder eventualmente predecir cuándo es adecuado operar a un paciente, no solo basándonos en la anatomía, sino en cómo se está comportando el fluido dentro del vaso sanguíneo”.

“Estamos tratando de automatizar todos nuestros métodos de cuantificación, segmentación automática, detección de fases cardíacas y adquisición para que posteriormente el médico especialista sólo deba apretar un botón y mirar los mapas 3D verificando si está en un rango normal o anormal. Pero para eso son necesarios estudios de estandarización en una población grande”, indica.

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El Periodista