Con la pandemia y crisis social en curso debemos lamentar un significativo aumento en los accidentes viales y en particular los relacionados con ciclistas.
Nuestra planificación urbana al respecto va muy lenta, la cultura y la tolerancia vial no debiera aprenderse por los problemas, malos diseños, políticas inexistentes o casi siempre proyectos inconclusos o parcialmente terminados.
Dese una mirada académica junto con entender y regular las velocidades es necesario generar un movimiento cultural amplio que parte con programas que eduquen a niveles de educación primaria y secundaria.
Esto existe en muchos países y genera un entendimiento, comprensión y puesta en valor de las enormes desigualdades de fuerza que deben convivir en el espacio vial. Es muy temprano cuando se es niño en donde los aprendizajes son profundos y marcan conductas para toda la vida. La selva sin ordenamientos y normativas claras permite más bien otro desencuentro ciudadano y resalta todo nuestro individualismo y favorece como siempre al más poderoso, quedando en último lugar los que caminan, que cada vez pierden espacios dentro de esta “no ciudad” en el sentido de lo público y una cultura vial no existente.
Se acaba de anunciar a nivel ministerial la tramitación de una nueva ley para que permita la instalación de foto radares y cámaras para multar a aquellos que excedan los 50 Km/h dentro de los radios urbanos. Un modelo probado en otros países con baja en los indicadores de accidentes.
Es indudable que la velocidad es un factor importante, pero estamos esperando anuncios que mejoren los diseños viales en todas sus escalas.