Golpiza a un hombre negro en Francia reabrió el debate sobre la violencia policial y el racismo
Las duras imágenes que muestran a los uniformados golpeando al productor de música negro, Michel Zecler, en la puerta de su estudio en París -que fueron difundidas el jueves por el portal web Loopsider- provocaron una ola de indignación en Francia. (Télam)
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, anunció la suspensión de los cuatro policías involucrados en una brutal paliza a un hombre negro en París, un caso que sacudió al Gobierno del presidente Emmanuel Macron y reabrió el debate en Francia sobre la violencia policial en plena polémica por un proyecto de ley sobre seguridad.
Macron se reunió anoche con Darmanin, a quien le pidió que tome medidas contra los policías en cuestión, indicaron fuentes gubernamentales a la agencia de noticias francesa AFP.
Tras la reunión, el ministro anunció la suspensión de los cuatro agentes involucrados en este caso de violencia policial.
Las duras imágenes que muestran a los uniformados golpeando al productor de música negro, Michel Zecler, en la puerta de su estudio en París -que fueron difundidas el jueves por el portal web Loopsider- provocaron una ola de indignación en Francia.
Los policías fueron convocados hoy por la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) y serán puestos bajo custodia para ser interrogados, indicó la fiscalía de París.
«Me llamaron varias veces negro de mierda mientras me golpeaban», denunció la víctima, que presentó una denuncia en la sede parisina de la IGPN.
Según su declaración, los tres policías llamaron la atención a Zecler porque no llevaba mascarilla. «Cuando intentamos interceptarlo, nos forzó a entrar en el edificio», escriben.
En las imágenes de las cámaras de seguridad, se ve a los tres policías entrar en el estudio agarrando al hombre y después darle puñetazos, patadas y golpes con una porra.
En las imágenes, el productor se resiste a que se lo lleven y después intenta protegerse el rostro y el cuerpo. La escena dura cinco minutos.
Los policías tratan después de forzar la puerta y lanzan al interior del estudio una granada lacrimógena.
La ola de consternación alcanzaba a las más altas esferas del gobierno y al mundo del deporte.
Macron dijo que estaba «muy consternado» después de ver el video, y prominentes estrellas del fútbol, como Antoine Griezmann o Kylian Mbappé, reaccionaron también con indignación al video que se hizo viral en las redes sociales.
«Las imágenes que todos hemos visto del asalto a Michel Zecler son inaceptables, nos avergüenzan; Francia nunca debe permitir que florezcan el odio o el racismo», dijo más tarde el mandatario en una serie de mensajes en Twitter.
El jefe del Estado aseguró que pidió a sus colaboradores que elaboraran «propuestas rápidamente» para «reafirmar el vínculo de confianza que debe existir naturalmente entre los franceses y quienes los protegen» y para «luchar más eficazmente contra todas las formas de discriminación».
La prensa también expresó su repulsa: «Nauseas», tituló el diario de Libération, en un portada en la que mostraba una foto del rostro cubierto de sangre de Michel Zecler, mientras que el vespertino Le Monde publicó, en portada, imágenes de los policías golpeando al productor.
Este caso sale a la luz en pleno debate en Francia sobre el polémico proyecto de ley «seguridad global», que reprime la difusión de imágenes de policías durante sus intervenciones.
El texto, que fue adoptado el martes por la Asamblea Nacional (Diputados) y debe ser examinado por el Senado, ha generado una viva polémica en los últimos días.
El artículo más polémico del texto castiga con un año de cárcel y 45.000 euros (53.600 dólares) de multa la difusión de la «imagen de la cara o de cualquier otro elemento identificativo» de los miembros de las fuerzas del orden en acción, cuando «atenta» a su «integridad física o psicológica», informó el diario Le Figaro.
Mientras los sindicatos policiales, la derecha y la extrema derecha lo aprueban, la izquierda y los defensores de las libertades públicas ven en dicha ley una «ofensa desproporcionada» a la libertad de informar y una señal de la deriva autoritaria de la presidencia de Macron.