Aborto y Obamacare, dos temas que podrían enfrentar a Biden con la Corte
El Gobierno de Joe Biden podría enfrentar cierta resistencia en el Congreso, donde aún no tiene asegurado el control del Senado, pero sin dudas mantendrá una relación cuanto menos tensa con la nueva Corte Suprema y su mayoría ultraconservadora, especialmente cuando ésta decida sobre el sistema de salud conocido como Obamacare y el futuro del aborto legal.(Télam)
Durante su mandato, el presidente Donald Trump logró nominar a tres de los actuales nueve jueces del máximo tribunal, convirtiendo a la ajustada y a veces fluctuante mayoría de magistrados conservadores en una amplia y potencialmente estable mayoría ultraconservadora.
La última nominación fue al filo de la elección general de noviembre pasado y en contra de los pedidos de toda la oposición demócrata, de miles de personas que salieron a las calles y hasta de la propia magistrada que al fallecer creó la vacante: el símbolo progresista de la corte hace años, Ruth Bader Ginsburg.
Pese a los temores de los demócratas, activistas y analistas, esta nueva corte no aceptó las denuncias de fraude de la campaña de Trump, como tampoco lo hizo ninguno de los tribunales inferiores de los seis estados disputados.
Sin embargo, el pesimismo de estos sectores no desapareció frente a las próximas decisiones que debe tomar la corte, especialmente la inminente definición sobre la constitucionalidad del sistema de salud aprobado durante el Gobierno de Barack Obama, cuando Biden era vicepresidente: Obamacare.
El 10 de noviembre pasado, una semana después de las elecciones, la Corte Suprema escuchó argumentos sobre el pedido de inconstitucionalidad hecho por fiscales de Texas y abogados del Gobierno de Trump: dado que el Congreso redujo a cero la multa por no contratar seguro médico, la obligación que establece la ley -y que siempre fue criticada por los republicanos por considerarla muy intervencionista- debe anularse.
El presidente de la Corte, el conservador John Roberts, ya adelantó que los fiscales republicanos y el Gobierno de Trump intentan hacer en el tribunal lo que no pudieron hacer en el Congreso.
Sin embargo, gracias a las nominaciones del Gobierno saliente, el voto de Roberts ya no desempata como en los últimos años.
Si en las próximas semanas o días la Corte declara inconstitucional este pilar del Obamacare, supondría un primer golpe para el Gobierno de Biden, quien no solo sigue defendiendo ese sistema de salud, sino que prometió sumarle una opción estatal de seguro médico para competir con los privados y forzar una baja de los precios, una solución de compromiso frente a los sectores progresistas de su partido que reclaman una cobertura universal pública.
Esta batalla será central para un Gobierno que asumirá con el mandato primordial de controlar una pandemia que en el país ya contagió a casi 17 millones de personas y mató a más de 300.000.
El otro tema que nadie duda llegará a esta nueva corte es la posibilidad de revertir el histórico fallo de los años 1970 Roe vs Wade, que legalizó de hecho el aborto en todo el país y prohibió que los estados emitieran leyes para prohibirlo y criminalizarlo.
Ya existen varias causas que cuestionan el fallo en cortes inferiores en distintas partes del país y activistas de derechos civiles estiman que con la nueva composición del máximo tribunal los tiempos se acelerarán para que llegue lo antes posible.
Si esto sucede, nadie descarta que la nueva corte revierta el histórico fallo, lo que pondría al Gobierno de Biden -quien apoya el derecho de las mujeres a decidir- en la situación incómoda de tener que enviar, como prometió, un proyecto de ley al Congreso para legalizar el aborto.
Esa discusión sin dudas será extremadamente tensa y no se descarta un quiebre de la disciplina partidaria demócrata.
Los conservadores también tienen el ojo puesto en la nueva corte por otro tema que puede definir el balance de poder en la próxima década.
Estados Unidos tuvo este año su censo nacional y éste determinará no solo el número de bancas en la cámara baja del Congreso federal, sino que dará pie a que cada estado rediseñe sus distritos, una oportunidad que ambos partidos suelen utilizar para beneficiarse electoralmente y, por eso, puede terminar en los tribunales.