Fuegos artificiales sobre calles vacías pasan la página del 2020

Los fuegos artificiales lanzados desde la Ópera de Sídney se elevaron hacia el cielo, pero el puerto de abajo estaba vacío como una ciudad fantasma, una despedida espeluznante para un año que no será echado de menos.

Ningún espectáculo de luces iluminará Pekín desde lo alto de la torre de televisión; los leones de Trafalgar Square en Londres estarán rodeados de vallas; y en Roma las multitudes no se reunirán en la Plaza de San Pedro, el Papa no dará misa y los juerguistas no harán su inmersión anual en el Tíber.

La bola caerá en Broadway, pero en vez de cientos de miles de neoyorquinos apiñados hombro con hombro en Times Square, los presentes serán un pequeño grupo preseleccionado de enfermeras, médicos y otros trabajadores clave y sus familias, distanciados en cerca de 2 metros.

Buen viaje, 2020. Hola, 2021.

Con más de 1,7 millones de personas muertas y 82 millones infectadas en todo el mundo desde la última Nochevieja, pero con la esperanza de que las nuevas vacunas puedan ayudar a controlar la pandemia, el final de este año es como ningún otro en la memoria.

En su decimosexto discurso de Nochevieja como canciller alemana, Angela Merkel lo dijo: “Creo que no exagero cuando digo: nunca en los últimos 15 años habíamos encontrado el año viejo tan pesado y nunca, a pesar de todas las preocupaciones y cierto escepticismo, esperábamos el nuevo año con tanta esperanza”.

“UN AÑO INFERNAL”

En la ciudad china de Wuhan, donde se originó la pandemia hace un año, se esperaba que miles de personas se reunieran en lugares populares en el centro de la ciudad para la cuenta regresiva hasta 2021. Algunos dijeron que estaban siendo cautelosos, pero no estaban particularmente preocupados.

“La seguridad es la prioridad”, declaró Wang Xuemei, profesor de 23 años y residente de Wuhan.

En Australia, donde los fuegos artificiales de la Ópera de Sídney se televisan en todo el mundo como la primera gran exhibición visual del año nuevo, se restringió el movimiento, se prohibieron las reuniones y se cerraron las fronteras internas. A la mayoría de las personas se les prohibió ir al centro de Sídney el jueves por la noche.

“Ha sido un año infernal”, afirmó Gladys Berejiklian, primera ministra del estado de Nueva Gales del Sur, que incluye a Sídney. “Ojalá el 2021 sea más fácil para todos”.

En Reino Unido, donde se detectó una variante altamente contagiosa del virus y la mayoría de la gente está bajo estrictas restricciones, las autoridades llevaron a cabo una campaña de mensajes públicos en vallas publicitarias y en los medios de comunicación instando a la gente a “ver el Año Nuevo de forma segura en casa”.

Asimismo, se erigieron barreras en lugares públicos de Londres como Trafalgar Square y Parliament Square.

En Italia, el país europeo con el mayor número de muertes por COVID-19, bares, restaurantes y la mayoría de las tiendas estaban cerrados y se estableció un toque de queda para la víspera de Año Nuevo entre las 22:00 y las 07:00 del viernes.

En Francia, donde también hay en vigor un toque de queda nocturno, no se permitirá que se reúnan más de seis adultos para cenar, pero habrá celebraciones. Pequeñas, tal vez, pero con estilo.

En “A la Ville de Rodez”, una delicatessen parisina de lujo, el gerente Brice Tapon preparaba paquetes de foie gras, trufas y paté para grupos de dos o tres.

“Me atiborraré de foie gras, champán y toda esta comida”, dijo Annie Chaplin, una clienta. “Y me quedaré en casa”.

*Reporte de oficinas de Reuters; escrito por Gareth Jones; editado en español por Carlos Serrano

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El Periodista