Exiliada desde hace 25 años, escritora Taslima Nasreen ya no cree poder volver a Bangladés

La autora bangladesí Taslima Nasreen, exiliada de su país hace más de 25 años, cree que nunca podrá volver a Bangladés y lamenta la influencia creciente de los fundamentalistas islamistas, porque "cualquiera que se atreva a criticar los dogmas islámicos es asesinado o encarcelado", aseguró la escritora.(Télam)

«En todos los países musulmanes, las organizaciones fundamentalistas ganan terreno, ya sea Al Shabab, Al Qaida o Boko Haram», sostuvo Nasreen, quien tuvo que huir de Bangladés en 1994 cuando fundamentalistas islámicos la amenazaron de muerte, tras haber publicado el año anterior «Lajia», su novela más destacada, en la que describe la violencia contra las personas hindúes en su país tras el saqueo de la mezquita india de Ayodhya en 1992.

«Incluso en Europa, muchos fundamentalistas islamistas reivindican la sharia (ley islámica) en nombre del multiculturalismo», agregó Nasreen en una entrevista con la agencia AFP, que se realizó antes de los atentados que sacudieron Europa en las últimas semanas tras los recientes ataques en Austria y Francia.

Tras ser víctima de una «fetua», como se llama el edicto religioso que también recibieron escritores como Salman Rushdie, Nasreen vivió entre Europa, Estados Unidos e India, y a pesar de que ya pasaron 26 años de su exilio, no cree que pueda regresar a su país de origen: «Lo supliqué cuando mi padre estaba enfermo de muerte, pero (las autoridades de Bangladés) no me dejaron verle una última vez».

«El gobierno actual (en Bangladés) protege a organizaciones islamistas fanáticas -señaló-. La gente de las mezquitas y de las madrasas (escuela coránica) se han hecho poderosas, me matarán, pero lucharé por mi derecho a volver mientras esté viva».

Autora de unos 40 libros traducidos en una treintena de idiomas, nacida en el seno de una familia musulmana, Nasreen se hizo conocida en la década del 80 con una serie de artículos en los que condenaba la opresión religiosa y sexual de las mujeres en varios países asiáticos y, cuando decidió dejar de llevar el vestido tradicional, suscitó la ira de los fundamentalistas.

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El Periodista