A 75 años del comienzo de los juicios de Nüremberg, la humanidad no olvida los crímenes nazis
Setenta y cinco años después del comienzo de los juicios de Nüremberg, en los que fueron juzgados 22 exjerarcas de la Alemania nazi, el proceso desarrollado en aquella ciudad constituye aún un valioso antecedente para condenar otros genocidios cometidos durante las últimas décadas. (Télam)
Los juicios de Nüremberg, iniciados el 20 de noviembre de 1945, sentaron también los estatutos de los delitos de carácter imprescriptibles, incluidos los crímenes de lesa humanidad.
Fue en esa ciudad alemana, precisamente, donde en las primeras décadas del siglo XX los nazis anunciaron las leyes raciales contra los judíos y donde después se montaron grandes desfiles en honor del dictador Adolf Hitler.
Sin embargo, el principal gestor del genocidio nazi, no pudo ser juzgado debido a que se suicidó junto con su esposa, Eva Braun, en el búnker de la cancillería alemana en Berlín, el 30 abril de 1945, según informes del Centro Simon Wiesenthal.
Además del führer, también se quitaron la vida el ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, junto a su esposa luego de matar a sus seis hijos, y el jefe de la Gestapo, Heinrich Himmler, tras ser capturado por los aliados.
La mayor dificultad consistió, entonces, en detener a los máximos responsables de los crímenes nazis que provocaron el genocidio de seis millones de judíos, junto con millones de otras razas, incluidos minusválidos y homosexuales, según el sitio web History.
El tribunal militar internacional, creado por los ganadores de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la ex Unión Soviética, llevó a juicio a 22 exjerarcas nazis a los que se los acusó de crímenes contra la paz, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad (extermino, deportación y asesinato).
El concepto de genocidio no se reconocerá en el derecho internacional hasta 1948, tras ser definido cuatro años antes por el polaco Raphael Lemkin.
El mariscal Hermann Goering, el número dos del régimen nazi, quien luego se suicidó antes de ser ejecutado, el ministro de Armamento Albert Speer y el editor del tabloide antisemita «Der Stürmer», Julius Streicher, descargaron toda la responsabilidad de las acusaciones en Hitler, mediante el concepto de «obediencia debida».
Tras realizarse 216 sesiones, el tribunal anunció su sentencia el primero de octubre de 1946. Por lo tanto, tres de los 22 acusados originales fueron absueltos y cuatro sentenciados a prisión por periodos de diez a 20 años, entre ellos Karl Donitz y Speer.
Además, el tribunal condenó a cadena perpetua a otros tres exjerarcas, entre ellos Rudolf Hess, quien llegó a ser lugarteniente de Hitler, aunque luego cayó en desgracia cuando viajó a Escocia en 1941, llevando un supuesto mensaje de paz del dictador alemán.
Un total de doce influyentes dirigentes nazis fueron sentenciados a la horca: Göering, Joachim Von Ribbentrop, Wilheim Keitel, el general de las SS Ernst Kaltenbrunner, el político Alfred Rosenberg, el abogado Hans Frank, Wilhem Frick, Julius Streicher, Arthur Seyss-Inquart, Fritz Sauckel, Alfred Jodl y Martin Bormann (en ausencia).
El 16 de octubre de 1946, a la una de una de la mañana, diez de los condenados a muerte fueron ahorcados.
Goering, sin embargo, se suicidó unas horas antes en su celda tragando una cápsula de cianuro para huir de la horca, pues la consideraba «indigno» de un soldado.
Todos los cuerpos, incluido el de Goering, fueron incinerados y sus cenizas esparcidas, para evitar que sus tumbas se convirtieran en lugares de culto nazi.
Hess, quien fue recluido en la cárcel aliada de Spandau, situada en Berlín, se ahorcó a los 93 años, el 17 de agosto de 1987.
Aunque los juicios de Nüremberg fueron criticados en su momento, los procesos judiciales contra los exjerarcas nazis son recordados en la actualidad como un hito que derivó luego en el establecimiento de una corte internacional permanente, según algunos analistas.