El Diego

Por Bet Gerber (publicada en 2010 en la edición impresa de El Periodista)

“Argentina es una tierra de soñadores que, en lugar del presente, prefieren evocar el glorioso pasado y el futuro glorioso que de seguro les aguarda. Y Maradona sigue siendo la mejor prueba que tienen los argentinos de que los milagros son posibles»

Der Spiegel, 11 de junio de 2010

La frase publicada por Der Spiegel ratifica cuán afectos son algunos medios del hemisferio norte a pontificar sobre lejanas realidades.

El prestigioso semanario alemán no es el único que suele tener debilidad por pintar un paisaje en el que cada hogar argentino incluye altar consagrado a Evita y Maradona, en torno al cual los primitivos de las pampas adoran a sus ídolos. Sucede que la caricatura folklórica es pintoresca y vende bien.

Más allá de constatar que en cualquier latitud es posible publicar sandeces, el artículo forma parte de la infinita saga que atestigua una relación que ya supera las bodas de plata, como es la forjada entre la opinión pública mundial y Diego Maradona.

Dos imágenes marcan extremos de esta relación: una de hace pocos días, devolviendo de taquito la pelota al partido contra Corea y aquella de un Diego joven, que patea con gesto de feliz locura una botella de plástico que le tiraron al pasar durante un entrenamiento como seleccionado.

El personaje genera de todo, menos indiferencia. En estos días mundialeros abundan quienes apenas logran disimular un malicioso deseo de que Argentina falle para regodearse en el supuesto fracaso del DT. Parece que tanta salida del libreto standard no se banca y pocos pueden omitirse de juzgar con parámetros ordinarios a quien se caracteriza por lo extraordinario.

Así las cosas, el público mundial se podría clasificar en dos grandes grupos: quienes nos divertimos con el Diego y quienes se irritan a cada rato con él. Los detractores, a su vez, fundan sus condenas en dos líneas argumentales. La primera pasa por la adicción a las drogas que lo tuvo en jaque tanto tiempo, la segunda, por las declaraciones políticamente incorrectas que suele hacer.

En el contexto de la primera argumentación, mil veces y más se ha señalado lo nociva que resulta la figura de Maradona, alguien que cayó largo tiempo en las garras de las drogas, como “ejemplo para la juventud”. Cuesta entender que haya quienes comulguen con esta mojigatería de que cualquier tipo famoso, por lo que sea, deba ser un ejemplo para la juventud, la niñez o la humanidad. Y si de dar ejemplos se trata, se me ocurre preferible la resiliencia y capacidad de superación que implica dejar atrás una adicción, a la sospechosa pulcritud de héroes que jamás hayan conocido tropiezos de ninguna índole.

El tema de la drogadependencia da para varios tratados sobre pacatería: las mismas personas que se escandalizan frente al consumo de cocaína u otras yerbas, ni se inmutan ante la adicción masiva a los antidepresivos y al alcohol que inunda Chile. Dirán que no son comparables y desde luego, no pretendo subestimar los daños que provoca el consumo adictivo de drogas, sino invitar a blanquear alguna vez a todas sus víctimas y victimarios.

El otro capítulo fácilmente condenable del archifamoso, está compuesto por infinidad de declaraciones indigeribles para un público más o menos esclarecido o más o menos recatado. “Sabemos como son los franceses, y Platini es francés y se cree más que todo el mundo“, Diego dixit pocos días atrás, cuando todos sabemos que no se dicen esas cosas, ni nada que alimente estereotipos discriminatorios. Convengamos que más de una vez habremos tenido algún pensamiento por el estilo, pero el filtro funciona y callamos a tiempo. Diego, en cambio, habla sin filtro. Tal vez tenga que ver con que en Villa Fiorito, donde nació, no corre lo políticamente correcto, tanto menos cuando quienes viven allí son, para el mundo civilizado, unos “villeros de mierda”.

A principios de los 90, encuestas mundiales señalaban a Maradona como el personaje más conocido en el planeta. El costo que él paga por la sobredosis de fama es vivir eternamente bajo la lupa mundial; su desafío, sobrevivirla. Para el del resto de los mortales, el reto es despojarnos de los propios parámetros por un rato y disfrutar al Diego.

(Diego falleció al mediodía del 25 de noviembre a los 60 años)

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